El uso de los ´´closets´´ (termino hispanoamericano) tradicionalmente conocidos como armarios ó guardarropa comienza a emplearse con fines de almacenar indumentaria y complementos personales a partir del siglo XVIII. Hoy en día la existencia de este rincón mayormente utilizado en espacios de uso residencial, es casi indispensable.
Está demostrado que un significativo porcentaje de la población siente gran interés por todo el tema de exhibir, ordenar y conservar la mercancía que compra, de ahí se deriva todo el auge del diseño y aplicación de sistemas de almacenaje que hagan más cómoda la rutina de vestirse.
Los tipos de closets se clasifican generalmente por sus materiales de fabricación. Las tres tipologías más comunes son; MDF/ Madera prensada, madera maciza y los sistemas de parrillas en metal, siendo esta última una de las más económicas y eficientes en términos de instalación.
PAUTAS PARA DISEÑAR UN ARMARIO
- Considerar las proporciones: Es necesario saber cuáles son las medidas estándares para la agrupación de ropas. En el caso de vestidos largos, abrigos y elementos de mayor tamaño, esta información nos permitirá definir las zonas de mayor apertura y profundidad.
- Modular el espacio: La manera más práctica de sacar provecho al espacio, es modularlo. Para esto las alturas juegan un papel primordial en la distribución. Opten por acomodar la ropa de forma anatómica, es decir, en el mismo orden en que se visten: Zapatos en la parte inferior, Ropa en la parte central y complementos en la parte superior y lateral, de esta manera la divisiones serán menos y por ende el costo de realización también.
- La iluminación: Cuando se diseña un ´´walk in closet´´ o cuarto de almacenaje hay que tomar en cuenta que las luminarias sean preferiblemente fluorescentes o de bajo consumo ya que estas emiten la menor cantidad de calor en el espacio, por el contrario las luces incandescentes con el tiempo pueden llegar decolorar las telas y maltratar las pieles que estén muy expuestas.