Si te sientes sobrecargada laboralmente, que las tareas nunca se acaban, que todo te lo ponen a ti, que nada tiene límites y que tu jefe te vive faltando el respeto constantemente hablándote en horas no laborales, déjame decirte que este artículo fue hecho especialmente para ayudarte. Es cierto que cuando estamos trabajando para una empresa debemos cumplir metas y obtener objetivos, pero la realidad es que existe un limite saludable que nunca debería sobrepasarse y si tus horas fuera de tu horario laboral se están viendo afectadas por tu trabajo, tienes que poner limites ¡ya mismo! Para darte una mano, consultamos al psicólogo clínico, Ricardo Pichardo ¡toma nota y a la acción!
Hablemos de límites
Cuando hablamos de este tema, lo primero que nos llega a la cabeza es la idea de que debe haber una agresión, de que hay que levantar la voz o ser grosero para poder ser escuchado. Nada más lejos de la verdad. Pichardo asegura que poner límites como su nombre lo indica es determinar cuál es mi espacio, cual es el territorio que me corresponde, es establecer qué permito, en ese espacio. Es decirle al otro lo que estoy dispuesto a tolerar e incluso cómo me gustaría que fuera el trato.
Es la decisión de darse uno mismo un lugar y desde allí establecer la relación con los demás.
Ricardo Pichardo
Para lograr esta meta no es necesario ser mal educado. No es necesario levantar la voz o dejar que el enojo y la ira hablen por mí. Es simplemente decirle a los demás hasta donde pueden llegar sin la necesidad de enojarme.
¿Cómo poner límites a mi jefe?
En el caso específico del jefe, cualquiera diría que esto complicaría el asunto, pues en el espacio laboral hay una jerarquía que debemos respetar, pero esto no quiere decir que debemos permitir atropellos o malos tratos en nuestra relación que es única y exclusivamente laboral.
El psicólogo sugiere que lo primero que debemos establecer es de qué manera sentimos que el jefe agrede ese espacio personal del cual hablamos, ¿llama o me escribe fuera del horario laboral? ¿me asigna trabajos fines de semana? ¿siento que la carga laboral es mucho más alta de lo que por contrato habíamos acordado? Luego de establecer cuál es, a mi entender, la transgresión, podemos simplemente decirle como esa situación nos hace sentir y como nos gustaría que fuera el trato en lo adelante.
«Para tener relaciones fáciles hay que tener conversaciones difíciles», continua el experto. Pero, estas conversaciones deben partir desde nuestras emociones. Cuando hablamos de nuestras emociones, sin acusar a nadie, desarmamos a nuestro interlocutor, pues le dejamos sin argumentos. Todo lo contrario, sucede cuando iniciamos una conversación de esta naturaleza acusando al otro y nombrándole como “abusador”, “explotador”, “inconsciente” etc, pues, aunque sea verdad lo que le decimos, cuando acusamos de esta manera, se levanta un muro entre las personas y su ego inmediatamente buscara la manera de defenderse, aunque sepa que el otro tiene la razón.
Por supuesto, que hay casos y situaciones que debemos manejar. Si en una oportunidad nos piden una colaboración extra, quizás no es motivo para conversar, puesto que hay ocasiones en que el trabajo amerita de nuestra milla extra, lo insano o disfuncional seria que esto se convierta en una constante donde peligre el espacio personal y la calidad de vida que todos nos merecemos.
A esto, el psicólogo Ricardo Pichardo le llama resolución positiva de conflicto y sostiene que lo podemos poner en práctica en toda conversación difícil que se nos presente. Recuerda que poner límites te ayudará a mantener una relación saludable con tu pareja, compañeros, jefes, y, por encima de todo, contigo misma. ¿Te atreves a hacerlo?
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