Julio llegó casi sin avisar, porque el tiempo —como todo lo sutilmente importante— tiene esa curiosa costumbre de escaparse sin pedir permiso. A veces creemos que estamos exactamente donde planeamos, y otras veces nos sorprende la vida, cambiando de dirección y reescribiendo los mapas con nuevas rutas para tomar.
Parece que fue ayer cuando, con el corazón lleno de ilusión, trazábamos los propósitos de un nuevo año. Pero han pasado los meses, y lo que antes se manifestaba de la manera más clara, ahora tiene matices distintos.
Dicen que julio es el mes de los giros invisibles, el momento en que más personas en el mundo cambian de dirección, y tiene sentido. Este punto medio del año no es un juicio, sino una pausa generosa para preguntarnos con dulzura si lo que hacemos aún se alinea con lo que somos. Porque no se trata de correr más rápido, sino de caminar con sentido.
Deseo, desde lo más profundo de mi corazón, que el mes de julio te permita soltar esa presión de hacer más para sentirte suficiente. Deseo que dejes de compararte, y que liberes la frustración que nace cuando sientes que no logras lo que otros sí. Que tu presente sea un lugar al que quieras pertenecer, que celebres tu rutina y reconozcas lo extraordinario que hay en ti día tras día.

Donde estás hoy no es el final, es una estación y es un privilegio aunque no tengas todo claro. Cuando mires hacia atrás, deseo que cada paso dado sea un reflejo de tus sueños más auténticos. Que cada decisión, por más pequeña que fuera, haya sido tomada con el corazón y la certeza de que estabas construyendo lo que realmente querías, no lo que aceptaste por inercia.
Cuando el tiempo pase, y lleguemos a diciembre, mirarás hacia atrás, y te aseguro que lo que más te dolerá no serán los errores que cometiste, sino las oportunidades que dejaste escapar por miedo a ser juzgada.
Haz de julio tu nuevo comienzo, sin necesidad de anunciarlo ni justificarlo. Que este mes sea tu recordatorio de que siempre estás a tiempo de volver a ti, de elegir distinto, de dar ese paso que has postergado. Que lo que resta del año no te encuentre esperando para vivir como sueñas. Porque la vida no espera a que estés lista.
Con amor,
Mariale.
Te puede interesar:
No sé si las almas leen cartas o si el cielo tiene buzones. Pero igual te escribo, abuela
Las amistades que llegaron sin prometer nada y se quedaron para siempre
Yo tampoco sé vivir, estoy improvisando. Como tú, como tantos
