Santo Domingo.- Hablando (o escribiendo) la verdad… yo aún soy un poco escéptica con estas cosas. Pero mi TikTok continúa mostrándome los videos de todas las chicas fabulosas viviendo sus «vidas de ensueño» gracias a esto, cada día aparece otra influencer que confiesa que es parte de esta forma de pensar y -básicamente- parece crecer la creencia que esta es la forma de que -de hecho- los problemas en nuestra vida se arreglan (o al menos eso te venden las redes).
Todo el tema de “¡Manifiesta lo que quieres y será tuyo!” parece haber llegado para quedarse, como nuestra versión generacional del “Amor y Paz” de los años sesenta.
Las creyentes y las que tienen sus dudas de este tema quizás piensen que este artículo trata de la pregunta que todas nos hacemos: “¿Será que esto realmente funciona?” Pero no, no me atrevo a hacer afirmaciones que ni sé con certeza, ni manejo, por lo que me mantengo en mi línea y me pregunto:
¿Qué papel jugamos, como consumidores y parte del público, en el BOOM de la manifestación?
Este tema no es de ahora
Podríamos pensar que la utilización del verbo “manifestar” en torno a velas, escrituras en un diario y clamores al cielo empezaron recientemente, pero no.
La práctica de manifestar data hasta el siglo diecinueve, con un movimiento alternativo, ideológico y espiritual llamado “Nuevo pensamiento” (o New Thought, en inglés) cuya filosofía creía que el ser humano es capaz de eliminar de su vida todos sus problemas (desde mal de amores hasta enfermedades graves) con el poder de la mente y la erradicación total de pensamientos negativos.
Pero luego, en nuestro tiempo, la manifestación tomó territorio gracias a la popularidad global que tuvo el libro “El Secreto”, de la autora australiana Rhonda Byrne, cuya premisa giraba en torno a la ley de atracción, y que -si tienes entre 22 a 40 años- probablemente viste a alguien leerlo o le pasaste por al lado en los estantes de un supermercado.
Llegó la pandemia y algo tenía que evitar que nos volviéramos locas
Cuando el año que debe ser nombrado inició, algunas se refugiaron en aprender a hacer pan de guineo para no perder la cordura, mientras otras recurrieron a pertenecer a las creyentes de la manifestación. En el año del Covid-19, las búsquedas en Google sobre “Manifestar” subieron en un sorprendente 600%, según el periódico The Guardian.
A partir de ahí , el tema no ha dejado de aparecer en nuestras pantallas. De hecho, actualmente los hashtags #manifest y #manifesting tienen más de 12 millones de posteos bajo su sombrilla solo en Instagram y más de cinco billones de publicaciones en TikTok.
La manifestación se vuelve un imperio
Luego del confinamiento por la pandemia, gradualmente nos quitamos las mascarillas, pero el mundo no dejó de creer en la manifestación. Al contrario, creció y salió de las pantallas para convertirse en una fuente de ingresos para más de uno. Hemos visto el surgimiento de todo tipo de coaches e influencers espirituales, que han basado su portafolio de servicios y su contenido el ‘arte’ que es manifestar.
Al final del día, todos necesitamos algo en qué creer
¿Y por qué -a pesar de que toda la vida hemos visto cómo las tendencias alrededor de una vida espiritual vienen y van- la ‘manifestación’ se ha quedado como el credo de muchas personas? Porque todas necesitamos algo en qué creer.
Clamar a un ser superior y confiar en que existe algo o alguien con mayor poder que nosotros es, probablemente, una de las fuerzas mayores que nos mantienen en pie. Unos ‘manifiestan’ otros ‘oran’ y muchos, ambas. Unos hablan de ‘Ley de atracción’ y otros de ‘El poder de la oración’. Unos creen en el ‘Lucky Girl Syndrome’ y otros en el ‘Fájate a trabajar, que lo bueno llega’.
Y existe un grupo que -sin importar si tus declaraciones al cielo inician clamando a un Dios o al universo- creemos que todo es cuestión de tener fe: en tu fuerza superior favorita, en ti misma para lograr tus sueños y, por supuesto, en lo que estás haciendo en el ahora para lograrlos.
Sin importar en lo que creer, si eliges manifestar, orar o ambas.
Nosotras estamos aquí para recordarte que tienes derecho a creer en todo lo que te sume, especialmente si lo acompañas creyendo en ti.
Te puede interesar
Las redes sociales y su efecto en nuestra salud
La reputación y la era digital: ¿Cómo portarse bonito en redes sociales sin morir en el intento?
Lo que no te cuentan de ser influencer
Síguenos en @Revestidamag
Artículos Relacionados
Comentarios