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Cómo manejar la agresividad de tus hijos

  • 11 abril, 2023
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Santo Domingo.- La agresividad en los niños puede tomar muchas formas: berrinches; golpear, patear o morder; arrebatos de ira que destruyen cosas; intimidación; ataques verbales; intentos de controlar a otros a través de amenazas o violencia. Todo esto puede ser un síntoma de muchos problemas subyacentes diferentes. Hablamos con la psicóloga infantojuvenil Maria Fernanda Taveras para aprender más acerca del tema de la agresividad infantil.

La licenciada nos cuenta que la agresividad infantil es una reacción «inapropiada» de un niño cuando dirige su frustración a través de un comportamiento cuando intencionalmente lastima a otras personas u objetos. Ella nos explica que la agresividad infantil se puede observar en momentos en que el niño pierde el control de sus emociones.

“El niño presenta conductas como morder a otros, daño material, pataletas o rabietas, insultos, llantos y puede también notarse el enrojecimiento de la cara y respiración rápida.” nos explica la licenciada. Hay muchas razones por las que un niño puede exhibir un comportamiento agresivo, sin embargo, en todos los casos, esta agresividad es el resultado de la emoción, que por lo general el niño aún no puede manejar adecuadamente.

Es completamente esperado algún comportamiento agresivo en los niños pequeños ya que su cerebro, especialmente su corteza prefrontal, es todavía inmaduro y esta área es responsable de la regulación emocional y del comportamiento. También es más común en niños que aún no han aprendido a hablar y, por lo tanto, tienen dificultades para comunicar y gestionar sus emociones.



El comportamiento agresivo puede estar basado en una variedad de emociones, tales como: Ira, frustración, tristeza, miedo entre otros. Situaciones comunes que pueden provocar la agresividad infantil incluyen la aparición de un nuevo miembro en la familia, el comienzo del año escolar, e incluso la agresión puede ser un síntoma de alguna situación que el niño está experimentando, como el abuso infantil.

“El manejo apropiado de los padres hacia esas conductas del niño es sumamente importante, y decidirá si esas conductas se repetirán o no en el futuro.” explica María Fernanda. Es importante identificar que las consecuencias se dan por estas acciones no refuerzan las mismas.

Una de las pautas que siempre recomiendan los psicólogos a los padres es: promover el pensamiento reflexivo en los niños. Esto significa que les pregunten y hablen con ellos para tratar de identificar qué emociones sentían antes de actuar agresivamente. También proporcionarles ejemplos de otras acciones que pueden tomar cuando se sientan así.

Asimismo, es muy importante que los padres den ejemplo a sus hijos y les enseñen a gestionar sus propias emociones. “Por ejemplo, si alguno de los padres, o cuidadores, grita cada vez que está enojado es muy probable que el niño imite esas conductas.”

En general, si la conducta agresiva se presenta con alta frecuencia, intensidad y duración en comparación con otros niños de la misma edad, se considera desadaptativa y el psicólogo podrá determinar qué factores están manteniendo la conducta, o si se trata de un síntoma de algún trastorno que aún no se ha identificado.


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