Bienestar

Consejos para sobrevivir a un ambiente laboral tóxico

  • 22 septiembre, 2016
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Todo resulta ser positivo en tú trabajo si hay un buen ambiente laboral, pero cuando no es así, tu vida en la oficina puede convertirse en un verdadero tormento. Por eso es importante que sepas como lidiar y cómo actuar cuando no te sientas cómoda ya sea con tu jefe, tus compañeros o simplemente con la energía del lugar.

Pon en práctica estos consejitos que tenemos para ti, para que aprendas a llevarte bien con todo tu alrededor y a ser feliz mientras los aplicas.

¡Buena suerte!



1. Deja de quejarte: Puede que no te sientas cómoda con las políticas de la empresa, con las actitudes de tu jefe o con tus horarios laborales, y esto te lleve a estar quejándote continuamente, pero cuidado, procura siempre que esas opiniones no salgan de tu boca con nadie de tu círculo laboral. Es muy importante que siempre muestres respeto hacia tu empleo, y si de verdad no aguantas, desahógate con tu novio, esposo, padres o hermanos, pero intenta siempre ser imparcial con tus compañeros. Nunca sabes quién podrá estar escuchando y además de esto, las quejas siempre traerán amargura a tu vida.

2. Sé respetuosa: Para sobrevivir a un ambiente laboral tóxico debes de dejar de ser tóxica tú misma. Saluda, pide el favor, despídete y trata a todo el mundo con amabilidad, puede que tu ejemplo inspire a los demás y poco a poco tus compañeros adopten tus mismas actitudes.

3. Comunícate por la vía más adecuada: Cada persona tiene sus gustos hasta en la forma en la que se comunica. Trata de averiguar por qué método es más fácil comunicarte con cada uno de tus compañeros y hazlo de ese modo, algunas personas prefieren un email, otras una llamada, algunas reunirse cara a cara, otras un simple chat, ¡existe de todo.! Solo procura hacerlo de la manera más adecuada y de responder siempre a todo lo que se te pida. No hay nada más feo que dejes a una persona esperando una respuesta durante días.

4. No uses el tiempo de los demás: Si necesitas de otras personas para realizar tu trabajo, trata de ser organizada para que todo se pueda realizar en el tiempo preciso. Aunque tú seas la jefa, no es de buen gusto que pienses que las personas siempre tienen que estar a tu disposición a la hora y en el momento que tú desees. Obviamente siempre existirán las emergencias, trata de que no siempre sea así.

5. Pide solo la ayuda necesaria: Las personas que piden demasiados favores tarde o temprano se vuelven molestosas. No está mal pedir ayuda claro está, pero antes de solicitarla, pregúntate si de verdad tú no puedes hacer algo o buscar la manera para resolverlo.

6. Cuidado con las redes sociales: Estos medios de comunicación aunque tu creas que son súper privados a veces no lo son. Nunca se te ocurra quejarte de tu trabajo o de tus compañeros por estas plataformas. A veces nosotros mismos damos las armas para que nos perjudiquen.

7. No crees ni lleves chismes: Aunque te mueras de ganas por saberlo todo, trata siempre de mantenerte al margen, escucha pero no repitas. En la oficina hay veces que debes olvidarte de las amistades y dedicarte mejor a hacer tu trabajo.

8. Reconoce siempre tus errores: Afrontar la verdad siempre será una buena cualidad. Reconoce tus errores, si algo salió mal no busques culpables y busca mejor, una solución, de igual forma si ves una actitud o un error de algún compañero, trata de hablar primero con el antes de acusarlo con su supervisor.

9. Colabora siempre dispuesta: Ayuda tanto como puedas a tus colegas, sobre todo si los ves en apuros. Actúa pensando en que si todo el equipo funciona, habrá mejor ambiente en la oficina y, de esta manera tú también te verás beneficiada.

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Bienestar

Cuando un cliente intenta enamorarte

  • 31 marzo, 2014
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Qué difícil, ¿no?, porque no puedes pararte e irte sin antes conseguir tu objetivo. Hablamos con Brenda (nombre ficticio), mercadóloga, y por lo tanto vive de las relaciones. Su experiencia de más de cinco años la ha convertido en una maestra en el manejo de situaciones incómodas con un cliente. Una de ellas, que te enamore.

Si el cliente que te ayudará a conseguir tu objetivo en tu empresa muestra interés hacia ti, manéjalo con estos trucos:

– No te reúnas sola con él



Dile que irás con una amiga que también está involucrada en el proyecto para que quede claro y no parezca que le huyes, así evitas el comentario de que te invite a otro sitio o simplemente a acompañarte a tu destino. Si el encuentro es en un evento social, tampoco acudas sola. Recurre a excusas para no extender la noche, así los tragos no afectan tu juicio ni el de tu cliente. «A mí me funciona decir que mi amiga está tomando antibióticos», nos dice Brenda.

– Batea los piropos con humor

El humor es tu mejor barrera. Úsalo a tu favor y no perderás a tu cliente. Ríete, dile: ¿tú me estás relajando?, amigo, ¡no me relajes!, ¿en serio?. «Cada vez que un cliente aprovecha los silencios para halagarme, me río, y si somos contemporáneos en edad, utilizo frases como estas acompañadas de risas para que sienta que no le compro su idea y así continuar con mi di$cur$o».

– Privacidad en las redes sociales

Las configuraciones de privacidad serán tu mejor aliada. Facebook te permite filtrar tu contenido. Coloca a ese cliente en esa lista negra para evitar que comente tus fotos y publicaciones personales.

– Sé una artista del ‘switch’

Y cuando no veas otra salida a sus insinuaciones, recurre al ‘octavo arte’: el arte del ‘switch’. Tu tema principal es el trabajo o acuerdo, no te salgas de ahí. Si identificas que el cliente está cerca de hacer un comentario que pueda incomodarte, habla de trabajo. Así dejas las ofensas en un segundo plano, tú consigues lo que quieres y él no tendrá por qué rechazar tu propuesta. Incluso puedes relacionar su comentario con algo que redirija al motivo de la reunión.

Necesitarás mucha práctica, pero la comunicación todo lo puede. Cuéntanos tu experiencia.

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Entre dos ofertas de trabajo

  • 26 enero, 2014
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El que dice que es suertudo/a  aquel al que le toca elegir entre varias ofertas de trabajo, nunca ha tenido varias ofertas de trabajo. Es una situación que demanda mucho a nivel mental y emocional, pues es una decisión con el potencial de estancar o avanzar tu carrera profesional.

Así que no estás sola/o si estás comiéndote las uñas porque no sabes qué oferta de trabajo te queda mejor. Y lo mejor, hay formas de hacer más fácil tomar esa decisión:

Piensa que en realidad sí tienes mucha suerte: hay que admitirlo, en un país donde la tasa de desempleo es de un 14%, verte en la posición de rechazar trabajo es señal de que vas por buen camino (algo estás haciendo bien). Entender esto es importante para evitar tomar decisiones apresuradas o motivadas por las razones incorrectas.



*Por ejemplo, una razón incorrecta sería irse por el ‘prestigio’ de la empresa. Si sólo estás considerando una de tus ofertas porque se trata de un sitio conocido, no porque te gusta la posición disponible, puede que lamentes esa decisión en poco tiempo.

Elige lo que te conviene: la revista financiera Kipling exhorta a pensar en más que el salario a la hora de elegir un empleo. No se trata sólo de cuál ofrezca más, sino de cuál vaya mejor con tu estilo de vida.

*La locación es importante cuando piensas en la relación salario-gastos de transporte, y también lo son el área donde se encuentra, el ambiente de trabajo y los beneficios a largo plazo que ofrecen. Cuando tomas estos en cuenta, importan mucho más que la cantidad de ceros que habrá en tu cheque mensual.

Sigue tu instinto: si cierras los ojos, ¿dónde te imaginas trabajando? La visualización es clave en la toma de decisiones. En alguna parte de ti, es probable que ya sepas cuál oferta quieres aceptar, pero te sientes insegura/o porque temes que dejar de lado el otro signifique perder un chance o cerrar una puerta.

¿Y qué si se cierra? No porque las puertas están ahí debes pasar por todas ellas. A la hora de tomar una decisión tan importante como el camino que transitará tu vida profesional, vale más lo que te diga tu instinto que cualquier consejo: sólo tú sabes lo que quieres.

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En diciembre «mi mejor amiga es mi agenda»

  • 21 diciembre, 2013
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organiza trabajo fin de año

«Mi mejor amiga es mi agenda», fue la primera respuesta que recibimos de Jennifer Bello Matos, coordinadora en el departamento de Mercadeo de la compañía de telecomunicaciones Orange, quien sin importar el formato (papel o electrónica), es su recordatorio de pendientes. Como en esta navidad, así como se gana un doble sueldo también se trabaja el doble. Toma nota, no olvides y subraya por cada actividad que finalices y verás como el fin de año te sabrá a gloria.

Róbale el tiempo al tiempo. ¿Cómo así?

La clave está en «aprender a manejar el tiempo, anotar por orden de importancia y enfocarse en concluirlas tomando en cuenta ese orden de la prioridad».



Me divido, en la mañana me enfoco en ponerme al día con mis correos y en contestarle a todo el mundo y en la tarde me dedico a mis tareas pendientes. La doctora, madre y compañera Carolina González, experta en administrar su tiempo, insta a que identifiquemos cuál es nuestro horario más productivo para trabajar y así decidir cuándo hacer nuestras actividades.

Fija un límite para cada tarea

Jennifer se pone  una fecha tope para cada tarea. «Así me preocupo de terminarla», nos dice. Su mejor consejo es «anotar todo y cumplir con los tiempos que te estableces» y nunca posponer. Como bien reza el dicho: ‘no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy’. Te la modificamos para que no se te olvide: no dejes para el 2014 lo que puedes hacer en el 2013.

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Sobre hacer negocios en familia

  • 17 noviembre, 2013
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Una cosa es ayudar de pequeña en el negocio de tus padres los fines de semana, otra muy diferente es trabajar en el negocio de la familia como adulta o joven, y otra más es trabajar con un pariente fuera de la familia nuclear. Trabajar con familiares es un negocio con muchas implicaciones que si no se maneja bien, puede terminar afectando la compañía, y desatando lazos afectivos.

Puede parecer sencillo de momento, puedes flexibilizar tu horario y sentir que el ambiente es de más confianza que si trabajaras en un lugar más grande o con más extraños. Sin embargo, aunque los beneficios inciales pueden parecer que valen la pena, hay que recordar que esta misma confianza puede prestarse para excesos y poca productividad.

No obstante, no significa que las cosas no pueden funcionar. El Grupo Corripio, Centro Cuesta Nacional, a nivel local, y Koch y Bechtel, a nivel internacional, son sólo algunas de las grandes corporaciones exitosas que son negocios de familia en su naturaleza.



Hay que saber mantener la cabeza en el juego y saber «que a veces parecerá que el trabajo nunca termina» dijeron para Deborah J. Torras y Frank Martínez en una entrevista del 2004 para la revista legal GPSolo, una pareja que trabaja y viven juntos. «Pero nos servimos de apoyo, y pasamos tiempo juntos, lo que vale la pena», agregan como uno de los beneficios.

Trabajar en familia no será fácil. Trabajar no es fácil. No es tan sencillo como mantener la ‘cabeza fría’, porque inevitablemente, se trata de seres humanos lidiando con seres humanos. Aunque en teoría se puede hablar de separar las cosas de trabajo y las cosas de familia, esto es inaplicable en la práctica.

Lo que sí se puede hacer es pensarlo bien antes de involucrarte en un negocio como éste en primer lugar. No accedas a trabajar con tu familia porque es lo que se supone que debes hacer, hazlo solamente si tienes interés verdadero. Amar lo que haces es el primer combustible para el éxito, y la familia que cree en lo que hace unida, permanece unida.

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Cómo saber si eres un mal jefe

  • 16 octubre, 2013
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Los/as malos/as empleados/as siempre odiarán a sus jefes. Siempre tendrán una razón para justificar su poca capacidad de cumplir con sus responsabilidades en las debilidades de su jefe, siempre tendrán un motivo para criticarlo/a. Los/as malos/as empleados/as siempre odiarán a cualquiera que espere de él/ella que cumpla con su trabajo.

Los/as malos/as jefes también odiarán a sus empleados/as. Les molestarán quienes hagan un trabajo que los haga sentirse amenazados/as, encontrarán algo que decir de los/as que hacen sólo lo que le corresponde, y se llevarán bien con los/as que les hagan cumplidos (aún si no hacen nada más que eso).

Es que los/as malos/as trabajadores/as siempre se caerán mal entre sí. Tendrán juegos para buscar culpables cada vez que algo sale mal dentro de la operación, y estarán siempre más alerta a las fallas del otro/a que a sus responsabilidades.



Hay muchos/as malos/as jugadores/as que hacen muy malos juicios en las carreras profesionales. Por eso, es difícil saber si tú eres uno/a de ellos/as cuando estás a cargo de un equipo. Si tienes una mala relación con tus empleados/as, ¿será por qué estás haciendo algo mal o porque son un equipo egoísta o mal direccionado? ¿Eres tú o son ellos/as?

Es difícil saberlo a ciencia cierta. Pero al menos podemos coincidir en que estas actitudes que compartieron algunos lectores y lectoras sobre lo que hacen sus jefes definitivamente rompen con la armonía en el lugar de trabajo, y que francamente, ponen a cualquier empleado/a los pelos de punta:

JEFE2* Cuando exige que se dirijan a él/ella como si fuera un patrón y los empleados/as sus sirvientes.

* Cada vez que toma vacaciones y se pone a mandar más correos que cuando está en la oficina. O se siente culpable de irse, o no confía en sus empleados/as.

* Grita e insulta si alguien tiene una opinión contraria a la suya.

* Pide que le hagas trabajos que son claramente su responsabilidad.

* Espera que estés disponibles a toda hora.

* Todo lo necesita “lo más pronto posible” o “para ayer”. Parece desorganizado y hace sentir como que estuviera quitándole importancia a las cosas que ya tienes pendiente.

* Es pasivo-agresiva/o. Si tiene alguna corrección, lo hace como una indirecta.

* Llega tarde y se va temprano todos los días, y dura semanas en procesar pedidos de días libres.

* Cambia completamente los trabajos que entregas, pero nunca explica qué estás haciendo mal, o cómo puedes mejorar.

* Es irresponsable, y por eso aunque pide las cosas tarde, exige que se hagan de inmediato.

* Nunca responde los correos.

* Pide que le mandes correos que ya le habías enviado.

* No sabe escribir bien.

* Se toma el crédito cuando las cosas salen bien, y te culpa cuando salen mal.

* Te reclama cuando se le olvida algo, porque se supone que “debiste habérselo recordado”.

* Nunca admiten cuando se equivocan. Y cómo se equivocan.

* Actúan como que son tus dueños/as, no tus jefes.

* Saltan de repente con algo que “puedes hacer de una vez y entregar rápido”.

* Cuando te piden que dejes de hacer algo para completar otra cosa, y como quiera esperan que termines lo que dejaste a tiempo.

*Comprometen tu tiempo frente a clientes sin consultarte primero.

Si eres jefe, y te sirve el sombrero para alguno de estos hábitos (que son sólo algunos de una lista larga), es momento de reflexionar y empezar a mejorar.

Bienestar

¿Vale la pena hacer una maestría en el exterior?

  • 1 octubre, 2013
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Según estadísticas del Banco Central, la tasa de desempleo en República Dominicana es de un 14.3%. Esto no excluye a profesionales dominicanos, quienes una vez graduados de la universidad y preparados para embarcarse en la siguiente etapa, se encuentran con que el mercadeo de empleo está copado, o manejado por el tráfico de influencias.

Eliset Rodríguez, recién graduada de una maestría en Administración en universidad de Estados Unidos, admite que es difícil encontrar empleo en su área con el sueldo que su preparación amerita. “No soy la única”, agrega, “muchos de los que volvieron conmigo luego de terminar su maestría están en la misma situación.” Es como si no hubiese espacio en la economía para quienes quieren hacer un buen trabajo.

Combinado con las complicaciones del sistema estatal de becas para maestrías al extranjero, o la inversión que implica en caso de no optar por una educación subsidiada, el panorama no luce bien para la educación superior más allá de la licenciatura. Aunque se aprecia el valor de esta titulación, muchos se cuestionan si vale la pena a largo plazo.



Para Rodríguez, la experiencia académica que se obtiene es tan importante como la titulación. “Conocimiento y experiencia van de la mano”, aclara. Para ella, hay que determinar primero lo hasta dónde se quiere llegar como profesional y luego saber qué oportunidades decidirás aprovechar.

John Green, autor estadounidense de novelas para jóvenes adultos (“Bajo la misma estrella”) y videoblogger, aporta una perspectiva interesante al tema, propone que las cosas que valen la pena no se miden sólo por la retribución económica, sino por la oportunidad que ofrecen de maximizar tu nivel de satisfacción tanto profesional como personalmente.

Conmigo

Competencias peligrosas

  • 30 septiembre, 2013
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Hay quienes nunca pierden. Sea que transformen una discusión sobre manzanas en una sobre naranjas para desorientar cuando no tienen la razón, o inventen nuevas reglas para los juegos de mesa, algunos/as toman el sentido de competencia a nuevos extremos.

Este tipo de comportamiento es común en las personas con una personalidad tipo A. Según estudios que datan de los 1950, este tipo de personalidad es contraria a la denominada personalidad tipo B. Mientras las personas ‘tipo A’ son propensas a ser competitivas, llevar trabajo a casa constantemente, agobiarse y ser obsesivos con ser los mejores en su área, las personalidades tipo B son más calmados, tienen menos madera de liderazgo y no son tan obsesivos con ganar todas sus batallas.

Se ha discutido bastante sobre esta categorización de los tipos de personalidad, actualmente hay consenso en que las implicaciones de los comportamientos individuales trascienden una doble categorización tan sencilla (lo más probable es que todos tengamos un poco del tipo A y el B, dependiendo de las circunstancias).



Sin embargo, saber si tienes algunas de las actitudes asociadas con la personalidad tipo A según Meyer Friedman and Ray Rosenman (los primeros en describir estas personalidades), podrían ayudarte a saber si estás explotando el lado negativo de la naturaleza competitiva de cualquier ser humano:

* Te irritas con facilidad durante discusiones sobre temas aparentemente neutrales
* Eres temperamental
* No tomas tiempo para disfrutar tus logros
* Eres propenso/a a ser hostil, o a ofender en discusiones
* Sólo disfrutas los juegos o deportes que sabes que puedes ganar
* Hablas, caminas o comes con aceleración
Tratas de ser el/la mejor en más de una cosa a la vez

Si encuentras que tienes comportamientos idénticos a los descritos, debes recordar calmarte un poco. Si bien es cierto que la teoría original de Friedman y Rosenman de que este tipo de personalidad podría causar complicaciones cardíacas ha sido desmentida, las actitudes hostiles o agresivas no resultan en una competencia saludable, sino en la alienación de todos aquellos con los que quieres o debes relacionarte para lograr tus metas.

No se trata de no competir, sino de aprender a disfrutar el juego.

Conmigo

Mi pasión o mi pensión

  • 24 septiembre, 2013
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peqdreamsA la consciencia le gustan mucho las historias de éxito. Historias de personas que logran sus objetivos aún cuando las probabilidades están en su contra, de animales sin extremidades que cuidan a sus dueños, de gente que sobrevive a accidentes trágicos y de gente que renuncia a su trabajo para perseguir sus sueños.

A veces hacen falta esas historias, sirven de inspiración a quienes necesitan un último empujón para lograr algo grandioso. A veces también hacen daño. Distorsionan la percepción de aquellos cuyas dudas radican en inseguridades e incertidumbre sobre el futuro y confunden sobre la cantidad real de personas que verdaderamente consiguen logran sus sueños poco convencionales.

Pensemos en la industria del entretenimiento: según datos del gremio de actores de Estados Unidos (SAG), la tasa de desempleo de los actores que pertenecen al sindicato es de 85%. Las cifras son iguales en otros aspectos del mundo del cine, en la industria de la música o el Internet.

Con tanta competencia y tantas personas compartiendo las mismas ambiciones es casi imposible lograr el éxito. Entonces, ¿no deberías tener sueños? ¿No deberías perseguirlos? ¿Hay que resignarse a un trabajo que no te haga feliz pero que sea suficiente para vivir?



No necesariamente (a menos que tener suficiente para vivir sea lo que satisfaga). Lo que hay que saber es hacerse las preguntas correctas. No medir tu éxito con la misma vara de los demás, sino de acuerdo a si estás haciendo lo que verdaderamente te satisface (sea lo que sea que eso signifique). Lo que hay que saber es que quien está a cargo de sus decisiones, quien sabe lo que le conviene; es una/o mismo/a.

Si quieres empezar un blog de zapatos de papel, pero te sientes tranquila manteniendo un trabajo fijo al mismo tiempo mientras mantienes el blog, esa es tu decisión. Si decides lanzarte sin paracaídas, debes hacerte responsable del salto. Y debes asegurarte de que no lastimarás a nadie si caes.

Es cierto que muchos lo logran. Para Hiranya Fernando, fundadora de Lumiere, una agencia de servicios de entrenamiento profesional, quienes lo logran persiguen sus sueños a pesar de sus circunstancias. Quienes lo logran, no tienen opción, tengan un plan B como respaldo o no, porque su dedicación, su pasión no es condicional.

Quienes lo logran, no sueñan; hacen.

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Cómo pedir un aumento en mi trabajo

  • 4 septiembre, 2013
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officeINNo son muchos quienes sienten que ganan el sueldo que merecen. En un mundo que cada vez más busca que los negocios sean costo-efectivos a toda costa, los empleados son quienes siempre reciben la vara más corta. Si bien son los jefes los que deben darse cuenta de que empleados mal pagados son empleados poco productivos; como empleado/a, tienes el deber de darles un ‘empujoncito’ de la mejor forma que puedes: pidiendo lo que quieres.

Si crees que el trabajo que realizas amerita mayor compensación, sea por tus habilidades, el tiempo que has invertido, o el esfuerzo que pones cada día, asegúrate de tomar esto en cuenta a la hora de solicitar esa reunión con tus superiores:

¿Lo mereces de verdad?

Trata de ver tu desempeño desde fuera: ¿tienes resultados tangibles de que has hecho un buen trabajo? ¿Estás cumpliendo con todas tus funciones de forma efectiva? ¿Estás cumpliendo funciones que van más allá de tu descripción de trabajo? ¿Tus labores consumen mucho más horas a la semana de las que hablaron al principio? ¿Cómo es el salario de una posición similar a la tuya en otras empresas?



Son cosas que determinan si deberías estar ganando más dinero en la posición en la que te encuentras. Algunos piensan que su salario debe aumentar por motivos personales, o porque su estilo de vida lo exige, pero esas no son las prioridades de la empresa. Primero asegúrate de que de verdad seas elegible según los estándares de tu lugar de trabajo, y por supuesto, investiga cuánto sería un aumento adecuado dado tu puesto.

Conoce las políticas de tu empresa

Si tu empresa enumera ciertos requisitos a cumplir para aplicar a un aumento de sueldo, debes conocerlos. Si los cumples, esto es un punto a tu favor. Si no, conviértelos en tu meta para lograr aplicar en el futuro.

Toma la iniciativa

El día a día hace que nos sean atribuidas labores que originalmente no están dentro de nuestras funciones; esto casi nunca significa que te pagarán más por ello. Cuando se da esto, algunos optan por quedarse callados y guardar rencor contra sus jefes. Los más inteligentes convertirán estas labores en puntos a su favor. Organízalas y hazlas parte de una propuesta formal de por qué mereces ganar más. Incluye además otras cosas que podrías comenzar a aportar a la empresa por una mayor inversión. Recuerda que eres como un producto en tu vida profesional: mayor inversión, mayor calidad.

Aprovecha las ofertas

Si eres bueno en tu trabajo, de seguro no eres el único que lo nota. Aprovecha las ofertas de trabajo como una oportunidad para escalar en un lugar donde ya te conocen. Demuéstrale a tu jefe que eres valioso en los ojos de otros. Pero sé cuidadoso, no suenes arrogante u ofensivo, y bajo ninguna circunstancia alardees de algo que no tienes.

Pídelo en beneficios

Hay que ser realista. Merecer algo no significa poder tener algo. Quizás tu empresa está bajo un presupuesto apretado, o tu salario ya es tan competitivo como podría ser considerando tu puesto. Cuando las circunstancias parecen girar en esa dirección, puedes optar por un aumento en beneficios. Un mejor plan de salud, un horario más acomodado a tus necesidades, o un préstamo empresarial–mientras esté dentro de los beneficios disponibles (otra vez, conoce los requisitos y políticas de tu lugar de trabajo) puedes pedirlo.

*Siempre ten en cuenta que en una buena empresa, hay una cartera de beneficios disponibles para los buenos empleados, sólo hay que tener la confianza (y las aptitudes) para pedirlos.