Arnold Bennett, periodista y novelista reconocido de principios del siglo XX, comentó que decir que el tiempo es dinero es subestimar el valor del tiempo; mientras más tiempo se pase trabajando, más dinero se puede ganar, pero sin importar cuánto dinero se gane, no se puede comprar más tiempo.
En “Cómo vivir con 24 horas al día”, ahora un clásico del género de no-ficción, Bennett propone que así como se enseña a vivir con poco dinero, debería enseñarse a aprender a vivir con el tiempo se tiene. Desde el 1910, Bennett ya hablaba de lo preciadas que son las horas, y de lo mal que son aprovechadas o distribuidas por culpa del trabajo u otras ocupaciones.
Preguntaba (hace 103 años) quiénes viven verdaderamente las 24 horas que tienen cada día: “no digo quién existe, o quién sobrevive, ¿quién de nosotros es libre de esa preocupación de que no aprovecha o maneja su tiempo como le gustaría (…)? ¿Quién de nosotros no desearía más tiempo para lograr hacer un cambio?”
Conocía desde ese entonces el ajetreo de la vida moderna y lo que difícil que era (y que es) verdaderamente aprovechar el tiempo al máximo. Las múltiples profesiones del autor—que también fue periodista y trabajó en cine y propaganda—son indicios de que algunos de los consejos de su libro podrían ser aplicables aún ahora:
Reconoce lo difícil de la tarea: administrar las 24 horas diarias para ‘sacarles el jugo’ no es una misión fácil. Según Bennett, es una misión que probablemente no se logre, que requiere disciplina, esfuerzo y sacrificio.
Lo primero que hace falta es reconocer que no será tan fácil como laminar un horario de las actividades mensuales.
Se puede empezar otra vez: para el autor, lo mejor del tiempo es que así como es un tesoro, nunca se termina. Cada día, tienes 24 horas nuevas para decidir aprovecharlas mejor. Cada día es una oportunidad para hacer el cambio.
Aprovecha las horas en el medio: cometemos el error de pensar que las horas en el día sólo son las que se ocupan en el trabajo/estudios y el sueño. El lapso entre las dos es como tiempo muerto. El autor recomienda utilizar estas horas para nutrir la mente, o hacer ejercicios, meditar o hacer algo diferente.
Levantarse muy temprano para hacer yoga o acostarse unas horas más tarde para organizar el día siguiente podrían hacer mucha diferencia (ya había dicho que era un sacrificio). Empieza tomando hora y media de cada día para hacer algo tuyo.
Conoce hasta dónde llegas: no abarques más de lo que puedes. Cada día tiene los minutos contados, no se pueden tomar prestados ni del pasado, ni del futuro. Por más que insistas en que puedes hacerlo, ese tercer trabajo te dará más dinero, pero no más tranquilidad.
El consejo más importante de Bennett es que el tiempo es ahora. No hay un proceso de planificación, o una preparación para empezar a aprovecharlo. Lo que se debe hacer es saltar a la piscina, y aprender a disfrutar del agua.
*“Cómo vivir con 24 horas” está disponible de forma gratuita en inglés. Vale la pena, aún ahora.
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