Conmigo

No sé si las almas leen cartas o si el cielo tiene buzones. Pero igual te escribo, abuela

  • 27 junio, 2025
  • 5 MINS READ
  • COMPARTIR

Hoy te escribo como quien lanza una botella al mar, sabiendo que quizás nunca llegue a tus manos, pero creyendo —con la fe ciega de una nieta— que el amor sabe abrir caminos invisibles y las almas que comparten un cariño indescriptible, nunca realmente se separan.

Te extraño. No por costumbre, sino porque todavía hay un silencio muy tuyo que persiste. Todo parece estar un poco menos lleno desde que no estás. Pero aún así, te pienso. Porque en mí sigues viva, abuela. En cada gesto, en cada palabra que se parece a la tuya, en cada recuerdo bordado con tu voz.

A veces, me dicen que me parezco mucho a ti, y ese es el halago más precioso que pueden darme. Tengo el pelo igual de corto que tú, y los ojos llenos de sueños como en algún momento tú los tuviste. Me gusta leer con el alma puesta en cada página y esa pasión, sin duda, es tu herencia. Hay algo tuyo en mí, y ese algo me sostiene. Un hilo invisible que me ata a tu ternura y a tu fuerza.



Nunca entendí del todo cómo podías tener tanta dulzura en las manos y al mismo tiempo tanta firmeza en la mirada. Te convertiste en un refugio sin pedir nada a cambio, fuiste casa y escudo. Y aunque los años pasen y el mundo insista en seguir girando, hay días en los que me detengo solo para recordarte, para hablarte bajito, como si aún pudieras responderme. Como si tu ausencia no supiera hacerse tan presente.

Con el tiempo aprendí que el amor verdadero no muere, solo aprende a volar y regresa a la casa de Dios. A veces se vuelve estrella, otras veces se esconde en los sueños, e inusualmente regresa en forma de aroma… pero siempre, siempre encuentra la forma de abrazarte. Porque el amor de abuela nunca se despide, sólo se vuelve invisible.

No sé si las almas leen cartas. No sé si el cielo tiene buzones. Pero igual te escribo. Porque el amor no se calla solo porque duele. Porque hay amores que no caben en el olvido.

Gracias por haber sido tanto, por haber amado tanto. Donde quiera que estés, quiero que sepas que aún te busco entre los sueños… y que, aunque no me leas, te pienso con el corazón en las manos.

 

Con amor,

Mariale.

Te puede interesar:

Yo tampoco sé vivir, estoy improvisando. Como tú, como tantos

Las amistades que llegaron sin prometer nada y se quedaron para siempre

Las amistades que llegaron sin prometer nada y se quedaron para siempre