Viviendo

El día que decidí vivir fuera de mi país

  • 16 mayo, 2017
  • 7 MINS READ
  • COMPARTIR

Luego de vivir la experiencia de estudiar en el extranjero y regresar a República Dominicana, mi tierra natal, para tomar la decisión de irme a otro lugar; miré hacia atrás sólo para confirmar que hacer las maletas y mudarme sería otra maravillosa experiencia y una de las mejores decisiones de mi vida.

Cuando decides marcharte, conviertes tu vida en un viaje lleno de incertidumbres, empujándote a crecer de una forma extraordinaria, esta decisión logra sacar tu lado más increíble, te enfrentas a nuevos retos que afloran en ti facetas que desconocías, te sorprendes y te dejas sorprender por el mundo, aprendes y amplías tus perspectivas. Asimismo, las vivencias compuestas por algunos que otros golpes te ayudan a crecer, y comienzas a acumular recuerdos que no caben ni públicas en Instagram, y de los cuales jamás te querrás desprender.

Empezar de cero es emocionante, desafiante y tiene muchas recompensas, pero te arranca de cuajo de lo conocido, te planta en mitad de lo imprevisible y, por el camino, puedes tener “sentimientos encontrados”, de los que no estabas acostumbrada, pero que sin duda te harán más fuerte.



En ocasiones, ciertas dificultades pueden llegar a superar tus expectativas, pues al principio cualquier pequeñez podría convertirse en todo un mundo, y pienso que eso aplica sin importar el país que elijas para vivir, porque los desafíos seguirán siendo los mismos.

Sabes que acabas de llegar a un lugar desconocido, incluso aunque hayas estado de vacaciones en él, porque tu estadía ya no está orientada hacia los mismos objetivos. En esta ocasión debes encontrar hogar, trabajo, adaptarte al clima, a la cultura (esto no implica perder tu identidad), entrenar el oído al acento, al idioma, hacer nuevas amistades, aprender las convenciones sociales, sobrevivir a los trámites, adoptar una nueva visión de todo, entre otras cosas que para mí son vivencias de puro crecimiento.

Aunque hoy me siento una extranjera de esencia caribeña, feliz y agradecida, también debo decir que es una realidad eso de que los comienzos no son nada fáciles, incluso cuando el destino elegido tiene un buen clima y está compuesto por lo que no nos debe faltar montaña, sol, playa y arena.

Playa de Palma de Mallorca

En mi caso, siempre me ha gustado salir a pasear, a contemplar los paisajes, disfrutar del hermoso azul del mar Mediterráneo y sus montañas; hacer fotos de lo que me resulta interesante y bonito, andar por todas las calles, fijarme en los restaurantes y cafeterías, las colecciones que van y vienen en los museos, observar los turistas, vagabundear en busca de algunos que otros rincones y disfrutar de los platos típicos; de esa forma he logrado crear vínculos con la ciudad, y conectar con lugares especiales.

Mirador de La Foradada, Deià.

Viviendo en Palma de Mallorca, me he dado cuenta que la vida en el Mediterráneo va más allá de definir un tipo de dieta o tendencia decorativa, más bien es una forma de entender la vida misma, experiencia que me ha ayudado a comprobar mi afinidad y pasión por el ambiente cosmopolita (uno de los temas que les abordaré más adelante).

Eso sí, ha pasado un año, y ahora la alegría por poder vivir esta experiencia supera con creces cualquier contratiempo. Porque aunque estemos muy lejos de los nuestros; aunque el invierno en ocasiones llegue a ser inclemente, la satisfacción de haber podido elegir el lugar donde vivir, contar con el apoyo de tu familia y hacer lo que te gusta, es una sensación realmente gratificante y por la cual le doy gracias a Dios.

Confieso que me agrada eso de ser una eterna forastera; al fin y al cabo, esta experiencia es un lienzo donde pinto parte de mi historia. El anuncio que inquietó a la masa

Sigue sus experiencias en Instagram como @cleo.lora.

Síguenos en @Revestidamag.

El anuncio que inquietó a la masa.

Destinos

Un viaje, tres destinos

  • 30 octubre, 2015
  • 6 MINS READ
  • COMPARTIR

IMG_7254

El verano pasado tuve la oportunidad de viajar por el mar. En el camino conocimos tres puertos, y hoy comparto un vistazo de cada uno de ellos.

Labadee, Haití

Es un puerto ubicado en el territorio de la República Haitiana, y pertenece a la línea de cruceros Royal Caribbean International, principal promotor turístico de Haití, según fuentes externas. Es un área fundamentalmente turística que ofrece atracciones como playas, actividades acuáticas y deportes extremos, como su famoso Zipline, que no tuve el valor que probar.



IMG_7143

Labadee ofrece hermosas vistas con sus aguas y montañas. Es prueba de que Haití tiene todavía mucho que ofrecer.

IMG_7144

Recomendaciones: Aprovechar los demás tours en caso de querer conocer más de Haití. Llevar zapatos de playa (por las rocas). Comprar un souvenir.

Falmouth, Jamaica

Falmouth es un puerto que, al igual que en el caso de Haití, se encuentra casi al extremo de la capital de la isla. Su alrededor tiene aires dominicanos, aunque su cultura es totalmente diferente. Tienen atracciones acuáticas y tours extensos en los que se viaja hacia otras partes de Jamaica, aunque el tour local, que dura aproximadamente 40 minutos, introduce a los turistas a la historia y a la realidad de Falmouth.

IMG_7160

Paseando pudimos conocer una de sus playas, sus iglesias (que son muchas) y hasta unas cuantas palabras en su idioma, que es básicamente un “inglés machucado”, como diríamos aquí.

IMG_7185

Su mercado es una de las atracciones, donde comercializan innumerables artesanías, desde esculturas en madera hasta accesorios, como carteras hechas a base de coco. También disfrutamos de su música típica.

IMG_7201

Recomendaciones: Hacer el tour local. Aprovechar los demás tours en caso de querer conocer más de Jamaica. Comprar un souvenir (¡vale la pena!) y aprovechar que es un puerto libre de impuestos (tax-free) para comprar joyería, pues sale a buen precio.

Cozumel, México

Cozumel es una hermosa y extremadamente pequeña isla perteneciente al territorio mexicano, donde, según prometió “Moy”, el guía turístico, solo se realizaban sacrificios animales y nunca humanos durante la época Maya.

IMG_7254

Es una isla preciosa, que también ofrece diferentes tours hacia otras partes de México. El tour local no es un desperdicio, dura aproximadamente dos horas en las que nos pasearon por una reserva maya, probamos tortilla, chocolate y tequila artesanal (que no es lo mismo que Patrón) y presenciamos un ritual maya dramatizado.

IMG_7216

 

IMG_7221

Además, conocimos la primera villa en la que habitaron las familias que decidieron emigrar hacia Cozumel desde México, en la época Colonial. En la villa hoy día todavía se hacen celebraciones, y es una interesante mezcla entre la historia y la actualidad. Allí compramos trajes típicos mexicanos y también venden todo tipo de artesanías, desde la icónica carabela colorida, hasta accesorios de piedras preciosas.

Recomendaciones: Hacer el tour local (¡y probar todo!). Aprovechar los demás tours en caso de querer conocer más de México. Comprar un souvenir (para llevarse un pedacito de su cultura). Llevar repelente de mosquitos.

IMG_6029

La experiencia fue increíble. Poder sentir el mar tan cerca es muy relajante. También, por supuesto, fue genial poder conocer aunque sea un poco de culturas diferentes a la nuestra.

Si viajas en algún crucero, estas son mis recomendaciones generales:

1. Probar los diferentes comedores y restaurantes.

2. Reservar los tours por medio del crucero, ya que es más seguro.

3. Conversar con personas de otras culturas. Es muy educativo y agradable.

4. Planificar bien los días de puertos: qué harás y cuánto tiempo tienes disponible.

5. Aprovechar los días de navegación para comprar en las tiendas del crucero, ya que no hay impuestos estos días.

 

Fotografías: Angie Khoury