The Substance (2024) de Coralie Fargeat explora el género del horror corporal con un giro que resulta muy interesante. En su segundo filme, Fargeat se esfuerza por exponer la percepción negativa que se tiene de la vejez. En la película seguimos a Elisabeth – interpretada por Demi Moore -, una celebridad cuya carrera va en decadencia cuando es formalmente despedida al cumplir sus 50 años. A raíz de esto, el equipo de un laboratorio sospechoso se acerca a ella para ofrecerle una droga. Supuestamente, esta droga la ayudará a convertirse en una “mejor versión” de sí misma. Sin embargo, la droga solo termina convirtiéndola en su versión más joven, quien es interpretada por Margaret Qualley.
En el 2012, Mika Ninagawa hizo algo similar con su filme Helter Skelter. En este, seguimos a una joven estrella que se ha sometido a cientos de cirugías cosméticas ilegales, todo para mantener su estatus como la estrella más relevante de Japón. Sin embargo, las cirugías comienzan a tener efectos secundarios y la protagonista entra en un episodio psicótico. Mientras que es cierto que ambas películas entran dentro del género del horror corporal y siguen una temática similar, The Substance explora un aspecto que Helter Skelter ignora: el aborrecimiento hacia la vejez.
En una entrevista con la actriz Michelle Yeoh (protagonista de Everything, Everywhere, All At Once) para la revista Interview Magazine, Moore reveló que lo que le llamó la atención sobre el guión en primer lugar fue la forma tan única en que explora la vejez. No solo esto, sino que también aborda temas como el condicionamiento social y el concepto de encajar en la idea de la «mujer ideal» que nos ha impuesto la mirada patriarcal.
«En esencia, se trata del daño que nos hacemos a nosotros mismos. […] mostrando esa violencia detrás de nuestros pensamientos, cómo nos atacamos a nosotros mismos», comentó Moore. La actriz además habla sobre el gran poder que tiene saber que lo que nos hacemos a nosotros mismos es una decisión, y que podemos tomar decisiones diferentes.
La presión social y el rechazo a la vejez
No es secreto para nadie que los diferentes medios audiovisuales han traído como consecuencia una ola de inseguridad masiva entre las mujeres. Constantemente somos bombardeadas con fotos de modelos, vídeos de YouTube que nos enseñan cómo perder peso en dos semanas… En fin, estamos rodeadas de cientos de contenidos que nos dicen cómo debemos vernos y qué debemos hacer para lograrlo. No obstante, lo cierto es que muchas veces estas prácticas pueden ser dañinas para nosotras.
Desde hace décadas, tener alguna operación estética se ha vuelto algo normal. No solamente celebridades, sino que miles de personas como tú y yo se someten a estos procedimientos estéticos. El objetivo de estas prácticas es el de «mantener su belleza» y no mostrar signos de envejecimiento. El Botox, los fillers y los levantados faciales son algunos ejemplos de estos procedimientos. El rechazo colectivo que se tiene hacia la vejez incluso ha impulsado a las empresas a crear cientos de productos para prevenir marcas de envejecimiento. Hoy en día, podemos encontrar desde cremas para la cara hasta gelatinas de colágeno comestibles.
Pero, ¿por qué este rechazo? En nuestra sociedad, se nos ha hecho creer – en especial a las mujeres – que la imagen lo es todo. Es precisamente por cómo los demás nos perciben a través de nuestra apariencia que hemos vuelto una prioridad que dicha apariencia se acerque lo más posible a la perfección. Una cara sin manchas y sin arrugas, un cuerpo deseable y capaz – estas son las cosas que tanto deseamos y que la vejez nos quita. De ahí el rechazo.
Cambiando la mirada
Resulta muy interesante como The Substance aborda el tema de la vejez a través del género del horror corporal, especialmente porque puede sentirse algo aterrador cuando nuestro cuerpo empieza a cambiar. Sin embargo, es importante que hagamos un esfuerzo colectivo para cambiar esta percepción negativa que se tiene sobre el envejecimiento. Las manchas en la cara y las arrugas no son imperfecciones, son pruebas de una buena vida vivida. Al ver las arrugas de mi abuela, no pienso en cómo ella se vería mejor sin ellas, mas bien pienso en todas las veces que tuvo que haberse reído para que se le marcaran de esa forma. Y aunque ya nuestros cuerpos envejecidos no les parezcan sexy a casi nadie, son como un libro; un libro lleno de un sinfín de historias maravillosas.
A sus 61 años de edad, Moore habla de cómo ha aprendido a amarse a sí misma a través de los años, pero que no ha sido fácil. La actriz comentó que en una industria como Hollywood, si eres mujer, una vez llegas a los 40 años se vuelve más y más difícil que aparezcan roles interesantes, o que realmente exploren la belleza de esta edad. Sin embargo, a pesar de la falta de atención a las personas mayores, Moore no tiene planes de detenerse, expresando su deseo de poder seguir innovando.
Existe una necesidad de que en el cine se haga un esfuerzo por resaltar la belleza existente en la vejez, en los cuerpos que muestran el paso del tiempo; ya que se ha demostrado que este séptimo arte tiene un gran impacto en el imaginario social. La vejez también es hermosa: es una muestra de resistencia y sabiduría. Una muestra del sol tomado, los guayones cogidos y las risas con amigos.
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