Enojarse es de humanos. La ira puede presentase ante cualquier situación de provocación, donde dependiendo de la índole o el temperamento de la persona se procederá a atacar verbal o físicamente a quien o quienes nos molestan. Lo que no sabes es que esta emoción, además de impactar a las personas a nuestro alrededor, también repercute de forma negativa en nuestro organismo.
El enojo consiste en una sensación básica e instintiva de los seres humanos. Esta tiene que ver con el desagrado, la ira y la frustración, se tiende a responder agresivamente y puede variar desde una leve irritación hasta una violencia desatada.
No tomar el control de nuestras emociones, además de afectar las relaciones interpersonales también implica un sin número de consecuencias nocivas a tu salud. Por ejemplo, la ira o la agresividad al igual que el estrés están fuertemente ligadas a provocar enfermedades cardiovasculares.
¿Qué pasa con nuestro organismo cuando nos enojamos?
1. Aumenta la presión sanguínea, lo que con el tiempo puede provocar el deterioro de las arterias.
2. Eleva el pulso cardíaco y genera taquicardia.
3. Aumenta la producción de sustancias químicas como la adrenalina, lo que altera el equilibrio natural del cuerpo.
4. Desequilibrio del sistema inmunológico.
5. Provoca contracturas, dolores musculares y jaquecas.
6. Se acelera la respiración, provocando que el corazón bombee con más intensidad.
7. Aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades como gastritis, colitis, dermatitis y hasta cáncer.
El enojo es una reacción normal y defensiva que no permite ver con claridad la realidad del problema e impide una solución inmediata al mismo. No obstante, hay ciertas técnicas que nos pueden ayudar a controlar de mejor forma las emociones y enfrentar los momentos de tensión con más calma.
Tómate un tiempo para responder
Es decir, piensa antes de hablar. Cuantas veces no hemos dicho cosas que luego retractamos. Siempre piensa lo que vas a decir y no actúes en forma instintiva. Si es necesario, retírate del lugar donde ocurrió el percance, tómate un tiempo, respira profundo, recupera la tranquilidad y vuelve a enfrentar la situación.
Recurre a técnicas de relajación
Respirar consciente y profundamente permite que relajes los músculos y te sientas más calmado. También es útil repetir frases positivas que ayuden a cambiar la actitud frente al problema.
Realiza ejercicios
El ejercicio es la solución para todos de los males. Despejar tu mente y ocuparla en algún deporte en momentos de enojo es muy provechoso pues cuando nos ejercitamos liberamos endorfinas que nos permiten visualizar el problema con mayor claridad y desde otra perspectiva.
Usa el humor para aliviar la tensión
“Si no puedes con el enemigo, únetele”. Que recurras al sentido del humor en momentos de tensión no quiere decir que miras el problema con superficialidad, sino que es una forma eficaz para aceptar de la manera más positiva la naturalidad de lo que ocurre.
Lleva un registro mental de lo que te enoja
El autoconocimiento tiene un valor inmensurable. Si tienes claro cuáles situaciones provocan enojo o mucha ira en ti, sabrás cómo enfrentar de la mejor forma una situación similar en el futuro.
Habla con un amigo comprensivo
Déjalo salir. Compartir y expresar tus frustraciones puede ayudar a desactivar la ira. Si bien es cierto que hablar con nuestros amigos consuela el alma, no es menos cierto que nadie tiene el control de las emociones de nadie, esto es un trabajo meramente íntimo y personal.
Aprender a perdonar
Reconocer y aceptar que no todos actuamos y pensamos de la misma manera, es la forma más efectiva de evitar ataques de enojo. La empatía y la voluntad de entender por qué una persona actuó de un modo u otro, permite eliminar el enojo y ceder al perdón.
Fuente: Asociación Chilena de Seguridad
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