Santo Domingo.- El desfile de modas de Schiaparelli estuvo lleno de celebridades, desde Kylie Jenner hasta Doja Cat, pero de lo único que se podía hablar era de la ropa. Schiaparelli siempre ha sido una marca que rompe con el molde de la moda, entrelazando la costura con la arquitectura, pero en esta ocasión al parecer también combinó la veterinaria.
Una serpiente negra adornaba el escote de una chaqueta de color crema, la cara rugiente de un leopardo de las nieves se convirtió en la pieza central de un vestido de piel sin tirantes. También una cabeza de león, con melena incluida, se convirtió en el hombro de un vestido de terciopelo asimétrico. Y no menos importante, un lobo negro miraba amenazadoramente desde la clavícula de Naomi Campbell en el penúltimo look del desfile.
Muchos ecologistas y activistas por los animales critican la marca por representar animales muertos, incluso cuando se sabe que eran construcciones de espuma, piel sintética y resina.
Aunque hay que resaltar que no todos los atuendos tenían un toque animal. La mayoría eran looks característicos de Schiaparelli, con herrajes y accesorios dorados. También presentó trajes de pantalón con siluetas increíbles, esmóquines vertiginosamente hundidos y una tela a rayas que tenía líneas alucinantes que imitan la tela de la ropa masculina, pero que se curvaban hacia adentro y hacia afuera de una manera visualmente inexplicable.
Otros detalles de las prendas fueron faldas de mosaico, acolchados que cambian de proporción, cristales alambrados que brotan de los escotes y la silueta exagerada de Schiaparelli (hombros gigantes, cintura pequeña y caderas anchas) que encontramos en vestidos, abrigos y esmóquines.
En sus notas de presentación escritas por él mismo, Daniel Roseberry, el director creativo de Schiaparelli, citó el Infierno de Dante como la inspiración detrás de la colección, comparando el viaje incierto de su protagonista al infierno con la duda que cae sobre un diseñador como él cuando se sienta a diseñar. El león, el lobo y el leopardo de las nieves representaban a los animales que Dante equipara a la lujuria, el orgullo y la avaricia.
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