En los últimos años, somos testigos de un cambio revolucionario en el mundo de la moda que ha capturado la atención y los corazones de todo aquel que disfruta del arte del buen vestir: el boom de la moda sostenible. Este fenómeno no solo ha transformado la manera en que percibimos la ropa, sino que también ha despertado el lado más altruista de las personas, creando una conexión más profunda entre la moda y la responsabilidad social. Esta revolución ha logrado que (a los ojos del inexperto en la materia) la ropa sea más que solo telas y costuras. Es un estilo de vida con un toque de conciencia social, que definitivamente -y afortunadamente- llegó para quedarse.
La evolución de un nombre y la amplitud de su apellido
Aquí va un poquito de historia: La primera vez que se utilizó el termino ‘moda sostenible’ fue en el 1987, en el informe “Nuestro Futuro Común, desarrollado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas. Luego, se empezó a utilizar en la década de los 2000 de manera generalizada. Sin embargo, lo que completó el triangulo de conversación para este tema fue la aparición de término “slow fashion” en el 2001, por la diseñadora británica Kate Fletcher y su contraparte “el fast fashion” acuñado por la -también británica- periodista Elizabeth Cline.
Lo que conocemos como “moda sostenible” viene como una respuesta mortal al último término. Se trata de una nuevo modelo de producción y consumo de ropa que busca reducir el impacto ambiental de la industria textil y nos brinda el prestigio que se siente el ser heroína del planeta al mismo tiempo.
Sin embargo, lo que en su momento empezó con un “salvemos el planeta comprando menos ropa y evitando las marcas con sweatshops en países vulnerables” ha evolucionado a ser un imperio, que se ha extendido a diferentes formas de entrar en este mundo: ya sea priorizando calidad a cantidad, fusionando la tecnología con la moda creando diseños hasta con impresos 3D o volviendo trendy el usar la ropa de tu papá o tu abuela, ahora todos tenemos una forma de sentirnos parte de esta forma de vestir.
La presencia digital de la moda sostenible: Este cuento si ha cambiado.
Hace unos años atrás, el miedo de tener dos fotos con la misma ropa en el feed era motivo suficiente para dar un tarjetazo. Ahora, las mil maneras de usar la misma falda es material de contenido.
Como ha cambiado esta historia…
La moda sostenible no solo es para un maniquí en la tienda o una percha en tu clóset. Es el pilar de contenido de muchos creadores que han generado su plataforma COMPLETA alrededor de lo pre-owned y pre-loved. Con solo el hashtag #modasostenible alcanzando más de 20 millones de publicaciones al mes y más de quinientos mil (!!!) creadores de contenido alrededor de este tema.
La verdad detrás la moda.
Lo cierto es que, como todo lo que se convierte en tendencia, existe una razón social, una verdad humana que la empuja a seguir siendo relevante en nuestra sociedad. En el caso de la moda sostenible, podríamos inferir muchas cosas: atribuir el éxito a generaciones en sus años productivos que buscan vivir colocando una pizca de altruismo en todo lo que hacen o el hecho de que -siendo sinceras tus intenciones con el planeta o no- a todos nos gusta la validación social que da aportar a una causa. Y si existe una tendencia para aportar en la que es fácil (y conveniente) participar, mucho mejor.
Pero sin importar tus intenciones, el resultado positivo es lo que vale. Existen muchos motivos para decir “¡Cuenten conmigo! en un mundo donde el diablo viste a la moda y no tiene que sacrificar animales o cambiar ropa cada temporada para hacerlo. Ya sea por ser fashionista de todo tipo de presupuesto o heroína de la naturaleza, el mundo te da las gracias por el servicio.
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