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Muchas veces las dudas envuelven nuestro corazón y nos llenan de miedo…
Miedo a atrevernos a intentar nuevas cosas; a salir de nuestra realidad cotidiana y buscar nuevos horizontes y experiencias que nos hagan desafiar nuestra comodidad, y nos inviten a conquistar sueños y espacios distintos de crecimiento.
Miedo a amar, a que nos lastimen, mientan o dañen; encarcelándonos en la seguridad del corazón que no se hiere porque no se da.
Miedo a ser quienes somos, fabricando posturas aceptadas que nos impiden mostrar nuestra autenticidad.
Decidámonos a dudar, sí ; pero a dudar de nuestras propias dudas que nos atan y nos estancan. Dudar de que ser diferentes al resto nos haga desiguales a los demás. Dudar de que no ser aprobados por todos signifique ser reprobados por los que realmente importan.
Dudar de las dudas que nos atan y limitan nuestra capacidad de evolucionar, madurar, crecer y ser nosotros, únicos, irrepetibles, plenos… auténticos. En definitiva… atrevernos a ser quienes somos.
Quiero invitarte a trabajar en tu «Bienestar»; «Bien» – «Estar». Que no es más que lograr sentirnos cómodos con nuestra vida y lo que somos, suscitando un equilibrio vital que nos permita lograr recuperar o descubrir nuestro norte, nuestro camino… Ese que nos lleva a la satisfacción, al gozo auténtico de ser quien se es. Ahí te das cuenta que a la ‘comodidad’ a la que me refiero no es de resignación sino de auténtica valoración, camino y acción.
Para eso, es necesario hacer una pausa para encontrarnos con la realidad que vivimos pero de cara a la que estamos llamados a vivir. Es fundamental, sacar ese tiempo donde se callan las voces y se escucha el silencio interior que nos habla de lo que nos está haciendo falta para sentirnos más vivos, más auténticos, más plenos.
Se necesita además darnos el permiso de rescatar sueños que hemos puesto a dormir por falta de «tiempo», insertar esas pequeñas cosas que van haciendo la vida más grande. De esa manera le vamos poniendo entusiasmo y corazón a la vida y la replanteamos como un proyecto en el que vale la pena pensar, enfocarse y accionar.
Si queremos hablar de Bienestar tenemos que estar dispuestos a querer ser mejores, vivir más plenamente y ser felices. Sí, la felicidad no es una utopía ni se refiere a vidas perfectas. No, se trata sencillamente de ser protagonistas y no espectadores, de ser caminantes en vez de camino. De ser amantes, sí, amantes de lo que tenemos, lo que añoramos y disfrutarlo con alegría.
El Bienestar es sentir que nuestra vida es nuestra casa, nuestro corazón el hogar y que nos sentimos cómodos, relajados, felices y agradecidos en ella.
No te conformes con menos… Mereces más, mereces y puedes vivir y conquistar tu «BIENESTAR». Anímate!
