Recientes

El lado oscuro de la belleza

  • 24 septiembre, 2013
  • 4 MINS READ
  • COMPARTIR

unhappyanorexia

Cuando Esther se mira en el espejo, no le gusta lo que ve. Se siente gorda, se siente hinchada, se siente fea. Cuando sale con amigos y amigas come poco, aún cuando éstos insistan en que ha perdido demasiado peso.

Con el bombardeo constante de imágenes que insisten que debemos vernos de cierta forma o actuar de otra, distorsionamos la percepción de nuestra imagen propia, lo que afecta tanto nuestra salud mental como física.

A consecuencia de ésto, muchas y muchos jóvenes hoy en día padecen de anorexia, un trastorno alimenticio que sufren con más frecuencia el sexo femenino, con una relación de 1 hombre por cada 15 mujeres que la padece.



La enfermedad se caracteriza por provocar una distorsión de cómo el/la paciente ve su cuerpo. Relacionan tanto el ser gorda/o con ser feo/a, que se obsesionan con perder peso que muchas veces recurriendo a medidas extremas que impactan los órganos principales, a veces con consecuencias irreversibles.

Eso le pasa a Esther y a muchas otras, quienes reducen hasta el límite la cantidad de alimentos que ingieren, hacen ejercicios en exceso, toman laxantes y diuréticos de forma compulsiva, y en algunos casos, se provocan vómitos después de cada comida.

Según expertos de la conducta, existen varios tipos de anorexia nerviosa, entre ellos:

Tipo restrictivo o típico: se caracteriza por la pérdida de peso se produce a través de dietas distorsionadas que incluyen el ayuno, o ejercicios excesivos sin control.

Tipo compulsivo: en esta recurren con regularidad a los atracones (comer compulsivamente) y luego, para compensar el posible aumento de peso, se provocan el vómito o abusan de laxantes, diuréticos o enemas, muchas veces aunque hayan ingerido pocos alimentos.

Los estudios arrojan que entre el 3 y el 10% de las adolescentes la padecen. Entre el 50 y el 60% de los casos se cura y el resto de pacientes cronifican la enfermedad. La anorexia no es una enfermedad a tomar a la ligera, la mortalidad por anorexia nerviosa es de un 10% entre las pacientes que la padecen.

Es bueno mantenerse en forma, tanto por una cuestión de salud como para sentirse bien en su propia piel. Cuando nos sentimos atractivas/os, el autoestima se eleva y nos llenamos de una confianza que nos hace más productivos y más felices. Pero hay que aceptar (y transmitir a las mujeres y hombres que le hacen falta saberlo) que la apariencia física no es lo que da esa confianza, sino la fuerza de voluntad. La anorexia no es salud, ni autoestima. 

Familia

Prioridades: trabajo y familia

  • 30 julio, 2013
  • 3 MINS READ
  • COMPARTIR

 

Dibujo5

El día de la presentación de la obra escolar de Navidad de tu hijo, tu jefe te pidió que representaras a la compañía en una cena con unos clientes. Días después, en medio del almuerzo del domingo en casa de tus suegros, tuviste que responder una llamada de trabajo.
¿Qué debes hacer cuando pareciese que el trabajo y la familia están peleando constantemente por tu atención? ¿A quién debes dejar ganar?

Emely y Carolina dieron consejos de cómo mantenerse organizadas para poder cumplir con las responsabilidades a tiempo cuando se tienen muchas cosas encima. Si bien organizarse y administrar el tiempo de manera eficiente es muy importante, hallar el balance entre tu trabajo y la vida en casa tiene que ver con más que eso.



Lo primero es que no debes sentirte culpable de amar tu trabajo y de dedicarle el tiempo que merece. Tu profesión es una dimensión tan importante de ti como cualquier otra. Lo segundo es que tampoco hay que trabajar como si todo fuese una prueba para demostrar que eres buena.

¡Libérate un poco de la presión de las expectativas que crees que todo el mundo tiene de ti! Ser la madre perfecta, la hija perfecta, la pareja perfecta, la profesional perfecta–estas metas inalcanzables te mantienen en un estado de mucho estrés y te hacen perder la vista de cuáles son de verdad tus prioridades.

Lo cierto es que no existe tal cosa como ‘la mujer perfecta’, no hay una fórmula para ser el ser humano ideal, porque el sentido del trabajo o de tener una familia no debería ser que otros vean lo excelente que eres, el objetivo debería ser estar satisfechas con la vida que se tiene.

Cuando te des cuenta de eso, te harás otras preguntas que te darán miedo (¿Me gusta mi carrera? ¿Estoy lista para comprometerme? ¿Empecé una familia muy temprano?), pero que debes responderte con honestidad. En esas respuestas estará el primer ladrillo para comenzar a construir el camino hacia dónde quieres llegar verdaderamente.

 

Conmigo

Eres tú misma

  • 26 julio, 2013
  • 5 MINS READ
  • COMPARTIR

564678_445030592246693_16518192_n

«Sé tú misma», suena cliché y suena redundante. Sé tú misma. Repítelo varias veces y la frase empieza a sonar extraña. Se la oímos decir a las damas del cine y se la oímos decir a cualquiera que cree que saber dar un consejo. ¿Pero es justo? ¿Quién es esa tú misma que se supone que te dicen que tienes que ser?

El problema del consejo ese es que quien lo dice asume que no estás siendo quien se supone que eres, y que hay alguien dentro de ti que sí es «tu verdadero ser». Ese es el que gusta a todo el mundo, o el que come menos, o el que es más gracioso, o el que sabe ser más ágil en las conversaciones.

Lo que se le olvida a quien te aconseja es que ya está hablando con la ‘tú misma’ en la que quisiera que te conviertas. Quien quiera que seas; con maquillaje o sin él, extensiones o sin ellas, ‘mala’ actitud, mala en las matemáticas, tímida, demasiado extrovertida (si es que se puede ser demasiado extrovertida)–lo que sea, esa es la ‘tú misma’ de ese momento.



Es que no puedes hacer nada más auténtico que lo que sea que estés haciendo. Aún si crees–o creen–que ‘actúas ‘fuera de tu estilo’. No puedes ser menos tú más tú, porque no eres estática, no estás supuesta a alcanzar un estado perfecto de una-mismidad*, que te ata y te impide cambiar.

Si te preocupa lo que otros dicen, no te sientas mal, quizás ese es el tipo de persona que eres. Si te tiene sin cuidado, está bien también. Si te gusta seguir corrientes, ¡no hay problema! (sólo no te metas en líos) y si te gusta romper con ellas a propósito, adivinaste, tampoco pasa nada. Si no entiendes todos los chistes, pero te ríes como quiera, no dejes que te juzguen. Si siempre estás muy seria, ¡no tienes que obligarte a sonreír!

Ya eres tú misma, no dejes que nadie te diga que deberías serlo más.

*Si Shakespeare inventaba palabras, también Revestida. 🙂