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Santo Domingo.- A veces, una oportunidad laboral parece mejor en el papel de lo que realmente es en la realidad. Es posible que desees aguantar un poco y darle una oportunidad, pero cuando tu nuevo trabajo comience a hacerte cuestionar tu decisión de levantarte de la cama cada mañana, puede que sea el momento de dar un paso atrás y reevaluar.

Si te preguntas si tu puesto es adecuado para ti, puede resultar útil revisar los numerosos factores que contribuyen a la gratificación profesional.
El trabajo no te permite utilizar tus fortalezas
Cuando empezamos a sentirnos desilusionadas con nuestro trabajo, generalmente es porque no tenemos suficientes oportunidades en el puesto para utilizar nuestras fortalezas. Antes de tirar la toalla, haz un inventario de las áreas de tu trabajo que te permiten aprovechar tus puntos fuertes y te dan energía.

No te sientes satisfecha
Tu trabajo puede ser adecuado para ti y hacer que te sientas más satisfecha profesionalmente si te sientes satisfecha personalmente con tu trabajo. Alternativamente, si no puedes abordar tu puesto con pasión y entusiasmo, es posible que no sea la mejor opción para ti.
No tienes idea de cómo tu función afecta a la empresa
La mejor manera de determinar si tu trabajo es adecuado para ti es conocer tu función en la empresa y el impacto de tu trabajo en los resultados de la empresa. ¿Estás satisfecha con la forma en que se utilizan tus habilidades? ¿Has descubierto cómo tu función afecta a la empresa? De lo contrario, lo más probable es que no seas la candidata perfecta para el puesto.

Te sientes demasiado negativa sobre el trabajo
Sabes que el papel que estás desempeñando no es el adecuado cuando no puedes encontrar alegría en el trabajo, satisfacción en una tarea completada o felicidad cuando se realiza una nueva tarea. Sentirte sarcástica, de mal humor, letárgica o negativa acerca de las tareas que tienes entre manos o desear pasar al fin de semana son señales seguras de que el empleo no se adapta a tus talentos y dones naturales.
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Santo Domingo.- En algún punto de la década pasada (dígase, entre el 2010 y el año innombrable) surgió un movimiento de una manera -en inicios- silenciosa, pero que, cuando colidó con el marketing, nos arropó desde todas las esquinas, casi como el polvo del Sahara lo hace ahora.

Entra el hustle culture. Un fenómeno que le “vio el lado positivo” a las crisis económicas de la época que hicieron que los profesionales (específicamente, los millenials) tomaran más de una fuente de ingresos y romantizaran todo el estrés que esto conlleva, hablando claro.
Este movimiento social moderno conoció a su aliada ideal, como si Batman conociera a Robin… pero vestida de rosado y con tacones: la cultura del girlboss.
Fuimos bombardeadas con blogs estilo revistas digitales en diferentes plataformas (como el mismo GirlBoss de Sophia Amoruso, lanzado en el 2017) y nos convertimos en el público meta de todas las marcas dirigidas a mujeres, atrayéndonos hacia este discurso, una taza con las palabras “U got this” y “Female CEO” a la vez.
Surgió un infinito mar de podcasts sobre empoderamiento femenino mezclado a la vida laboral y el mundo corporativo. Conectamos con las primeras influencers que usaban blazers y tacones , demostrándonos como son madres de 3 niños y logran malabarear esto con ser la líder de un exitoso negocio y -¡también!- ser una bestseller, invitada a todos los talkshows.
Con este dúo legendario, pasamos de “Tengo dos o tres trabajos porque los necesito” a “Tengo múltiples fuentes de ingreso ¡Y soy celebrada por eso!”. Con la premisa de que las mujeres lo podemos todo, sumado al “la gente joven lo puede todo”, estar dentro del llamado “hustle culture” se convirtió en una métrica de nuestra valía.
Un giro en los acontecimientos
Sin embargo, en esta nueva década, algo en el pensamiento colectivo cambió. No es que mágicamente dejamos de buscar nuevos trabajos y más fuentes que nuestros 9 a 5, pero si se agregaron ciertas preguntas:

“Espérate un momento, ¿Yo de verdad me estoy pasando los días enteros trabajando? ¿Cuánto tiempo tengo sin ver a mis amigos o mi familia? ¿De verdad necesito decirle que sí a todas las ‘picotas’? ¿En algún momento sentiré que mi ingreso es suficiente? ¿Me estoy priorizando?”
Y aquí, empezó el principio del fin de la cultura del joseo.
En buen dominicano, ya no tamo’ cogiendo esa
La conversación está cambiando y estamos empezando a poner el balance como una prioridad. Estas condiciones nuevas han cambiado aspectos cruciales de nuestras vidas (por ejemplo, las modalidades híbridas en los trabajos y las necesidades de horarios flexibles) y han significado un cambio en la forma en que los medios de comunicación se dirigen hacia sus consumidores.
Las empresas han pasado de lucrarse de la constante búsqueda de validación de las personas a parecer un defensor de la calidad de su vida y el balance que puedan encontrar entre sus deberes y sus derechos.
Incluso, las respuestas de los usuarios han cambiado. En las plataformas digitales, hemos empezado a ver como el contenido creado por las personas está resultando en una mezcla interesante entre “Soy una mujer con tres trabajos, una relación y una vida social” a “¿Tú sabes qué? Unas vacaciones desconectada del mundo cada 4 meses es justo y necesario…¡Y cuidao’ si me hablan de trabajo los fines de semana!”
En fin, hasta la belleza cansa y todo en exceso es malo
Al final de cuentas, lo que descubrimos es que ser abanderadas del trabajo incansable no es sostenible en el tiempo.
¡Pero no nos confundamos! porque una cosa no quita la otra. Todavía necesitamos las conversaciones alrededor del empoderamiento femenino, de las búsqueda de estabilidad económica y el alcance del éxito (sin importar cuál sea nuestra perspectiva). Lo que este tema nos ha enseñado es que no es que dejemos de ‘josear’ por lo que queremos, pero si es importante detenernos, respirar, descansar…y buscar un balance.
Porque siempre debemos ir detrás de lo que queremos y salir victoriosas en la carrera hacia el éxito… sin dejar que nuestra salud y estabilidad mental no nos acompañen en la línea de meta.
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Santo Domingo.- Puede haber momentos en el trabajo en los que tengas muchas tareas complejas, lo que puede hacer que tu jornada laboral sea un desafío. Es normal sentirse abrumada en el trabajo de vez en cuando, pero si tu salud y felicidad están sufriendo debido a la sobrecarga, hay algunos pasos que puedes seguir para volver a encarrilar las cosas. Sigue leyendo para aprender cómo no abrumarte en tu trabajo.

Toma tu tiempo
Una de las principales razones por las que las personas se sienten abrumadas en el trabajo es la falta de tiempo para hacer todo. Cuando esto sucede, es crucial dar un paso atrás y reevaluar tu situación. La gestión del tiempo es clave. Prioriza las cosas que debes hacer de inmediato y elabora un plan a largo plazo para asegurarte de no sentirte abrumada nuevamente.
Pide orientación cuando sea necesario

Asegúrate de pedir ayuda a tu supervisor para cumplir con todas tus tareas. Primero intenta obtener la mayor cantidad de información posible sobre la tarea que estás completando realizando una investigación en línea o revisando tareas similares que otros miembros del equipo completaron anteriormente.
Toma y deja
Sentirse abrumada en el trabajo es paralizante. En lugar de ver una pila gigante de responsabilidades y tareas y sentirnos inspirados para trabajar en ellas, terminamos estresadas, confundidas y en riesgo de agotamiento. Tómate un segundo y hazte una pregunta: «¿Qué una o dos cosas puedo quitar de mi plato que aliviarán el 80% del estrés que siento en este momento?»
Cuídate

Las cargas de trabajo pesadas y los plazos ajustados pueden convertirse rápidamente en noches largas y madrugadas, y eso suponiendo que puedas conciliar el sueño cuando llegues a la cama. El descanso es esencial para una mente sana y un pensamiento claro, lo que te ayudará a superar tu lista de tareas pendientes.
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Santo Domingo.- ¿Sabías que más del 50% de los empleados sufren estrés laboral? En la mayoría de los casos, provocado por alta presión en el ambiente de trabajo. La psicóloga dominicana Mónica Mejía afirma que la cantidad de personas atravesando el desgaste ocupacional son alarmantes. Inclusive, la OMS ya oficializó el Síndrome del Burnout como una enfermedad laboral.
Por esto, es importante saber que a veces debemos decir “no”. Aunque pueda resultar incómodo, surgen momentos en los que debemos establecer límites para cuidar de nuestra propia paz. Al fin y al cabo, si el trabajo vale tu salud mental, es muy caro.
Como reconocemos lo importante que es esto, contactamos a la psicóloga Mónica Mejía para que nos muestre cómo podemos establecer límites y cuidar de nuestra salud física y mental:

Apegarte a tu horario laboral
“Hemos pensado que dar la milla extra es trabajar sin horario…No, la estructura es necesaria”, asegura Mejía. Si ocho horas no te dan para hacer todas las tareas de un día, probablemente estés haciendo más de lo que deberías.
Delimita tus funciones
Ser proactivo no es poder con todo, mucho menos con lo que no te corresponde. Esto es una mentira que nos hemos creído, “quédate con lo que realmente es tuyo y da lo mejor en eso”.
Abraza la teoría de “los tres ocho”
Divide tu día de esta manera: 8 horas de descanso, 8 horas de ocio y 8 horas de trabajo. ¡Que viva el balance!
La herramienta por excelencia: se asertivo
Comunica lo que para ti es importante, lo que necesitas y deseas. “Hablar no es faltar el respeto, si lo haces desde la asertividad es madurez”, asegura Mejía.
¡No tienes que ser perfecto!
“Repite esto una y otra vez”, sostiene la psicóloga. El intentar la perfección nos esclaviza. No vales por lo que haces, sino por lo que eres, y ya eres suficiente.
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Santo Domingo.- Si eres como nosotras y adoras la moda, lo más probable es que en cuando termina la semana de trabajo comienzas a preguntarte: “¿Qué me pondré para ir a la oficina el lunes?” Te entendemos, elegir un buen atuendo toma tiempo, así que decidimos recopilar cinco looks que puedes usar cada día para tu semana en la oficina:
Lunes

El lunes es el día en el que todas elejimos nuestras mejores piezas para ir la oficina. Para empezar la semana, elige un pantalón de vestir gris, una blusa manga larga de color blanco, y agrégale un toque especial al acompañarlo de unos zapatos de tacón amarillo y un chaleco de suéter del mismo color.
Martes

Como si el lunes no fuera suficiente, los martes también solemos vestirnos con igual excelencia. Este día te recomendamos usar una blusa negra, zapatos de tacón de juego y un patalón de vestir de cuadros color gris, decorado con un cinturón marrón.
Miércoles

Un look monocromático al año no hace daño. Inlcuso, puede ser el más fácil de armar. El miércoles opta por una blusa sin mangas negra, acompañados de un pantalon de vestir y zapatos de tacón del mismo color.
Jueves

¡Todos amamos un business casual! Para el jueves, te recomendamos escoger este estilo e irte por un blazer color beige, una blusa blanca de cuello alto, unos pantalones jeans estilo straight y zapatos de tacon color marrón.
Viernes

¡Es viernes! La semana ya va a finalizar y la mayoría solo desea irse a casa. Elige un look fresco y relajado como un vestido largo negro, acompañado por un blazer beige y unos zapatos de tacón que estén en juego con el vestido.
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Santo Domingo.- Si hay algo en que todas estamos de acuerdo es que uno de los días que te pueden crear más nervios en la vida es iniciar un nuevo trabajo; después de todo es un lío ser la nueva. Acostumbrarse a distintas reglas, relacionarse con tus compañeros y familiarizarse con tu trabajo no es nada fácil. Por esto, hicimos una lista de cuáles cosas sí debes hacer y cuáles no si te encuentras iniciando un trabajo nuevo:
No llegues tarde
Una cosa que nunca te puedes permitir como novata es llegar tarde. Es algo básico: ¿quieres demostrarle a tu jefe que aún sientes entusiasmo e interés de pertenecer a la empresa? Pues organiza tu horario y llega a tiempo a la oficina.
Escucha todo
La razón por la cual empezar un nuevo trabajo puede resultar arrolladora, es porque te encontrarás recibiendo constantemente nueva información. Por esta razón, debes escuchar toda información que te brinden, y en especial anotarla (créeme, lo agradecerás más adelante).

No seas tímida
¡Suéltate un poco! Preséntate a tus nuevos compañeros de trabajo, y más adelante pídeles consejos. Relacionarse con nuevas personas puede ser un reto para algunos, pero es sumamente importante conocer a tus nuevos compañeros y dejar una buena impresión.
Pregunta
Como alguien dijo alguna vez: “A quien teme preguntar, le avergüenza aprender”. Debes comprender que jamás está demás preguntar y preguntar. Nos hace ver más interesados de aprender, dispuestos y curiosos.

Vístete formal
Recuerda: tu ropa comunica, así que escoge piezas formales acorde al tipo de empresa en que trabajarás de ahora en adelante. Ahora bien, tampoco te excedas o optes por ropa formal si se trata de una startup. Conoce la compañía.
No pierdas la paciencia
¡Comenzar un nuevo trabajo no es algo sencillo! Estás en un nuevo lugar, así que ten paciencia con tu desempeño. Nadie hace las cosas perfectas en el primer intento. Pide ayuda cuando lo necesites y no dudes en preguntar una y otra vez.
Y lo más importante, disfruta el momento y se tu misma en todo momento.
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Santo Domingo.- Todas las personas que trabajamos tenemos esos días en el que nos topamos con problemas tras problemas a tal punto de que pensamos que son infinitos y no tienen solución. ¿Sientes que estás a punto de explotar por este estrés pero no puedes hacer nada porque te encuentras en la oficina? Descuida, aquí te mostramos 4 cosas que puedes hacer para poder relajarte y continuar tus labores.
Tomate un descanso

Para evitar el agotamiento, necesitamos tiempo para reponernos y volver a nuestro estado relajado previo al estrés. Ahora bien, para poder reponernos necesitamos desconectarnos completamente del trabajo. Tener un momento en el que no realicemos actividades relacionadas con el trabajo ni pensemos en el trabajo. Anímate a dar una caminata breve o a comer tu snack favorito. En el caso de que no puedas abandonar tu espacio de trabajo, cierra los ojos por un momento y haz ejercicios de respiración.
Establece límites

En el mundo digital actual, las personas suelen asumir que uno está disponible las 24 horas del día. Establece algunos límites entre el trabajo y tu vida. Uno de estos límites podría ser establecer la regla de no revisar el correo electrónico del trabajo en la casa o no contestar el teléfono durante la cena con tu familia. Crear estos límites te permitirá separar tu vida personal con tu vida laboral, lo cual reducirá el estrés que acompaña estas dos vidas juntas.
Aprovecha tu tiempo libre

Recuerda: ¡puedes tomar vacaciones en tu trabajo! Anímate tomar estas vacaciones y pasa un buen rato en un lugar nuevo que siempre hayas querido conocer o en tu casa, todo es válido. Si no cuentas con vacaciones aún, puedes optar por alejarte de la ciudad durante un fin de semana (largo o no).
Aprende otras maneras de manejar el estrés

Apóyate de las distintas técnicas de relajación. Técnicas como la meditación y los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a disipar la mente, y por consecuente reducir el estrés. Te alentamos a tomarte unos minutos cada día para concentrarte en tu respiración, en caminar un rato o disfrutar de una comida que te guste.
¿Cómo afecta el estrés laboral en nuestra salud?
Es importante aplicar estas prácticas anteriores cuando sentimos estrés laboral, pues esto puede empeorar nuestra salud de la siguiente forma:
- Padecimientos cardíacos
- Dolor de espalda
- Depresión y agotamiento
- Lesiones en el trabajo
- Problemas del sistema inmunitario
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Si te sientes sobrecargada laboralmente, que las tareas nunca se acaban, que todo te lo ponen a ti, que nada tiene límites y que tu jefe te vive faltando el respeto constantemente hablándote en horas no laborales, déjame decirte que este artículo fue hecho especialmente para ayudarte. Es cierto que cuando estamos trabajando para una empresa debemos cumplir metas y obtener objetivos, pero la realidad es que existe un limite saludable que nunca debería sobrepasarse y si tus horas fuera de tu horario laboral se están viendo afectadas por tu trabajo, tienes que poner limites ¡ya mismo! Para darte una mano, consultamos al psicólogo clínico, Ricardo Pichardo ¡toma nota y a la acción!
Hablemos de límites
Cuando hablamos de este tema, lo primero que nos llega a la cabeza es la idea de que debe haber una agresión, de que hay que levantar la voz o ser grosero para poder ser escuchado. Nada más lejos de la verdad. Pichardo asegura que poner límites como su nombre lo indica es determinar cuál es mi espacio, cual es el territorio que me corresponde, es establecer qué permito, en ese espacio. Es decirle al otro lo que estoy dispuesto a tolerar e incluso cómo me gustaría que fuera el trato.
Es la decisión de darse uno mismo un lugar y desde allí establecer la relación con los demás.
Ricardo Pichardo

Para lograr esta meta no es necesario ser mal educado. No es necesario levantar la voz o dejar que el enojo y la ira hablen por mí. Es simplemente decirle a los demás hasta donde pueden llegar sin la necesidad de enojarme.
¿Cómo poner límites a mi jefe?
En el caso específico del jefe, cualquiera diría que esto complicaría el asunto, pues en el espacio laboral hay una jerarquía que debemos respetar, pero esto no quiere decir que debemos permitir atropellos o malos tratos en nuestra relación que es única y exclusivamente laboral.
El psicólogo sugiere que lo primero que debemos establecer es de qué manera sentimos que el jefe agrede ese espacio personal del cual hablamos, ¿llama o me escribe fuera del horario laboral? ¿me asigna trabajos fines de semana? ¿siento que la carga laboral es mucho más alta de lo que por contrato habíamos acordado? Luego de establecer cuál es, a mi entender, la transgresión, podemos simplemente decirle como esa situación nos hace sentir y como nos gustaría que fuera el trato en lo adelante.

«Para tener relaciones fáciles hay que tener conversaciones difíciles», continua el experto. Pero, estas conversaciones deben partir desde nuestras emociones. Cuando hablamos de nuestras emociones, sin acusar a nadie, desarmamos a nuestro interlocutor, pues le dejamos sin argumentos. Todo lo contrario, sucede cuando iniciamos una conversación de esta naturaleza acusando al otro y nombrándole como “abusador”, “explotador”, “inconsciente” etc, pues, aunque sea verdad lo que le decimos, cuando acusamos de esta manera, se levanta un muro entre las personas y su ego inmediatamente buscara la manera de defenderse, aunque sepa que el otro tiene la razón.
Por supuesto, que hay casos y situaciones que debemos manejar. Si en una oportunidad nos piden una colaboración extra, quizás no es motivo para conversar, puesto que hay ocasiones en que el trabajo amerita de nuestra milla extra, lo insano o disfuncional seria que esto se convierta en una constante donde peligre el espacio personal y la calidad de vida que todos nos merecemos.
A esto, el psicólogo Ricardo Pichardo le llama resolución positiva de conflicto y sostiene que lo podemos poner en práctica en toda conversación difícil que se nos presente. Recuerda que poner límites te ayudará a mantener una relación saludable con tu pareja, compañeros, jefes, y, por encima de todo, contigo misma. ¿Te atreves a hacerlo?
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Decenas de horas de trabajo, reuniones interminables y miles de mails esperando por respuesta, así se podría definir la jornada laboral de millones de personas. Por eso, no es para nada raro que luego de pasar por días estresantes se quiera ir a pasar por un after work para botar el golpe y ¿por qué no hacerlo con nuestros compañeros de trabajo? al final pasamos más tiempo con ellos que con nuestra misma familia. Pero ¿sabes cómo marcar una línea divisoria entre lo laboral y personal cuando se está consumiendo alcohol y pasándola tan bien? Aquí te contamos 4 cosas que definitivamente no debes hacer para que no des una impresión equivocada.
«El after work es una especie de descompresión entre el trabajo y el hogar. Es un puente para cruzar y acomodarnos psicológicamente desde la esfera de lo profesional a la de lo personal», explica Mauro González Hernando, socio fundador de la empresa de investigación de mercados Punto de fuga.

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No tomes de más
Recuerda que el alcohol desinhibe, y esto aplica hasta para una copa. Lo ideal es que conozcas tus limites, si sabes que cuando te bebes dos cócteles ya te sientes muy feliz lo ideal es que pares y empieces a tomar agua.
Si los demás te dicen que te tomes otro trago, puedes apostar por la vieja confiable: No puedo chicos, recuerden que voy a manejar más tarde y prefiero estar lo más sobria posible.
En el libro The Essentials of Business Etiquette: How to Greet, se detalla esta regla, y resulta que es una de las más importante porque al hacerlo corres el riesgo de hacer cosas que no harías si estuvieras sobrio.
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Usa ropa adecuada
No es una buena ocasión para usar escotes, vestidos apretados y mucho menos faldas muy cortas. Lo preferible es que uses la ropa que llevabas en la oficina o si quieres, ese día prepara un look que se vea profesional pero un poco más sofisticado para que al legar al bar solo te quites una pieza y el look siga perfecto.

3. Recuerda que tus actos hablan por ti
No es el momento, ni el lugar para convertirte en la reina del after, tu comportamiento de extrovertido podría traerte riñas con tus demás compañeras.
Trata de no hablar mucho de tu vida personal, debes aprender a dividir lo personal de lo profesional, ellos no deben saber que no eres feliz en algún aspecto de tu vida, mucho menos que no te sientes bien en el trabajo. ¡No es el escenario adecuado!
También olvida temas como la política y la religión, siempre generan disputas. Mejor habla sobre tus hobbies, sueños y alegrías, a todos nos gusta las conversaciones positivas.
4. Olvídate de coquetear con tus compañeros
¡Evítalo a toda costa! Mucho más en un ambiente donde el alcohol este de por medio. Coquetear en el after se convertirá en el nuevo chisme de la oficina, y seguro tu no quieres eso.
Trata de ser lo más profesional y medida posible con todos de igual manera, que no se note un trato especial hacia nadie y olvídate de subir fotos a las redes sociales muy pegada o abrazada de alguien, se vería muy inapropiado.

Ya te pasamos las reglas de oro que no puedes romper si quieres seguir siendo exitosa en tu actual empleo, el arte de la vida está en dividir espacios y saber cuáles son los adecuados para cada cosa, Si quieres mantener la tranquilidad emocional personal y laboral, disfruta del after work tomando en cuenta estos puntos.
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¿Sientes que cuando hablas no te escuchan? ¿Qué por más bien que pienses que te estas comunicando el mensaje no se entiende? Si estás en el trabajo hablando con una compañera del equipo y sientes que la información no llega porque no realiza nada de lo que le explicas, podrían estar creando un equipo disfuncional. Te contamos algunos tips para fomentar la escucha activa, ayudarte a mejorar el rendimiento laboral y lograr una comunicación asertiva.
«Se necesita coraje para pararse y hablar. Pero mucho más para sentarse y escuchar» Winston Churchill

Aplica la estrategia 6×3
Las personas aprenden de manera diferente, algunos por ver las cosas, otras por oír, algunos a través de la práctica y así sucesivamente. Laura Carvajal, experta en liderazgo y desarrollo humano, afirma que a medida que practiques la comunicación, utilizarás diferentes técnicas.
Carvajal invita a probar su estrategia de comunicación Ganar Bien 6 × 3: es repetir la información crítica al menos seis veces a través de tres o más canales. Por ejemplo, para comunicar un nuevo procedimiento, es posible utilizar el correo electrónico, una reunión de personal y reuniones uno-a-uno para cumplir sus tres canales.
Explica los “por qué”
El portal Grande Pymes afirma que explicar las razones de tus decisiones al equipo es un paso muy acertado porque la falta de respuesta de las personas es el resultado de no comprender las consecuencias de su acción u omisión. También al explicar y pasar los detalles, los haces parte de algo.

Comprueba la comprensión
El portal de empresas insiste en que la mejor forma de comprender algo es comprobando lo escuchado porque una idea rara vez es tan clara para el oyente como lo es para el emisor. Nos invita a pedir a nuestros oyentes a repetir lo que escucharon y lo que entendieron.
Trabaja en tu credibilidad
Laura insiste en que si tú equipo puede decir: “Tú no sabes lo que estás hablando”, y tienen evidencia para respaldar esa conclusión, no te debe asombrar ser ignorada. La credibilidad se construye, no se exige. Si tú no sabes lo que estás haciendo en un determinado ámbito, admítelo y busca a otras personas con la experiencia necesaria para complementar lo que sabes.

Cuando tu equipo de trabajo no puede confiar en ti o en tu conocimiento, tendrás que pelear una batalla cuesta arriba, que no se podrá ganar en el largo plazo.
Escucha a tu equipo
¿Tú le prestas atención a los miembros de tu equipo cuando te hablan? No puedes pedir atención y comprensión, no puedes pedir algo que no das. Cuando uno escucha fortalece la conexión con su gente y aprende qué áreas de formación, ejecución y rendición de cuentas necesitan atención extra.

Es esencial darse cuenta de las fallas del equipo para poder trabajar en base a ellas. La toma de conciencia y la proactividad son claves al momento de solucionar los problemas laborales, debemos recapacitar si escuchamos a nuestros compañeros y si no, aplicar los tips anteriores. Algunos pequeños actos podrían mejorar muchísimo tus interacciones laborales.
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