Diferente y renuente a las decisiones de la mayoría. A quien le echan la culpa de los desastres, aún sea inocente. De quien se habla más en la sobremesa. La que critica lo que la mayoría sabe pero se guarda. Ella es la ‘oveja negra’.
En nuestras familias siempre hay una. En la mía, mi querida hermana Anna Isabel (18), segunda de tres mujeres que se ha caracterizado por exponer su pensamiento radical. Pone de cabeza a mis padres y no existe situación en que no logre salirse con la suya. Eso sí, es la que por cualquier discusión llora y la que recibe todos los ‘boches’.
Como Anna Isabel hay otras ‘ovejas negras’ que nos cuentan su experiencia en su ‘rebaño’. Virtudes (24) dice que «siempre ha sido la nota discordante» en su familia y alega que es por su personalidad peculiar. José (23), también se define como el obrero de su familia, el que más trabaja.
Una de las características de la ‘oveja negra’ es su sufrimiento e inconformismo constante. Lo utilizan como escudo para defenderse y mostrar su postura contraria sobre las normas establecidas en su medio.
Si nos formamos de acuerdo a nuestro entorno social, entonces ¿por qué la ‘oveja negra’ adopta conductas contrarias a las establecidas por su familia?
«Lo que pasa es que la mayoría de la ovejas que se crían son de pelambre blanca, porque son las deseadas para usar su lana y elaborar telas», apunta el filósofo político David Alvárez Martín. «Cuando se refieren a una ‘oveja negra’ es porque no es como las ovejas de pelambre claro, y por tanto tampoco es útil para el negocio de lana», porque no piensan como el resto, no están de acuerdo con el sistema (familia, trabajo, sociedad).
Para Álvarez Martín, las ovejas negras son personas interesantes por su independencia, criterio propio y deseo de seguir su camino sin imitar a los demás. En su familia, Thelma Vanahí (su hija menor) es el contraste en su rebaño, «y estoy muy orgulloso de ella por eso, aún con los sustos que nos ha dado». Ella es una artista, libre pensadora y creativa» que se diferencia de sus hermanos conservadores.
Así como el filósofo político está muy orgulloso de su hija, ella también se enorgullece de serlo y nos da su versión de cómo cada día «acentúa más su pelaje negro»:
Admito que ser la oveja negra siempre ha sido un dolor de cabeza, pues todo lo malo se me pega, aún cuando no haga nada. Desde pequeña siempre me sentí excluida y no fue hasta luego de la adolescencia que mis padres me hicieron ver que no es malo ser distinto. Claro, he tenido que controlar mis ansias de siempre inventar, pues mis padres viven tendidos de un hilo por mi falta de medición al momento de ver los riesgos.
Pensé que se me pasaría, como la fiebre, pero cada día se acentúa más mi pelaje de oveja negra. Ser la excepción no es malo, todo lo contrario. Es concentrar toda esa energía a un plan de vida y meterle ganas a la constancia y alejar lo que te distraiga del punto de vida que deseas.
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La oveja negra discute los límites. Cuando se rechaza a una oveja negra, puede que tienda a provocar el desprestigio de toda una familia o generación. Sin embargo, cuando la aceptas y reconoces sus bondades, puedes ver un poco de lo que le falta a la sociedad. Ser una oveja de color claro u oscuro es cuestión de decisión propia. Pertenecer al rebaño no es ‘malo’, y no pertenecer tampoco.
Virtudes nos dice que en su casa la quieren más y la consideran madura porque dice la verdad que otros callan. Y yo no puedo terminar una conversación sin mencionar las situaciones que vivo a diario con Anna Isabel. ¿Quién es la oveja negra en tu familia?
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