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Desde el inicio de todos los tiempos, el cuerpo de una mujer no ha sido estatua, sino tierra viva, cambiante y sagrada en constante transformación. Nosotras crecemos, amamos, perdemos y sanamos. Pretender que se mantenga inmóvil, perfecto y eterno, es como pedirle al mar que no cambie de humor con la luna.
Nos enseñaron a mirarnos al espejo con lupa, a buscar grietas, a detectar los rastros del tiempo como si fueran errores. Pero, ¿cómo podría ser un error aquello que cuenta nuestra historia?
A lo largo de los años, nuestros cuerpos son atravesados por cambios invisibles. Las hormonas se reacomodan como las estaciones, se sienten en el ánimo, en la piel, y a veces, en los silencios que dejan una lágrima. Las hormonas que antes nos preparaban para crecer, ahora nos preparan para florecer de otra manera.
La presión absurda de volver a “como eras antes” desconoce lo esencial. Ninguna de nosotras es quien era antes.
Hemos reído hasta las lágrimas y hemos trabajado más de lo que el alma aguanta, ¿cómo no iba a cambiar?
Este cuerpo, lejos de traicionarnos, nos ha sostenido en cada etapa y eso merece gratitud, no castigo.

El cuerpo guarda secretos y acumula historias. En la mirada que se vuelve más honda. En las ojeras que se marcan. En la piel que ya no responde igual. Las emociones se imprimen en nosotras como constelaciones. A veces duelen. Otras, simplemente nos recuerdan que hemos vivido con los sentimientos a flor de piel.
Y aquí va mi verdad, desnuda y serena. Después de dejar atrás la adolescencia y convertirme en una joven mujer de veinticuatro años, con sus cargas y sus fuegos —el trabajo, las metas, los sueños, las responsabilidades que a veces pesan como un planeta completo—, mi cuerpo también ha cambiado.
He tenido ojeras más frecuentes y profundas, una dieta absurda que a veces olvido cuidar, un cansancio que se cuela en mis huesos. He atravesado el desorden de mis días, el estrés, la falta de sueño.
Pasé por un proceso de acné que me obligó a medicarme, y sí, hubo días en que me miré al espejo sin reconocerme del todo.
Y aun así, sigo eligiendo amar mi cuerpo, incluso en sus días más inciertos. Porque ha sido mi casa, mi templo, mi reflejo. Ha sido testigo de cada caída y de cada victoria. Y aunque no sea perfecto, aunque no sea el mismo de antes, es mío y eso basta.
Nuestro cuerpo cambia porque está haciendo exactamente lo que debe hacer. Acompañarnos en cada etapa de la vida, sosteniéndonos con toda su sabiduría silenciosa. Y eso no es falla, es evolución.
Desde lo más profundo de mis inseguridades.
Con amor,
Mariale.
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La cantante Adele retorna a las redes sociales luego de una larga temporada de silencio. Su regreso trae consigo el asombro por parte del público a consencuencia de su transformación física.

La cantante se ha vuelto irreconocible tras la pérdida de casi 70 kilos y les desea felices fiestas a sus seguidores mostrando su nueva figura esbelta.
La dieta sirt y el pilates son el secreto detrás de la nueva figura de Adele
Estos meses han sido difīciles para Adele debido a su ruptura amorosa tras una relación de casi 7 años. Su distanciamiento de las redes sociales y la pantalla grande ha aportado a su proceso de sanación.

La cantante en esos momentos de retiro transformó su apariencia sin necesidad de una intervención quirúrgica. El cambio natural es posible y Adele lo demostró. La dieta sirt y el pilates son el secreto detrás de su nueva imagen.
La dieta sirt, también conocida como la dieta del gen delgado, consiste en consumir alimentos elevados en sirtuina, una proteína relacionada con la juventud y beneficios prometedores. A parte de ser favorable contra el cáncer, es fundamental para el aprendizaje y la memoria.
Entre los alimentos que cuentan con ésta se encuentran: Las nueces, los cítricos, las manzanas, el aceite de oliva, té verde, entre otros…

¿En qué se diferencia esta dieta?
No se trata de una dieta con una pérdida de peso radical, se trata de una dieta que promete resultados a largo plazo. A diferencia de otras, esta permite ciertos alimentos como el chocolate negro y el vino tinto.
La dieta cuenta con dos fases:
- Durante 3 días limita las calorías a 1.000 por día. Limita la cantidad de alimentos a licuados de productos que contengan proteínas sirtuinas (puedes combinar apio, col rizada y perejil a tu preferencia). A partir del día 4 hasta el 7 puedes aumentar las calorías a 1.500 con dos licuados y dos platos de comida, ambas que contengan las proteínas.
- En las próximas dos semanas podrás ver una pérdida de peso si te mantienes comiendo las tres comidas del día ricas en alimentos sirt cada una con un licuado.
En adición a esto tomó clases de pilates con Ayda Field quien trabajó en ella la postura, flexibilidad y el balance corporal. Adele expresó que esto aportó a su bienestar mental, la pérdida de peso ha sido un bonus.
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