En el filme ‘Last Night’, el personaje de Keira Knightley se reencuentra con su ex, interpretado por Guillaume Canet, a la salida de un café. La sorpresa fue tan grata que las sonrisas de ambos no se escondían en esta escena y lo típico, aunque ella no estaba en su mejor mañana, él la encontró radiante.
Lo que más me gusta de esta escena es que desde que los ves intercambiando líneas ya te identificas con la historia e inmediatamente te recuerdas de tus ‘exes’ o de ESE ‘ex’, porque sabemos que no es lo mismo ni es igual.
Si tienes un encuentro accidental con esa pareja que te quitaba el aliento de tan solo verlo y se vuelve a repetir ese episodio (sonreír, ponerte nerviosa, no saber qué decir, sonreír…) como si no hubieran pasado esos tres años (por decirte una fecha), ¿qué harías?
En este escenario pueden pasar dos cosas: que se digan, uno: ‘Ay, me dio mucho gusto verte’, o dos: que tú o tu ex-pareja pregunten ‘¿qué harás esta noche?’.
Si te pasa la segunda opción es porque definitivamente se quieren volver a juntar. Pero… ¿por qué? Si se supone que luego de tres años todo está superado. Estuviste en diferentes relaciones, no te molesta estar soltera en estos momentos… ¿Por qué de repente, luego de esos dos minutos de conversación, deseas verle y compartir en pareja?
Algo que tenemos las mujeres es que le damos muchas vueltas al asunto, analizamos más de la cuenta e intentamos usar nuestra mejor arma: la intuición. Esto es lo que nos diferencia del sexo opuesto, así que utilízala para ver si te conviene o no volver a verle. Si las hormonas no se disparan al momento que insinúe o haga algún movimiento ‘inapropiado’, habla contigo misma. He aquí la clave para definir el equilibrio en este tipo de situaciones.
¿Te has visto en esta encrucijada? Cuéntanos cómo lidiaste con esta situación.
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