Familia

#WorkingMomRD nos cuenta sobre la vida de madre

  • 27 noviembre, 2020
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Ser madre es un trabajo a tiempo completo y sin duda, uno de los más satisfactorios (sin idealizarlo, porque no es un camino fácil). Para muchas ha sido un reto llevar el equilibrio tanto físico como emocional en su familia con esta nueva realidad. Crystal Fiallo, la chica detrás de #WorkingMomRD nos cuenta un poco sobre su experiencia. 

1. Antes que nada, ¿Cómo surge la cuenta #WorkingMomRD? 

La cuenta #WorkingMomRD fue una aventura que emprendí con mi esposo para promover la conversación y moda de mujeres trabajadoras. Abordar esta conversación y los estilos de trabajo desde un enfoque moderno y empoderado era mi objetivo.

Fue pasando el tiempo y la cuenta fue mutando conmigo: hoy es una hermosa y fuerte comunidad de mujeres que rompen esquemas y que buscamos permanentemente ese balance que no existe entre tantos roles.



2. ¿Cuál ha sido la clave para llevar el balance ideal entre el trabajo, ser madre y lidiar con la situación de la COVID-19?

Pues el balance ideal es una quimera: nadie puede decir que ha encontrado el balance en nada desde que se es madre. Todos los días es una constante lucha con tu yo interno sobre quien le tumbará el pulso a quien ese día: la madre, la mujer, la profesional, la esposa o la emprendedora. Imagínate que le agregues la situación de la COVID-19: BUM! Tremenda bomba explota y afloran incertidumbres que antes jamás pensaste podrían pasar en la burbuja que construimos en nuestros hogares. Pero cosas que me han ayudado mucho y que podría decir que han sido de gran ayuda: respirar, leer, hacer ejercicio y jugar con mis hijos.

3. ¿Te ha afectado física y/o emocionalmente esta situación? ¿De qué manera?

Experimenté por primera vez ataques de ansiedad y pánico. Fue una experiencia aterradora en el momento; tuve que hablarlo y enfrentarlo. Pero hoy puedo decir, sin lugar a dudas,  que jamás quisiera olvidar ese momento de fragilidad. Pasó de ser una experiencia difícil a una enriquecedora.

Me sentí tan vulnerable que recordé lo esencial que es la salud mental y emocional; que sin darnos cuenta podemos pasar de ser mujeres de acero a muñecas de porcelana. Espero alimentarme toda la vida del recuerdo de esta experiencia porque me recuerda que no somos invencibles y que debemos cuidarnos siempre por dentro y por fuera. 

4. ¿Ha tenido un impacto en tus hijos?

Honestamente creo que no. He buscado la forma de blindarlos pero siempre con mucha transparencia. Una noche mi hija mayor me encontró llorando y pensó que estaba enferma o me había dado un golpe. Le expliqué que las mamis y los papis a veces no necesitan enfermedades ni golpes para sentirse triste, y que es normal; que se me pasaría. Fue una conversación linda, pero sobre todo muy aterrizada. Para mi es demasiado importante ser honesta con ellos y que nuestra relación contrario a ser perfecta sea humana.

5. ¿Qué cambios has tenido que hacer, ya sea en tu hogar o mentales, para asumir esta nueva realidad?

Estoy aprendiendo sobre mindfulness, meditación y respiración. Establecer rutinas en la casa siempre me ha ayudado. Tratar de mantener un norte y un esquema, siempre arrojan certidumbre en momentos difíciles. Es un trabajo en progreso. 

6. ¿Cómo sacas tiempo para tí, tan necesario ahora más que nunca?

Hablo con mis hijos y les digo que necesito descansar y me tranco en el cuarto por un rato. Ellos a veces lo entienden a veces sus orejas pegadas en la puerta y gritando mamá me dice que están en protesta por mi decisión. A veces me voy a caminar al Mirador y algo que me ha ayudado mucho es que: siempre se acuestan antes de las 9 pm. A partir de ahí me desconecto del modo mamá y me junto con Crystal.

7. ¿Qué consejito pudieras dar a todas aquellas madres en este momento de nuevos retos?

Vivan el presente sin enfrentarse al futuro con guantes de pelea y sin sentir arrepentimientos de su pasado. Cuando se sientan ansiosas, insatisfechas, deténganse y respiren por 5 minutos solas. Encuentren algo que sea solo suyo (aparte del trabajo): un hobbie; necesitamos ventilar y los hobbies se convierten en nuestro ‘me time’.

En cuanto a los niños: sus hijos no quieren gran cosa, solo quieren atención. Se lo juro que solo quieren atención y nos estresamos con darles cosas materiales que no son su prioridad. Si sus horarios de trabajo son muy estrictos, saquen al menos una o dos veces al día 30 minutos para jugar con ellos y verán la diferencia. Tengan conversaciones sinceras y escúchenlos: no se la pasen sermoneando que eso quedó en el siglo pasado. Y cuando lo hagan, siéntense, agáchense, arrodíllense, pero pónganse al mismo nivel que ellos; las relaciones horizontales son las más hermosas.

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