Transformar vidas con empatía y crear un impacto positivo en comunidades vulnerables ha sido el motor que llevó a una joven en sus veintes a crear un proyecto que trasciende. Ingeniera industrial de profesión y con una maestría en la Singularity University de la NASA, a la hora de crear su propio proyecto, se enfocó en dibujar sonrisas en todo el mundo y crear una comunidad de donantes capaz de ‘jompear’ a los que lo necesiten. En esta entrevista, conocemos más a Katherine Motyka, CEO de Jompéame, la primera plataforma dominicana de recaudación en línea para causas sociales de emergencia y pobreza.

RE: ¿Cómo inicia el proyecto?
KM: Jompéame inició en el 2015. Un poco antes de eso, empezamos un evento de emprendimiento, donde la idea era crear una plataforma de recaudación de donaciones en general, tanto para fundaciones como para otros emprendimientos. Finalmente, nada de eso funcionó. En el 2015, empezaron a llegarnos causas sociales. La primera fue la de un señor llamado Pelú. Él vivía en condiciones muy deplorables, en condiciones de pobreza. Nosotros, con la ayuda de muchas personas, y esa fue nuestra primera recaudación. Le llevamos alimentos, medicamentos, y luego le hicimos una vivienda. Ese fue el caso que nos inspiró a hacer lo que hoy somos, e ir ayudando familias dominicanas poco a poco.
RE: ¿Cuáles fueron los mayores desafíos a la hora de iniciar?
Mira, los mayores desafíos a la hora de iniciar, yo te diría que como éramos muy jóvenes, estamos hablando de 10 años atrás, nos veíamos más jóvenes de lo que tal vez hoy lo vemos, y la gente dudaba mucho. Cuando uno recolecta dinero eso requiere mucha credibilidad, y los jóvenes tienden a ser, como acelerados.
Hubo momentos donde empresas tal vez no quisieron trabajar con nosotros directamente porque éramos muy jóvenes, pero ya a medida que fuimos construyendo la credibilidad, que fuimos llevando la ayuda y que de verdad se vio el cambio en las personas que nosotros acogíamos, yo entiendo que eso fue cambiando. La gente fue confiando más en nosotros, y entonces eso nos llevó a crecer cada vez más.
RE: ¿Qué tanto se ha transformado Jompeame con el paso del tiempo?
KM: Yo diría que Jompéame con el pasar del tiempo se ha transformado de una forma increíble porque nosotros pasamos de ser prácticamente 3 o 4 jóvenes que llevaban ayudas pequeñas, o sea, te estoy hablando de compras de alimentos, de medicamentos, a una fundación que, gracias a Dios y a nuestros donantes y a todo el que nos ha apoyado, ha hecho cosas increíbles. Y por esas cosas increíbles me refiero a construir cientos de viviendas. Ahora estamos trabajando, por ejemplo, en el caso de unas siamesas, que las vamos a separar porque ahora estamos en Turquía, y también así lidiar con tratamientos médicos complicados, situaciones difíciles que yo entiendo que gracias al crecimiento y la transformación que hemos tenido es que hemos podido lograr.

RE: ¿Cómo manejan el síndrome del impostor y la autocrítica?
KM: Nosotros, por lo menos a mí, no me ha pasado que yo tenga el síndrome del impostor porque requiere mucho trabajo esto. Entonces, tú de verdad tienes que trabajar para que cada ayuda se lleve a cabo. Pero yo entiendo que por lo menos el lado de las críticas, a no hacerle caso. Nosotros a veces decíamos dentro de nuestro equipo que podemos demostrarle a la gente lo que hacíamos con nuestras acciones. Yo creo que eso en buen tiempo es lo que ha ido demostrando lo que verdaderamente nosotros hemos hecho.
RE: Para una mujer que estudió en la NASA, tener una plataforma de recaudación de fondos puede resultar pan comido. Cuéntanos, ¿cómo lo que aprendiste allá te ha ayudado en este emprendimiento?
KM: Bueno, yo estudié en Singularity University, que está ubicada en NASA Ames Research Center. Entonces, yo fui allá antes de iniciar Jompéame, realmente, prácticamente un año antes de iniciar lo que hoy somos nosotros. Y a mí lo que más me gustó de allá fue todo el tema de la tecnología y cómo tú aprendías que tú eras capaz de hacer lo que fuera y que al utilizar las plataformas digitales puedes crear grandes cambios. Eso fue como que lo que más me inspiró de estudiar allá. Obviamente, uno ve allá de todo, nanotecnología, robótica. Los robots que ahora uno no ve, nosotros los vimos allá con muchísimo tiempo de que iban a estar sucediendo. Pero el tema principal mío allá fue ese, entender la posibilidad de que uno, cualquier persona, puede generar un gran cambio.
RE: ¿Cuál consideras que es el mayor logro de la empresa?
KM: Realmente, para mí, fue un logro el hecho de graduarme de la universidad. Por el hecho de que en mi familia no muchas personas habían terminado la universidad, por eso para mí eso fue un big win. Y yo te diría que de la fundación, nosotros hemos tenido grandes desafíos y a medida que pasa el tiempo va ocurriendo otro.
Para mí, uno de los grandes casos que nosotros pudimos resolver de manera justa, por así decirlo, fue el de una señora que fue ultrajada a sus 98 años, abusada a sus 98 años. Nosotros, con la ayuda de las personas, además de que pudimos cambiarla de una vivienda insegura a una segura, gracias también al apoyo, pudimos, con el sistema de justicia, literalmente darle justicia a esa señora para que ella estuviera tranquila el resto del tiempo que le queda. O sea, se condenó a la persona que lo hizo.
RE: ¿Cómo podemos adoptar una personalidad de crecimiento y adaptarse a los cambios?
Entiendo que para desarrollar una mentalidad de crecimiento o de adaptabilidad a los cambios hay dos formas. Una es teniendo mucha tolerancia, entendiendo que no todo sale como uno quiere, y bajo esa misma nota, decir que hay que ser flexibles por esa misma razón. A veces uno se tranca tratando de luchar con una pared, una pared, y simplemente a veces hay que aprender a saltar la pared o pasar la pared de otra forma. Y eso es lo que nos ayuda a surfear las olas que vienen o que te manda la vida.

Katherine Motyka y sus hábitos detrás del éxito
RE: ¿Cómo equilibras tu día a día como profesional y como madre?
Ser madre es todo un reto. Conlleva mucha organización, mucha logística y, sobre todo, trabajar durmiendo muy poco. Es gratificante porque uno ama a sus hijos, pero también es difícil. Antes, tenía control sobre mi cuerpo, mi libertad y mi tiempo. Ahora, aunque sigo trabajando, ya no tengo ese control total. Por eso, hay que saber planificarse muy bien.
He logrado equilibrar un poco mejor gracias a la ayuda de mi equipo. De verdad, ellos me apoyan muchísimo. Cuando no puedo, ellos me cubren, porque la realidad es que ser madre significa perder cierto control sobre tu rutina.
RE: ¿Cuáles son las rutinas que sigues en tu día a día para mantener la productividad?
En la Fundación, cada día es diferente, así que no tenemos una rutina específica de reuniones. Sin embargo, algo que me ha ayudado mucho, sin importar la hora a la que me despierte, es bañarme. Eso me ayuda a empezar el día. Hay mujeres que tienen su rutina de skincare o van al gimnasio. Lo mío es bañarme, para sentir que estoy despierta.
RE: ¿Cuáles son esos hábitos que te han ayudado a mantenerte en tu centro y a hacer crecer la Fundación?
Ser un líder transparente ayuda mucho. Notifico a todos mis colaboradores sobre lo que sucede, lo que nos permite organizarnos mejor y generar mejores ideas para resolver cualquier situación.

RE: ¿Qué consejo le darías a una mujer que aspira a un rol de liderazgo?
KM: Mi consejo es que siempre traten de hacer las cosas bien, no importa lo pequeñas que sean. Si cada día haces las cosas bien, vas a crecer, ya sea en una empresa o en tu propio emprendimiento. Incluso si decides dejar una empresa para emprender, sal por la puerta grande. Quedar bien con todo el mundo te da credibilidad y te abre más puertas en el futuro.
RE: ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado y cómo lo aplicaste en tu vida?
KM: Uno de los mejores consejos que he recibido—y que también he aprendido con Jompéame—es ser agradecido por lo que uno tiene. A veces nos levantamos y no nos damos cuenta de que estar bien y sin dolor ya es una bendición. Hay que agradecer por lo que tenemos, por lo que sentimos y por nuestra familia. Otro consejo es entender que la vida es una, por lo que hay que tomarse las cosas con calma. Yo soy muy acelerada, y he aprendido que, por más que uno quiera, no siempre puede tener el control de todo.
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