Las mujeres no nacimos para estar quietas. Tenemos esa costumbre de sentarnos un día a replantearnos la vida y cambiar completamente de estilo, convirtiéndolo en todo, menos lineal. Despertarse un día entre semana para elegir el outfit con el que quieres afrontar la jornada puede depender totalmente de tu estado de ánimo. A veces se siente emocionante; otras, estresante —sobre todo si decides priorizar tu sueño y dormir quince minutos más.
Lo que decidimos usar en el día a día emite una vibra diferente, de forma consciente o inconsciente. Hay quienes planean sus outfits diarios con detalle, dependiendo de cómo se quieren sentir ese día; y otras lo deciden una hora antes. Para una o para la otra, te recomendamos estos calzados según tu estado de ánimo.
Girl boss energy
Para esos días que te despiertas en modo business woman, saca del clóset esos stilettos que solo usas en momentos especiales (sí, esos que no son tan cómodos, pero nos encantan).
Viviendo mi romcom
Te despiertas con nostalgia, tu playlist favorita y, de repente, la vida es bella. Por supuesto que el calzado ideal son unas bailarinas: las clásicas de siempre, blancas o en tonos pasteles, o las que están en tendencia esta temporada. ¿Quieres salirte de lo clásico? Los tabi son la opción.
Relajada
Día tranquilo, solo diligencias sueltas con ganas de estar cómoda y fresca. Es de esos días en los que tu uniforme perfecto son unas alpargatas flats que te resuelven sin mucho esfuerzo.
Aventurera
No tienes una agenda definida, quieres hacer algo diferente que no conlleve mucha planificación. Para ese estado de ánimo espontáneo y con actitud, lo ideal es llevar unos tenis que te permitan estar cómoda y afrontar planes improvisados.
Practicidad ante todo
Cuando tienes mil cosas que hacer y necesitas estar cómoda, pero sin sacrificar el verte arreglada, te lanzas sin pensarlo unos mocasines flats o los clásicos tenis blancos.
Nuestro estado de ánimo muchas veces elige primero, y el clóset simplemente responde. Así que, la próxima vez que no sepas qué ponerte, pregúntate cómo te sientes… y deja que tus zapatos hablen por ti.
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