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Una dominicana estudiando en España: cómo la vida te cambia

  • 12 agosto, 2019
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Han pasado diez meses desde que salí de mi zona de confort, mi burbuja, el nido de mis padres. Hace diez meses tomé la decisión que cambiaría mi vida: estudiar en otro país. Vaya, sí que lo hizo.

Foto: Melixworld

Vivir en España a la edad de 24 años para una joven dominicana. Muchos piensan que es algo arriesgado, que debo tener cuidado, mucho más en un continente donde el terrorismo está a la orden del día y la trata de blancas es algo que se sirve como el pan en la mesa.

Pero nada me impidió tomar la decisión de mudarme. Ya me sentía completamente invadida en mi propia burbuja en República Dominicana, mucho más de lo que hizo Colón hace 527 años.

Y para salir de esta rutina, solicitar una beca para estudiar un máster era la opción más válida. Así lo hice, apliqué a las Becas Internacionales del MESCyT en 2018.



https://www.instagram.com/p/Bz6s4t8odv7/

Es cierto lo que dicen. Aplicar a esta beca, en buen dominicano, es un “baltrí”.

El proceso es largo y tedioso, a veces un poco dudoso. Sin embargo, tenía que dar un salto de fe para ver qué ocurría; porque de eso se trata la vida, de hacer las cosas, aunque no estés segura de su resultado.

A muchos no le concedieron la beca, otros tenían años aplicando y esta vez tuvieron la dicha, y otros, como yo, tuvimos la bendición de aplicar por primera vez y salir seleccionados a la primera. We’ll never know.

Apliqué para un Máster en Marketing Digital y Social Media en el Centro de Estudios Financieros (CEF) junto a la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), el cual tenía presencia en Madrid, España.

Luego que aplicas, dejas que pasen los meses (te tomas un té de tilo para no volverte loca) hasta que por fin ves la visa española en tus manos (porque nada es seguro, incluso aunque hayas firmado contrato con el MESCyT).

Me dejaron como una semana y media para terminar de analizar todo lo que estaba a punto de ocurrir: me iba de mi país, iba a dejar el nido.

Mira más sobre la experiencia de Melissa con la beca

https://www.youtube.com/watch?v=YkIf5z549Do

Decir adiós para empezar un nuevo capítulo

Contarles a todos mis amigos, compañeros y familiares que me mudaba a Madrid en una semana y media no es algo tan bonito.

Creo en las malas vibras, y aunque todos tengan buenas intenciones, el Diablo es sucio y puede meterte un pie. Pero como dice mi mejor amiga Melissa (sí, nos llamamos iguales): “Lo que está para ti, está para ti, y no hay nada ni nadie que te lo pueda quitar”. #Facts.

Siempre he odiado las despedidas. No son pocas las que te hacen cuando te vas a vivir a otro país, y aunque sean lindas, siempre son súper tristes (se te hinchan los ojos un montón y duras semanas con el mismo dolor de cabeza).

Pero esto es parte del deporte y debes aceptarlo. Como decía mi prima: “para volver hay que irse”, ¿no?

Solo lo necesario

Antes de irte siempre debes tratar de tener lo necesario, solo lo necesario, porque meter nueve meses en tres maletas nunca será factible (ni realista).

Siempre es recomendable preguntarle a alguien que haya tenido la misma experiencia que tendrás cómo es todo. Esto me ayudó mucho. Sobre todo con los procesos que debes hacer al llegar a un país nuevo.

Pero lo más importante es buscar dónde vas a vivir.

Admito que buscar la habitación (al menos que tengas un familiar en ese país) fue mucho más tedioso y estresante que el proceso de la beca en sí.

Me tomó semanas de estrés encontrar un hogar. Y no fue hasta una semana antes de mi vuelo que una tía me dijo de una prima suya que vivía sola en Madrid y podía alquilarme la habitación. Vi la gloria al saber esto, una luz al final del túnel.

Así que amarra tu habitación antes de llegar.  Es lo más recomendable.

Los primeros días en España

https://www.instagram.com/p/Boz1vBvlKNp/

Pero cuando llegas, ¿cómo es?

Todo parece sacado de un cuento de hadas. Así como todos sueñan con viajar a Nueva York, yo soñaba con pisar suelo europeo.

Como andaba con tres maletas, no podía darme el lujo de irme sola en metro, y más aún sin conocer nada y sin tener el arma más preciada e imprescindible para moverte como toda cosmopolita que se respeta: internet.

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Viajeras y mujeres

Así que, con el WiFi del Aeropuerto de Madrid-Barajas, tomé un Uber hasta mi nueva casa. Y wow. Sentí una emoción que no puedo explicar al escuchar a la primera persona hablar en castellano, el conductor del Uber, una emoción que fue aumentado mientras pasaban los árboles, edificios y señalizaciones que me repetían una y otra vez que estaba en España.

No podía creer todo lo que estaba pasando. ¡Melix takes Spain, sunshine!

Llegué unos días antes de las clases para hacer los trámites que faltaban, tener mi abono del metro y adaptarme al cambio de horario y al ritmo de los madrileños.

Modestia aparte, sí que me adapté rápido. Todo está tan señalizado que no hay manera de perderse. Y pese a que te meten un “cuco” con el racismo, hasta el sol de hoy no me ha tocado ningún ataque racial (al menos no que me haya percatado).

Los primeros días (y los 9 meses siguientes) grabé todo, no solo con mi celular, sino también con mi memoria fotográfica.

Grabé cada trayecto hacia mi universidad, los sitios turísticos que visité con mis compañeros dominicanos (porque sí, mi clase en el máster era solo de dominicanos), el acento español de mis profesores, que de cada diez españoles, ocho fuman en este país; que tienen caras largas y pocos saludan, que su almuerzo es sagrado y por ende a las dos de la tarde no hay negocios abiertos, que su clima a veces puede resultar encantador y conoces todas las estaciones por primera vez en toda tu vida; grabé cómo son tan ordenados en el metro y en sus oficinas del gobierno, cómo te cobran las bolsas plásticas para cuidar el medioambiente y cómo da gusto caminar en sus calles limpias, sin basura tirada.

Melissa en Madrid. Foto: Melixworld

Estudiar el máster fue una maravilla. Los profesores eran unos genios. Grandes profesionales de sus áreas, algunos con puestos de trabajo súper reconocidos en Madrid y toda España. La casa de estudios es de las mejores en la península.

No se cómo serán las demás universidades en España, pero con el CEF.-/UDIMA “flipas”, como dicen los españoles.

Salir de tu zona de confort no es fácil, pero si necesario. Y pasar diez meses en otro país muy diferente al tuyo, es una experiencia que te marcará toda tu vida. La cambia para siempre y deseas no volver al nido (quizás solo de vacaciones).

Si tienes alguna duda de mi experiencia estudiando en España, te invito a visitar mi Instagram @melixbaez o mi blog www.melixworld.com; encantada de aclarar todas tus preguntas.