Salud

Aniquila tus miedos sobre el gimnasio

Por Revestida

  • 17 febrero, 2016
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mitosgimnasio
La actividad física sustituye la vida nómada de hace miles de años. El gerente de fitness del Body Shop Athletic Club, Mario Socías, te desmiente 10 mitos sobre el gimnasio para que no tengas excusa al momento de recuperar o lograr tu silueta ideal.
Estoy embarazada debo quedarme recostada

No es la realidad, lo importante es llevarse de lo que te diga tu ginecólogo. Tener cuidado entre los primeros 3 meses y los últimos tres meses. Si fuiste una persona que hiciste ejercicio antes de quedar embarazada, normalmente puedes continuar. Debes tener cuidado con las articulaciones ya que se ponen muy flexibles y pueden provocar lesiones.

Miedo a hacer brazos porque pareceré un hombre

Para que una mujer se vuelva «como un hombre», debería utilizar hormonas o ponerse esteroides. Ya sea por esa razón o porque a nivel genético sea propensa a ello debido a su nivel de definición muscular. De otra manera, no es posible. Si te alimentas bien, haces ejercicio, no pasará.



 

Después de una operación no puedes hacer ejercicio

Falso. El ginecólogo y obstetra, Domingo Peña explica, que luego de pasar el período de recuperación (cuatro o cinco semanas), una paciente puede regresar a su «vida normal». Te decimos qué más es válido luego de una cirugía.

Como lo que sea y con 4 horas en el gimnasio lo quemo

La grasa corporal se mantiene controlada con una buena alimentación. El ejercicio ayuda a quemar calorías y a mantener los músculos fuertes. Pero la alimentación balanceada con nutrientes y alimentos grasos buenos es los que nos dará la energía para cumplir cada rutina de ejercicios.

Tengo que estar a dieta siempre

La idea es que adoptes un etilo de vida saludable. No deberías hacer ‘dieta de los 21 días’, o volverte religiosa con un solo alimento tipo ‘solo piña y atún por una semana’. Nada de eso funciona, lo que te permitirá ver buenos resultados es adoptar un estilo de vida saludable.

 

Soy flaca, no necesito ejercicios porque me veo bien

La modernidad, el estilo de vida de un trabajo estático, nos hace sedentarios de por sí. Es por esto que debemos realizar ejercicios para mantener la grasa corporal y la masa muscular adecuada. Además, debemos tonificar esa figura esbelta, ¿no?

 

Solo cardio para rebajar

Falso. Como seres humanos necesitamos hacer fuerza para mantener los músculos fuertes. Esto incluye ejercicios con pesas, bandas elásticas y máquina.

Hacer pesas no es un cardiovascular

Falso también. Si haces un mismo ejercicio por un tiempo determinado con pesas, estás haciendo cardio, y las rutinas de pesas, cuando haces las repeticiones en menor tiempo y por ende cuando aumentas la velocidad, sucede lo mismo. 

La hora x de hacer ejercicio

Se han publicado estudios que dicen que hay ciertas horas en las que vas a tener mejores resultados, pero la mejor es aquella que no te estrese, la que se adapta a ti. Debes ser egoísta contigo, esa hora está dedicada exclusivamente para ti. Poner en pausa la familia, el trabajo y los problemas.

 

Quiero rebajar, no como carbohidratos (1)

Lo único que no recomendamos es consumir azúcar. Después todo lo que cultiva en la tierra es bienvenido en tu paladar; eso sí, evita los alimentos procesados, con conservantes y colorantes. Recuerda, mientras más natural y fresco mejor. 

Esperamos que luego de saber la verdad, no temas en ponerte tus tenis y empieces a ‘comerte los hierros’.

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¿Estoy bebiendo de más?

  • 11 junio, 2013
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bebiendo de mas.

                                                                                             Si has salido de noche y perdido más celulares de los que recuerdas, si ya van varias personas que dicen que “nunca te han visto sobria” y si tus hábitos han perjudicado tus relaciones personales, podrías estar bebiendo de más.

 



El alcohol tiene algo. Después de varios tragos, la otra gente (y hasta una misma) se pone más linda, es más fácil hablar (casi siempre disparates) y una como que se ríe más. El alcohol tiene algo, definitivamente.

El problema está en el poder adictivo de ese condenando algo. Piensa en las siguientes preguntas, y si respondes que sí a todas, quizás tu relación con los licores es mucho más peligrosa de lo que te parece:

¿Sabes cuánto bebes?

Hay noches en que es difícil llevar las cuentas; el shot de bienvenida al bar, la ‘pequeña’ para empezar, los tragos dulces, la probadita de lo que pidieron tus amigas y luego el resto de los shots para celebrar que son las doce, que llegó gente al bar, que la noche sigue, que te vas a casar con un extraño y así.

Son muy divertidas esas noches, pero sólo si no ocurren varias veces al mes. Es como comer tu plato favorito; si tuvieras que comerlo todos los días, eventualmente te cansarías de él. Pasa eso con las bebidas alcohólicas, el cuerpo se cansa; la dependencia y la tolerancia aumentan (y con ellas los tragos).

Lo recomendable, según estudios, es no consumir más de dos o tres tragos al salir y durar un tiempo sin ingerir bebidas luego de una de esas noches particulares.

¿Bebes para no pensar?

Cualquiera tiene un día que sólo se arregla con una copa de vino al llegar a casa. Cualquiera tiene un día en el que tiene que apurar la cerveza de un sorbo para dejar de pensar en el boche injusto del jefe.

Cualquiera tiene un día. Pero sólo quien ha creado dependencia busca una botella de un licor fuerte para mejorar un día regular. Sólo quien ha creado dependencia bebe hasta olvidar los eventos de la noche, todas las noches. Beber demasiado para “olvidarse de los problemas” es una receta para malas decisiones, ganarse que tus amigos dejen de invitarte a salir con ellos y no solucionar el problema por el que empezaste a beber en primer lugar.

¿Bebes por presión?

Quizás no te guste beber realmente. La versión sobria de ti retuerce la boca pensando en el sabor amargo del alcohol, y en esas mañanas de lucidez te das cuenta de que no te hace tanta falta como la versión ‘borracha’ de ti asegura.

Pero llega la noche, saliste y tus amigos/as piden la primera ronda. El ambiente te acelera, te agobia la sensación de que tus amigos están bebiendo más que tú, o parece que se divierten más que tú y la primera ronda pasó hace seis tragos y no te diste cuenta, sigues bebiendo. A la mañana siguiente, la versión sobria de ti tiene lentes oscuros y se acuerda de lo amargo que sabía el ron.

Si te pasan cosas parecidas, debes buscar ayuda. Muchos pensarán que no hay por qué tomarlo tan en serio, pues de eso se trata ser joven. Muchos pensarán que sólo es una etapa. Si tienes suerte, quizá lo sea, quizás este artículo sea suficiente para saber que te toca “bajarle algo” al ‘trago social’.

Sin embargo, si tus síntomas (o los de alguien que conoces) te preocupan lo suficiente para dedicarle un tiempo a una lectura del tema, puede que ya sepas que no es sólo una fase, o parte de la edad. Para estar segura, pídele a tus amigos/as que te cuenten honestamente lo que hiciste una de las noches que probablemente no recuerdes muy bien. Quizás no te guste lo que oigas.