La industria de la moda dominicana despide a una de las pioneras en el diseño de moda. Sissy Bermúdez, reconocida por su visión auténtica y su defensa de la artesanía local, nos deja un legado sobre la manera en que entendemos el diseño hecho en el país. Su trabajo fue una declaración constante de confianza en el talento dominicano.


Con casi cuarenta años de trayectoria, Bermúdez desarrolló un sello inconfundible dentro del diseño artesanal. Sus creaciones destacaban por la minuciosidad del trabajo hecho a mano: joyería, bolsos pintados a mano, cinturones elaborados en hueso y piezas creadas para contar historias a través de sus materiales y texturas. Más que accesorios, eran obras que encapsulan arte a disposición de su clientela dominicana.

Siendo egresada de una de las primeras promociones del Instituto Tecnológico Mercy Jácquez, destacándose en sus inicios en la confección de trajes de alta moda. A lo largo de su carrera organizó más de 300 desfiles en el país, consolidándose como una de las productoras más activas y respetadas del sector. Su visión también traspasó fronteras: fue reconocida por la Cámara de Industria, Comercio y Producción Dominicana y en el 2000 seleccionada por la Embajada de Francia para representar a la República Dominicana en la Bienal de Saint-Étienne, uno de los escenarios más prestigiosos del diseño contemporáneo.


Pero quizás su contribución más profunda sea la huella que deja en quienes la rodearon. Sissy Bermúdez impulsó a artesanos, inspiró a nuevos diseñadores y enseñó a muchos a encontrar valor en lo hecho a mano. Su legado vive en ese diálogo entre tradición y creatividad.
Hoy, su historia nos recuerda que la moda es mucho más que tendencias: es cultura e identidad.
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