Cuando vas a limpiar tu clóset hay varias preguntas que debes hacerte, porque seamos sinceras, hemos dejado muchas piezas guardadas con la promesa de que algún día nos las vamos a poner. Sin embargo, pasan varias temporadas y siguen empolvándose en tu guardarropa. Si fuiste de las que aprovechaste el tiempo de rebajas, y cuentas con ropa nueva, llegó la hora de limpiar y liberar espacio.
¿Cuándo fue la última vez que lo usaste?
Aunque parezca fuera de lugar esta pregunta, es la primera que debes realizarte. Esas piezas que han superado la prueba del tiempo –porque nunca las usas pero tampoco las sacas del armario– son las primeras que debes sacar. Sé sincera contigo, no las volverás a usar más.
¿Qué tanto te gusta?
En el momento en que te gusta mucho una pieza pueden pasar dos cosas: o la usas tanto que toma personalidad y sale sola de tu clóset, o casi no la has usado por reservarla para ocasiones especiales. Bueno, casi siempre es la primera, pero existen excepciones. Pregúntate varias veces cuánto te gusta con ese vestido en mano. Dale una valoración del 1 al 5: (de 1 a 3 despídete él, y si califica entre 4 y 5, consérvala). ¡Pruébalo!
¿Qué tan bien te queda?
A veces recibimos regalos, o nos auto-regalamos prendas que no nos entallan para luego ajustarla a nuestra silueta. ¡Nunca la llevamos a arreglar! También hay piezas que no son para nuestro cuerpo y tampoco de nuestro estilo, pero aún así seguimos conservándolas. ¿Por qué? Crea espacio para una prensa que sí le haga justicia a tu figura y a tu estilo.
¿Cuál es el estado de la prenda?
Sabemos que le has cogido cariño a esa pijama que tiene los tirantes rotos, pero que hacen su función porque su textil es tan cómodo, sí –hay casos– pero basta ya, regálate una nueva. También aplica para esas piezas que perdieron su color original, que tienen manchas y hoyos por doquier… Es momento de darles el beso del final. No merecen ni estar en tu bolsa de ropa usada para regalar. ¡Adiós!
Quizás este ejercicio de hacerte estas cuatro preguntas te resulte tedioso al principio –vas a justificarte muchas veces–, pero te aseguramos que cuando comiences a acostumbrarte a este hábito, con tiempo y paciencia, lograrás desocupar espacio en tu clóset con más facilidad, y hasta lo disfrutes.
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