Cuando se trata de comprar para nosotras, existen artículos que nos gusta comprar o servicios que pagamos porque lo consideramos una gran necesidad.
Este estudio se hizo con mujeres de diferente rango de edad: de 20 a 25 años; de 30 a 40; y de 45 a 60. Los primeros rangos de edades presentaron mayor afinidad al consumo en comparación con las mujeres adultas próximas a entrar a la tercera edad. Estas mujeres nos dijeron que «todo sus ingresos lo destinan al hogar y a los hijos». Lisbeth (24) nos comentó que su madre si está en una tienda, la llama y le dice «vi una blusita para ti».
Pero también hubo sus excepciones. Dos mujeres del rango de edad 30-40 nos dijeron que no son típicas consumidoras, aunque admitieron que gran parte de su sueldo se les va en restaurantes o comida rápida.
La ropa lidera en esta lista porque según Connie (25) nuestra rutina de vida demanda variedad y es uno de los artículos más baratos en comparación con otros artículos. Destacamos otras piezas de este renglón como las carteras (2,5%), los zapatos (15%) y los vestidos (5%), porque son prendas favoritas entre todos los rangos de edades que encuestamos.
El tercer lugar de la lista lo lidera el gasto que implica mantener y resaltar nuestra belleza (mantenimiento del cabello, uñas y piel). Rubí (24) nos comentó que «el presupuesto del salón no se negocia», pues cada una o dos semanas debe pasar y acondicionar su cabellera. Natalia (39) también lo considera fijo, necesario y obligatorio en su rutina.
Estas respuestas tienen un carácter cultural. El libro ‘Pelo bueno, pelo malo’ realizó una investigación en los salones de belleza de la República Dominicana de diferentes estratos sociales y documentó que anualmente una mujer que viva en República Dominicana gasta entre 47,100 pesos y 108,800 pesos de acuerdo a su nivel socioeconómico.
La vida social también implica un gasto para nosotras. Las mujeres que representan el 7.5% nos dijeron que disfrutan y «no les duele» conocer el nuevo menú de un restaurante o pasar una noche de tragos.
Los artículos con menor por ciento representan esos caprichos que nos autoconsienten. Aquí se encuentran los helados, dulce con un gran significado emocional para muchas como Camila* (23), una fiel consumidora de este postre. Otra de sus tentaciones es la ropa interior, en especial los ‘panties’ pues «aunque tenga la gaveta llena, si veo uno que me guste (ella los define como divertidos) lo compro. Incluso, hubo una etapa en que mi mamá me prohibió comprar lencería».
Forma parte de esta investigación compartiendo tus gustos culposos o debilidades a la hora de pasar tu tarjeta de crédito o pagar en efectico por un artículo que sea exclusivamente para ti.
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*Camila es un nombre ficticio por petición de la fuente.
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