Es más común de lo que creemos ver parejas discutir frente a sus hijos sin pensar en las consecuencias. Es importante prestar atención a este tipo de comportamientos, ya que puede afectar seriamente la relación de la pareja, la salud mental de los hijos y la tranquilidad de la familia.
El doctor Ramón Emilio Almánzar, psicólogo, sexólogo y terapeuta familiar del Centro Vida y Familia Ana Simó, resalta que existen parejas en las que el matrimonio parece una guerra y no son conscientes de su comportamiento. Pelean delante de los hijos, de la familia, de extraños… Muchas veces son patrones adquiridos en sus hogares, “cuando la gente se ponen en modo automático y hacen de las peleas una costumbres llega un punto en el que no se dan cuenta que están peleando, se adaptan a eso y hasta lo vuelven normal”.
Ante esta problemática nos preguntamos. ¿Qué pasa cuando los adultos discuten delante de sus hijos?
La terapeuta familiar y de parejas del Centro Psicología y Especialidades, Esther Abreu, expone que los padres son las dos figuras de autoridad y representan la seguridad del niño. Cuando éstos se ven envueltos en conflictos, el hijo o la hija experimenta un momento de temor de inseguridad, puesto que es testigo del enfrentamiento de las dos personas con las que cuenta para resolver los temas que tienen que ver con su desarrollo.
El infante que observa a sus padres en una situación de conflicto donde habita el maltrato verbal, aprende. Y puede que en un futuro responda de acuerdo a cómo esos modelos de referencia le enseñaron a manejar y a resolver los conflictos, o no.
Asimismo, el doctor Ramón Emilio Almánzar, concuerda con la doctora cuando destaca que afecta terriblemente a los hijos, porque estos comienzan a aprender ese patrón de funcionamiento de lo que es una relación de pareja. ¿A qué hijo le gusta ver a sus padres en situaciones conflictivas, en peleas recurrentes que son el común denominador del día a día de la familia? Eso crea un ambiente muy negativo donde no se aprenderá que los conflictos son normales y que la mayor parte del tiempo podemos convivir y compartir de una manera sana.
Consecuencias
“Los elementos negativos más visibles de esta mala práctica personal son la desintegración familiar, más el deterioro conyugal. Es importante estar siempre pendiente y alerta de cuál es el comportamiento que se está asumiendo con la familia que se decidió tener, y cuál es el comportamiento personal, para que siempre se mantenga un equilibrio”, resaltó Almánzar.
Estos casos se presentan en parejas donde se hace difícil controlar las discusiones por cualquier cosa frente a los niños porque una de las partes no entra en razón y no entiende el daño que está ocasionando. Seguramente te preguntarás: ¿Cómo puedo detener este drama familiar en el que estoy envuelta?
La mejor manera para detener una discusión es que uno de los dos se detenga y va a ser aquel que tiene las condiciones y las características más sabias como para decir debo parar, debo retirarme del conflicto, hacer un momento de silencio, esperar. «A veces es bueno perder ganando y ganar perdiendo», sugiere la doctora Abreu.
“Es el hecho de salir de una discusión en donde hay un gasto enorme a nivel emocional que uno no lo está viendo. En el momento en que se dan las discusiones la gente no es capaz de ver todo lo que se está produciendo a nivel fisiológico, a nivel de las hormonas y cómo estas producen tóxicos dañinos que, finalmente, terminan enfermando determinadas zonas en donde somos más vulnerables”. Esther Abreu.
De su lado, el doctor Almánzar sugiere estar muy consciente de que la relación de pareja es para dialogar, para buscar puntos medios, para llevar la relación de una manera armoniosa.
Si eres la que inicia siempre los conflictos observa tu actitud, reconoce, baja el perfil, respira y trata de conversar el tema en el momento en que no haya una pelea, en busca de un mutuo entendimiento.
Una vez el niño, niña o adolescente ha sido víctima de peleas en su hogar, ¿cómo puede superar las secuelas ocasionadas por el ambiente en que vive o vivió?
La doctora Abreu recomienda que, para superar las secuelas del dolor por daños infringidos a través de todos esos procesos de conflictos en la familia, es pertinente pensar en la ayuda. El acompañamiento de profesionales competentes que te puedan ir conduciendo por el camino de identificar y reconocer cuáles son los temas que perturban, ayudarán a aprender a manejar las emociones, reconocerlas, identificarlas y a reconocer en esas emociones el valor que tiene el poder centrarte en tu respiración. «No hay mejor pastilla que contribuya a manejar la serenidad y llevarte a un estado de paz que la respiración», Esther Abreu.
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