Estas ocho reglas de oro para mejorar la composición física y orgánica te ayudarán a alcanzar esa meta de llevar un estilo de vida más saludable. ¡Nunca es tarde para empezar!
1. No olvides que el desafío no es físico, sino mental
Tu mente controla tu cuerpo.
Si tu mente dice que sí puedes, pues sí podrás. Entrena tu voluntad. Ten una actitud positiva para lograr eso que tanto anhelas.
De actitudes mediocres solo podemos obtener resultados mediocres. Si enfrentas el cambio de manera positiva, mejores resultados tendrás.
2. No busques tener el cuerpo de otro
Mejora el tuyo, siempre de la forma más sana.
Cada persona es distinta. Cada organismo tiene una manera particular de funcionar.
Muchas veces nos comparamos con otros que aseguramos tienen el cuerpo que anhelamos. Pero debemos recordar algo muy importante: no comparar la puesta en escena con nuestros tras bastidores.
¿Sabemos el empeño que ha puesto esa persona en mejorar su composición física? ¿A eso se dedica? ¿Cuántos años lleva manteniendo su estilo de vida? ¿Lo logró de manera sana? ¿Está sometido al tipo de vida que estoy siguiendo? ¿Cómo ha logrado superar las adversidades? ¿Lo ha logrado por medios naturales o cirugías? ¿Lo que me presenta es una realidad sostenible?
Que tu reflejo físico venga siempre como una consecuencia de un mejoramiento orgánico.
3. Date tiempo para notar los cambios
No se ven de la noche a la mañana. No te desesperes. Solo mantente enfocado y sé paciente. Es imposible, y hasta irresponsable, pretender cambiar años de desarreglos en pocos días.
Todo cambio importante requiere tiempo. Esto no solo afecta la calidad de los resultados obtenidos, también la sostenibilidad de los nuevos hábitos instaurados.
Deja de enfocarte en hacer dietas. Instaura un nuevo estilo de vida que se ajuste a tus necesidades y que sea sostenible a largo plazo.
4. No busques la perfección
¡Eso no existe! Enfócate en verte y sentirte mejor y ser más sana, siguiendo tus propios estándares.
Busca lo que funcione adecuadamente de acuerdo con tus requerimientos, exigencias de desempeño diarias y tus metas físicas y orgánicas.
5. Ve un día a la vez
Proponernos metas a corto plazo ayuda a no sentir el desafío tan grande. No te enfoques en las 50 libras totales que debes o quieres perder, sino en ser constante HOY, en cumplir con todo lo necesario HOY… y mañana solo repites.
Como le digo siempre a mis pacientes, estímulos positivos + estímulos positivos, solo puede dar resultados positivos.
A veces tardan más de lo que esperamos o quisiéramos, pero inevitablemente ocurrirán cuando lo hacemos responsablemente y nos damos el tiempo necesario.
En ocasiones ese tiempo puede verse afectado por las consecuencias de malos hábitos. ¡Sé paciente!
6. Los días pasarán así hagas o no algo por ti
Procura no desaprovecharlos para que cuando veas atrás, no sientas culpa por no poner de tu parte. Eso que buscas solo depende de ti.
20, 30 o 40 minutos de alguna actividad física siempre serán mejor que mantenernos enterrados en el sedentarismo. Prioriza realmente tus metas y entiende que, para materializarlas, debes poner de tu parte.
7. Debes ser disciplinado y constante
Es un proceso que lleva tiempo y la única persona responsable de hacer el trabajo necesario para lograrlo eres TÚ. Debes ser disciplinado y constante.
El profesional que contrates para guiarte y acompañarte en el proceso solo podrá proporcionarte las herramientas, pero es tu responsabilidad ponerlas a trabajar.
No ocurre por arte de magia. Las herramientas que no se aplican, no funcionan, y así es como vuelves a caer decepcionado en el mismo círculo vistoso de siempre, porque quieres hacer a otros responsables por algo que debes hacer tú.
8. No te sabotees
Esas trampitas que hacemos a escondidas para que no nos juzguen también nos alejan de nuestras metas. Eres tu única y mejor jueza. ¡No te sabotees!
Todo cuenta, por más pequeño que parezca. Mientras más decisiones positivas sumes, más cerca estarás de tus metas.
Espero que te sirva mucho. Que lo compartas con alguien que pueda beneficiarse. No olvides repasar estas reglas de oro de vez en cuando.
Dra. Michelle Abud, médico nutrióloga.
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