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Hoy te escribo como quien lanza una botella al mar, sabiendo que quizás nunca llegue a tus manos, pero creyendo —con la fe ciega de una nieta— que el amor sabe abrir caminos invisibles y las almas que comparten un cariño indescriptible, nunca realmente se separan.
Te extraño. No por costumbre, sino porque todavía hay un silencio muy tuyo que persiste. Todo parece estar un poco menos lleno desde que no estás. Pero aún así, te pienso. Porque en mí sigues viva, abuela. En cada gesto, en cada palabra que se parece a la tuya, en cada recuerdo bordado con tu voz.
A veces, me dicen que me parezco mucho a ti, y ese es el halago más precioso que pueden darme. Tengo el pelo igual de corto que tú, y los ojos llenos de sueños como en algún momento tú los tuviste. Me gusta leer con el alma puesta en cada página y esa pasión, sin duda, es tu herencia. Hay algo tuyo en mí, y ese algo me sostiene. Un hilo invisible que me ata a tu ternura y a tu fuerza.

Nunca entendí del todo cómo podías tener tanta dulzura en las manos y al mismo tiempo tanta firmeza en la mirada. Te convertiste en un refugio sin pedir nada a cambio, fuiste casa y escudo. Y aunque los años pasen y el mundo insista en seguir girando, hay días en los que me detengo solo para recordarte, para hablarte bajito, como si aún pudieras responderme. Como si tu ausencia no supiera hacerse tan presente.
Con el tiempo aprendí que el amor verdadero no muere, solo aprende a volar y regresa a la casa de Dios. A veces se vuelve estrella, otras veces se esconde en los sueños, e inusualmente regresa en forma de aroma… pero siempre, siempre encuentra la forma de abrazarte. Porque el amor de abuela nunca se despide, sólo se vuelve invisible.
No sé si las almas leen cartas. No sé si el cielo tiene buzones. Pero igual te escribo. Porque el amor no se calla solo porque duele. Porque hay amores que no caben en el olvido.
Gracias por haber sido tanto, por haber amado tanto. Donde quiera que estés, quiero que sepas que aún te busco entre los sueños… y que, aunque no me leas, te pienso con el corazón en las manos.
Con amor,
Mariale.
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Santo Domingo.- Las familias se expanden y crecen. Aunque cuando oímos la pabara «familia», no solemos imaginarnos a los abuelos, lo cierto es que estos tienen un rol preponderante en el desarrollo de las generaciones que les siguen.
Los abuelos representan para sus nietos otra figura de autoridad en la cual resguardarse, crecer y desarrollarse emocionalmente. El acompañamiento de los abuelos generan estabilidad y protección en la familia de sus hijos, siempre y cuando se te tengan los límites claros.

Funciones de los abuelos
En el estudio «Funciones que desempeñan los abuelos» publicado en el 2010 por la revista científica Redalyc se tomó una muestra de 600 abuelos y se determinaron los principales roles de los abuelos:
-Cuidador: predomina en las familias monoparentales. Habla de los abuelos como un soporte para cuidar y atender a sus nietos cuando sus padres no pueden o se lo solicitan.
-Compañeros de juegos: en todas las edades esta función sobresale.
-Historiador Familiar: «guardian de la sabiduría familiar». Son los portadores de las historias, cuentos y anécdotas del árbol genealógico. Una función que permea en la integración de la familia y en la propia estabilidad del abuelo para sentirse como un ente útil mientrás avanza de edad.
-Transmisores de conocimientos y valores morales: el estudio dice que las abuelas influyen más en las creencias de sus nietos. Son consejeros y sabios que orientan a sus familias.
-Modelo de envejecimiento y ocupaciones: la importancia del ejemplo. Los abuelos se convierten en referentes para sus nietos y modelos a seguir. Además de que les permite comprender y respetar el valor de las personas de la tercera edad (si los abuelos no son jóvenes por su puesto).

-Amortiguación entre padres e hijos: contribuyen a la estabilidad de las familias siendo mediadores de conflictos. Los abuelos influyen en sus nietos directa e indirectamente.
-Ayuda en momentos de crisis: suelen ser un soporte emocional y económico en momentos de emergencias.
-Amor incondicional: son dadores de amor y cariño. Este amor incondicional puede variar en la percepción de cada nieto dependiendo no solo del trato, pero de la cantidad de visitas que reciben de sus abuelos.
-Confidentes y compañeros: suelen ser amigos y guardianes de secretos. El estudio establece que al tener una actitud más de «comprensión» que la que tenían de «juicio» con sus hijos, sus nietos se sienten mejor entendidos.
-Consentidor: miman y siempre lo han hecho. Hay que tener cuidado con mimar en exceso y la sobreprotección. Por eso hay que poner límites.
Límites en su rol
Para algunas familias la intervencción de los abuelos pueden representar un aspecto negativo en la crianza de sus hijos. Cuando no hay límites claros surgen conflictos que pueden confundir a los infantes y generarles una sensación de que deben decidir entre sus abuelos o sus padres.
Para evitar situaciones de dicha índole, se ponen los límites claros desde el principio con una comunicación asetiva. Informándoles los hijos a sus padres sobre las decisiones que han tomado en la crianza. Decisiones que los abuelos deben respetar, aunque esto no quiere decir que no puedan aconsejar o mediar en ciertas circunstancias.
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Los consejos de las abuelas son muy valorados, y es que ellas no solo te los brindan porque saben de lo que hablan, sino también porque volver a lo básico, en ocasiones, siempre es bueno. Hemos tomados tres recomendaciones de las abuelas para esos males diarios que sufrimos las mujeres.
Ojos secos
Por el uso continuo de la computadora, tabletas y celulares, nuestros ojos sufren de resequedad. La resequedad ocular es una problemática que a veces ni las lentillas pueden solucionar. Pues bien, la abuela te aconseja llevar siempre en tu cartera unas gotas de colirio específicas para la resequedad. Estas las venden sin prescripción médica en las farmacias.
Piernas y pies hinchados
Las largas horas laborales, el ir de aquí para allá, hacen que tus piernas y pies no estén igual a como saliste de casa. Ese largo día se nota en la hinchazón que se presenta cuando llegas a casa y te quitas la ropa de trabajo y los zapatos. La abuela te recomienda buscar agua caliente y echarle unas cuantas cucharaditas de sal para relajar tus pies. Una vez hagas esto, usa una crema de efecto antinflamatorio que te ayude a drenar la retención de líquidos. Masajéalas por unos cuantos minutos, y te aseguramos, estarás como nueva.
Ampollas en los pies
Por lo general los zapatos nuevos que amamos, en ocasiones nos provocan ampollas en los pies porque el material está nuevo, y nuestros pies aún no se adaptan. Aunque te parezca tonto, el consejo de usar una ‘curita’ o ‘bandita’, puede hacer que aguantes tus zapatos por mucho más tiempo.
Estos son los consejos de quienes saben de verdad de qué hablan: las abuelas. Así que de vez en cuando es bueno ir a lo básico para solucionar problemas de todos los tiempos.
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