Santo Domingo.-“Mami estoy aburrido”, dice Lucas de 8 años de edad. Inmediatamente, su madre empieza a ofrecerle diferentes opciones, propone juegos o actividades, pero Lucas parece no estar interesado en nada. Preocupada, la madre decide que ella tiene que hacer algo. Se dispone a llamar a amigas, coordinar citas de juego, buscar opciones de ocio en la ciudad, y hace planes para entretener a su hijo que ha manifestado sentirse aburrido. No solamente es el adulto el encargado de buscarle entretenimiento; me atrevo a decir que se asienta en el corazón de esta madre un sentimiento de culpa. La madre cree erróneamente que quizás no ha provisto lo suficiente para su hijo y que ella se encuentra en falta en su rol de madre. Nada más lejos de la realidad.
¿Por qué se preocupan tanto los padres hoy en día por el aburrimiento de sus hijos?
Es posible que sean víctimas del síndrome de padres helicóptero, que se caracteriza por la sobreprotección y el control de los proyectos, juegos, y decisiones de los hijos. Estos padres supervisan y micro-manejan hasta el punto de limitar el desarrollo socio-emocional de los mismos hijos a quienes pretenden ayudar.
Igualmente, puede ser que vivimos una época en la que niños y adultos huimos de toda sensación incómoda, distrayéndonos constantemente, y en ocasiones de manera compulsiva, con elementos externos. Vemos niños que ya no pueden hacer un corto recorrido en carro sin una tableta, y adultos que no toleramos esperar en un consultorio médico sin la distracción de un dispositivo con algún juego o haciendo uso de alguna red social. Es más, apenas toleramos esperar en el semáforo: nos vemos obligados a ver el último comentario en el grupo de WhatsApp antes de que la luz cambie a verde. Cualquier momento de “aburrimiento” debe ser inmediatamente ocupado por algún tipo de entretenimiento.
Sin embargo, según Anna Lemke, M.D., en su libro Dopamine Nation, más que el aburrimiento, parece ser que “la búsqueda constante de distracción con dispositivos y redes sociales” es lo que puede estar contribuyendo a la depresión y sensación de ansiedad que va en aumento a nivel mundial. La intolerancia a la sensación incómoda del aburrimiento y el no querer estar a solas con nuestros pensamientos, nos lleva a buscar estímulos externos cada vez más intensos, que pronto pierden también su eficacia y terminan por hundirnos en una sensación aún más incómoda que la experimentada primero.
El aburrimiento, esa “sensación de fastidio provocada por la falta de diversión o de interés por algo” puede ser una sensación desagradable. A su vez, esta sensación de aburrimiento es una oportunidad para el descubrimiento, la imaginación y la invención.
Estar aburridos nos obliga a enfrentarnos a nosotros mismos. Forzarnos a vernos cara a cara con nuestras pequeñas y grandes preguntas. Nos permite pensar, reflexionar y conectar con nuestras experiencias de vida, dándoles sentido y significado. Es en ese aburrimiento que los pensamientos afloran y las ideas que nos dan vuelta en la cabeza empiezan a tomar forma. Si nunca fijamos la atención a nuestro interior, si siempre estamos entretenidos externamente, ¿en qué momento podremos conectar con nosotros mismos? A nuestros hijos les caería bien aburrirse de vez en cuando.
Algunos de los beneficios del aburrimiento son:
Mejor salud mental
En ocasiones nuestros cerebros están sobrecargados de tareas, información y estímulos. Tomar un descanso ayuda a mejorar las capacidades cognitivas y se alivia la sensación de estrés.
Más creatividad
El aburrimiento permite que la creatividad y las destrezas de solución de problemas florezcan, al permitir que el pensamiento de vueltas y se sueñe despierto. (Mann, 2018). La imaginación florece cuando dedicamos tiempo al mundo interior.
Consideración de posibilidades
Cuando se está aburrido se aprovecha el tiempo para pensar en nuevas posibilidades, alternativas y opciones. Es el niño quien debe buscar estas opciones, no los adultos a su alrededor, de lo contario le estamos quitando las oportunidades para un desarrollo sano.
Autorregulación y tolerancia a la frustración
El manejo del aburrimiento está muy relacionado con destrezas de autorregulación y mejor tolerancia a la frustración. Saber esperar, mantener el control sobre uno mismo sin necesidad de la intervención de otras personas o de dispositivos digitales, son destrezas importantes para ser un adulto exitoso. Esporádicos momentos de “aburrimiento” ofrecen una excelente oportunidad para desarrollar estas habilidades poco a poco.
La próxima vez que su hijo le diga, “Mami estoy aburrido”, porque se fue el internet o se quedó sin baterías, responda con entusiasmo y alegría ¡Genial! ¡Qué gran oportunidad! ¡Luego me cuentas cómo resolviste!”
Te puede interesar.
Cómo afrontar conflictos con los hijos e hijas
50 charlas gratuitas sobre maternidad y crianza
Crianza positiva: masculinidad responsable
Síguenos en las redes como @Revestidamag
Comentarios