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Los cuentos infantiles SÍ son importantes

  • 21 octubre, 2019
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Los niños leen cuentos cada vez menos. Un estudio de 2014 encontró que el número de pequeños que lee por diversión va disminuyendo.

Entonces, ¿cómo logramos que los niños lean y entiendan los mensajes de los cuentos? ¿Cómo hacen los cuentistas para hablarles a los pequeños? El escritor de cuentos infantiles Yuan Fuei Liao  nos quita las dudas.

Hay que empezar a leer

La lectura de cuentos, o de otros géneros, tiene múltiples beneficios. Creo que de eso estamos claros. Por si las dudas, Yuan resalta que motiva “las conductas de imitación (…) amplía la capacidad de concentración y de comunicación y aumenta nuestras posibilidades léxicas, ortográficas y comprensivas”. 

Las historias infantiles dejan “enseñanzas imperecederas en la mentalidad de los ´cuentioyentes o cuentilectores´, ellos “deben tener acceso a la fantasía, a lo real contado como si fuera ficticio (y a lo ficticio contado como si fuera real)”.



A esto se le agrega que ayudan con “la capacidad analítica y de abstracción, con la formación de criterios y el desarrollo del pensamiento creativo: la mente se expande en conceptos y en entendimiento (…) ¨. Los cuentos hacen que los pequeños vean realidades ajenas y lejanas “sin necesidad de viajar”.

Algunos piensan que a los niños pequeños hay que dormirlos con cuentos. Creo, más bien, que los cuentos son para despertar a los adultos. Quizás los niños no son adultos inmaduros, sino que los adultos somos, con frecuencia, niños atrofiados. Recordamos la llamada de Jesús de Nazaret a ser como niños. Jesús mismo es el modelo: usa cuentos para despabilar. Es un cuentacuentos itinerante que enseña con parábolas, para que oiga quien tenga oídos para oír.

¿Cómo inculcar el hábito de la lectura?

Desarrollar ese gusanito amante por la lectura no se logra por sí solo en la mayoría de los casos, “el cerebro humano no viene programado para leer. La lectura es un aprendizaje que necesita de metodologías”.

Yuan recomienda que desde el nacimiento, los pequeños tengan un acercamiento con las historias. “Hay que exponerlos permanentemente al contacto con los libros (que los toquen, huelan, etc.) y con las letras, además de la narración oral”.

Si no sabes por dónde empezar Yuan nos sugirió los libros ilustrados, texto + imágenes. “A los niños les fascinan los álbumes ilustrados. En Santo Domingo, un lugar para encontrar buenos álbumes ilustrados es el Rincón de Cuentos, de la autora y cuentacuentos Anya Damirón, en Galería 360.

Trata a los niños como adultos

Un cuento es un diálogo: alguien nos está contando lo que piensa, y aprendemos a escuchar.

El escritor tiene dos hijos, de nueve y seis años y entiende que para escribir o dirigirse a ellos no es necesario hacerlo con un lenguaje “infantilista”, por ejemplo, cargado de muchos diminutivos. “Hay que comunicarse con ellos como seres pensantes que son. No subestimar su capacidad de entender la realidad y el desarrollo de su imaginación,” agrega.

Según el cuentista, los niños tienen la mente menos “contaminada” y aún no han perdido la capacidad de asombro a diferencia de los mayores que, con pensamientos más esquematizadas, a menudo les resulta más difícil dar rienda suelta a su ingenio.

Resalta como ellos (los infantes) son “maestros” para nosotros, para aprender a no tener miedo y que tampoco pensamos qué es “absurdo”.

Pero mi hij@ solo se la pasa en el celular

Esto es quizás lo que muchos padres ven como un impedimento. Pero Yuan nos dice que la tecnología es aliada de los libros:

Ciertamente, los niños consumen de los formatos nuevos, pero estas plataformas pueden ser herramientas para ayudarles a que aprendan mejor a leer libros. Por ejemplo: Libros que se animan con el celular… aquellos cuyas ilustraciones puedan ser escaneadas por el celular o la tableta… Cuentos cuyos protagonistas, por una aplicación, tengan el nombre del niño o la niña que los lee… Libros interactivos, incluso musicalizados, que muestran que las nuevas tecnologías potencian las posibilidades lectoras de los niños…

Los niños de ahora son nativos digitales, están familiarizados con cientos de aplicaciones. Los cuentos tradicionales, pueden ser recontados desde otra óptica: “¿Qué hubiera pasado si el Patito Feo tuviera un celular para tomarse un selfie? ¿Qué innovaciones en los diseños de sus viviendas adaptarían los tres cerditos si hubieran jugado Minecraft? ¿Caperucita Roja hubiera llegado a casa de su abuela antes que el lobo, si hubiera usado Google Maps? Si Pinocho hubiera tenido WhatsApp para comunicarse con Gepetto, se hubieran ahorrado muchas aventuras y desventuras”.

Aprovechamos para preguntarle qué piensa acerca de estas nuevas adaptaciones de los clásicos de Disney, a lo que respondió “Los clásicos de Disney ya eran distorsiones de los cuentos tradicionales. Las recientes adaptaciones de esos clásicos son debidas a su necesidad de adecuarse a los tiempos actuales por asuntos mercadológicos”.

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¿Has pensado cómo sería tu vida si de repente cuando todo iba perfecto, tu salud se deteriora y pasas de estar bien, a estar discapacitada, obligada a comenzar desde cero?

Anya Damirón estaba materializando sus sueños de ser escritora de cuentos infantiles luego de haber estudiado Publicidad, pasar por ocho años trabajando en ocho publicitarias como creativa y copywriter, cuando de repente en el 2015 su salud empieza a deteriorarse por motivo de una  malformación cerebral. Investigaron su enfermedad durante nueve meses hasta dar con ella. La operaron. Luego surgió un problema con el líquido cefalorraquídeo, lo que le fue quitando sus habilidades motoras y fue intervenida en varias ocasiones, hecho que la condenó a tres meses de internamiento y una larga recuperación en la que tuvo que aprender a hacer muchas cosas desde cero.

Antes de pasar por esa situación Anya decidió emprender un nuevo camino, dejó su trabajo en las publicitarias y ahí surgió la idea de hacer cuentos ocurriéndosele hacer una unión de lo que más le gustaba: escribir, crear y trabajar con personas de diferentes pensamientos.



“Yo había escrito un poema que parecía un cuento, lo adapté y fue mi primer libro, se llama “Niño soñador” y fue publicado junto a los Cuentos de Lucía, con los que más adelante creé una colección con el mismo nombre y lo publiqué de forma independiente en el 2008”.

Cuando esta carismática creativa decide escribir los cuentos encuentra en Pablo Pino, ilustrador argentino, un aliado, a quien conoció a través de su blog e inmediatamente comenzaron a trabajar a distancia con 16 cuentos inéditos.

Sus primeros cuentos eran de tapa dura y decidió cambiarlos a una versión económica para que sea más asequibles al público. “Comencé a visitar colegios, a hacer la presentación del libro y ahí mismo los vendía. Hice libros para otras personas como el personaje de Leo de Leche Milex, otro para Diario Libre y Ayudemos a Andrés para Caminantes por la Vida.

Ser madre de un niño pequeño y no poder atenderlo debe ser muy duro, pero Anya encontró una manera de compartir con su hijo Max, empezó a transmitirle su amor por los cuentos. “Max tenía dos años y de las pocas cosas que podía hacer con él era leer, me lo ponían en la cama y yo jugaba con él con algunos juegos grandes y leíamos cuentos. Cuando él comenzó a repetir, responderme, hablar, preguntar, yo descubrí que era buena y se convirtió en lo que a él le gustaba hacer conmigo. Luego él me entraba sus amiguitos al cuarto para que yo les contara cuentos”.

 

En una segunda etapa luego de empezar a recuperarse de las cirugías, aún muy débil pero cansada de estar en casa, fue al centro recreativo infantil, Peképolis, y les solicitó el teatro para crear un espacio donde pudiera contar cuentos, era algo que nunca había hecho y no tenía idea de cómo hacerlo. Pidió  apoyo a algunas marcas y así empezó. “Lo hice una vez y me pidieron que lo vuelva a hacer y lo sigo haciendo. Al principio no tenía fuerzas, todo el entorno me agotaba. Con el tiempo pude aguantar más y ya hoy lo hago hasta tres veces en un día”.

Hoy en día Anya cuenta sus cuentos en Peképolis, Ágora Mall, Galería 360, Blue Mall, cumpleaños, escuelas y colegios, actividades infantiles y a través de su canal de Youtube, Anya Damirón

Dulce, cariñosa y empática, Anya es poseedora de un carisma especial pues con su particular vestimenta de blusa de rayas horizontales, leggings negros y botas rojas de goma ha logrado ganar el corazón y la atención de los niños y padres espectadores.

 

Cuando se recuperó publicó su libro más especial SuperNiños, un cuento que trata sobre la inclusión social y el valor de los discapacitados. “Lo publiqué luego de haber sido discapacitada y entender que tenemos un valor y somos capaces de hacer grandes cosas. Hay muchas cosas que todavía no hago cómo manejar y correr, pero poco a poco voy avanzando».

 

De SuperNiños nació el proyecto yosoysuper.com con el que puedes colaborar para que el cuento llegue a niños de escasos recursos.  Con este libro ha ganado cinco premios internacionales, uno de plata y cuatro de oro como mejor cuento infantil, mejor página de un cuento infantil, mejor libro de cuatro a siete años…

A este proyecto se le sumaron celebridades como Pamela Sued, Iamdra Fermín, Hector Aníbal, Tony Almont, entre otros.

 

Luego de su éxito con los cuentos nació otro proyecto: “Renta un Cuento”, que se originó gracias a una amiga, maestra, que le pidió cuentos prestados de los que tenía en su biblioteca personal y cuando se los devolvía quería más, hasta que un día le preguntó si creía que a más personas le gustaría hacer eso e hizo una prueba con amigos cercanos a los que  por un mes les enviaba dos cuentos semanales quedando encantados.

A un año, Renta un cuento tiene alrededor de 400 suscriptores.

Lo que Anya trata de promover es que la gente viva la experiencia de comenzar a compartir la lectura con sus hijos. “Quiero que vivan ese momento, ese vínculo que se forma cuando lo hacen, lo motivas a responder sus preguntas. Si dices que a tu hijo no le gusta leer es tal vez porque no tienes los libros correctos, si es un libro que al niño le llama la atención el mismo te pedirá que se lo leas.

 

Para entrar en este fascinante mundo solo tienes que visitar la página, escoger la membresía que quieras, pagar por transferencia y escoger los cuentos que quieras recibir y cada semana según a donde vivas se te asigna un día en donde se entrega el libro y tu entregas los que tienes.

 

Con su actitud optimista y un gran pensamiento positivo Anya logró vencer la barrera del miedo.  “La gente me decía que no iba a funcionar porque aquí las personas no leen, pero nuestro objetivo es ayudarlos a tomar el hábito. Sentí mucho miedo pero el valiente es el que se enfrenta y se atreve a hacer las cosas. Tengo fe de que las cosas pueden cambiar y busco la manera de que la gente se anime a leer.

Anya nos deja una gran lección y es un vivo ejemplo de que cuando se quiere se puede.

 

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