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¿Qué sería de la vida sin las cosas bonitas? ¿¿Eres de las que solo hojear revistas o páginas web de diseño te provocan mariposas en el estómago?? Entonces eres de las que aplica a la «felicidad decorativa».
Cuando entramos a un lugar bien decorado como una tienda, un hotel o alguna casa nos sentimos a gusto, de alguna forma la disposición el buen gusto y la armonía con que se disponen las cosas nos transmite bienestar. Según los expertos cuando comenzamos a decorar y a colocar los detalles según la idea que tenemos, comenzamos a sentir emociones positivas. Es la razón por la que la decoración actual se centra en los detalles, en las sensaciones para así transmitir eso de sentirse a gusto.
Decorar nos pone creativos, activa nuestra imaginación y nos reta a sacar ese artista que llevamos dentro. El ejercicio de combinar muebles, colores y formas activa el área creativa de nuestro cerebro y nos llena de buenas vibras.
Si hablamos de darnos un empuje, como cuando limpiamos el closet o nos damos un corte de pelo, los arreglos decorativos implican cambios, nos llevan empezar de nuevo, como a veces en la vida necesitamos nuevos comienzos, así nos pasa en casa, si cambiamos de etapa nuestra casa lo refleja.
Nos podemos permitir ciertas locuras cuando queremos dar un giro, comprar ese cuadro moderno, pintar esa pared de un color llamativo o tapizar ese sofá en estampados geométricos. Sentir que dejamos atrás nuestra zona de confort y atrevernos puede lograrse con la manera en que decoramos, o en los cambios que nos permitimos dar.
Decorar como nuestro gusto es algo muy personal, ese color que te hace feliz es una característica de tu personalidad, un profesional, un amigo o familiar puede ayudarte a llevar a cabo tu proyecto decorativo, mas solo puedes sentirte feliz en ese espacio que te refleja, si no lo logras a la primera, tranquila, poco a poco vas completando tu idea soñada.
Dar un aire nuevo, es como comprar ropa nueva… renovar la decoración te llena de paz y de serenidad, encuentras ese lugar propio, de tu familia, inspírate y encuentra el lado de la felicidad en llenar tu hogar de cosas bonitas.
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La vida se compone de la suma de alegrías y tristezas; satisfacciones y desilusiones; triunfos y fracasos. Es la combinación armoniosa entre estos contrastes lo que nos permite darnos cuenta que tenemos la capacidad de seguir adelante, reinventarnos… superarnos.
Darnos cuenta que somos frágiles, nos ayuda a tomar consciencia de que no somos infalibles. Descubrir que logramos superar una situación difícil, nos muestra que tenemos fortaleza. Y así vamos construyendo el hermoso camino de la evolución, del crecimiento.
Es gratificante ver el pasado y poder recordar con una sonrisa, lo que quizás vivimos entre llantos porque nos habla de la posibilidad de superar los desafíos que determinados tiempos nos plantean.
Nada es lo suficientemente grande para robarnos el todo, esta certeza nos ayuda a despedirnos de algunas épocas, situaciones o personas con la convicción de que estamos dejando «algo» pero que seguimos teniendo «todo».
Quien diga que no ha sufrido, ni llorado; tiene que reconocer que no ha vivido lo suficiente ni ha amado intensamente; pues sufrir y llorar es la escuela donde nos forjamos en el arte de amar.
Cada día hay que cultivar el deseo de aprender nuevas y mejores cosas; desaprender otras y sobre todo decidir seguir escribiendo nuestra historia con las páginas que sean necesarias, reconociendo que algunas se escribirán entre risas y otras entre lágrimas. Pero, benditas sean cada una de las palabras que cuenten que nuestra vida está siendo vivida, valorada… disfrutada.
