¿Qué podemos encontrar en el otro extremo?
Los japoneses tienen la creencia de que las personas están predestinadas a conocerse y se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique…
Hace poco una amiga me comentó que su novio, con el que tenía 4 años de relación amorosa, le propuso matrimonio emulando la creencia japonesa del “hilo rojo”.
Él, todo galante, se vistió de etiqueta y la esperó en la habitación repleta de pétalos de rosas rojas, de un hotel de las afueras de la ciudad, y en su meñique izquierdo llevaba atado el final de un hilo rojo del cual el otro extremo lo ató al de ella.
Existe una creencia japonesa que cuenta que las personas tienen realmente a su media naranja atada a su meñique a través de un “hilo rojo”, por más lejos que estén y más vueltas que de la vida, nunca se rompe.
Explica que todos estamos destinados a otro humano, nuestro príncipe azul o princesa de cuentos de hadas, y que si seguimos nuestro hilo, al final llegaremos hacia el meñique de ese ser amado.
Los poetas y los románticos dicen que “Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de las circunstancias…El hilo puede enredarse o tensarse, pero nunca romperse”.
La leyenda relata que muchas mujeres en Japón, suelen cortar su hilo rojo como prueba de amor al hombre con el que se unen o las unen por compromiso, el cual no es el que lleva la otra parte del significativo cordón.
Lo que no sabemos es ¿qué tan felices son ellas sin su compañía indicada?…
Según científicos, esta leyenda surge cuando se descubre que la arteria Ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizaban el interés compartido y la unión de los sentimientos.
En la actualidad vemos que una persona puede tener cuantiosas parejas en el transcurso de sus vidas y muchas veces al final de tanto ir y venir, deciden quedarse con una que no es la que lleva el extremo de su hilo rojo o sí, se topan con esa alma gemela.
Sin embargo, he conocido personas que desde jóvenes comparten con aquel ser que se encuentra en el otro extremo.
¿Quién se encuentra al otro extremo de mi hilo rojo?
La pregunta es: ¿Cómo nos damos cuenta quién es ese individuo al final de nuestro hilo? ¿Elegimos la incorrecta sin estar conscientes?
Especialistas en el tópico del “AMOR” aseguran que los seres humanos reconocemos a nuestra alma gemela desde el primer momento en que nos topamos con ella. Será por las maripositas en el estómago o porque te lo dice el corazón.
Hay muchas dudas respecto a este tema y variadas opiniones de cómo reconocer a ese ente especial. Una amiga, que está a la vuelta de la esquina de ser la “Señora De” me comentó que su futuro esposo es su alma gemela.
Aunque, ella dice que en ocasiones no siente que sea así solo por el hecho de que no se ponen de acuerdo en algo o no piensan lo mismo de tal o cual cosa, resalta que a pesar de ello siempre ha pensado que los polos opuestos se atraen y ese es su caso.
“La aleación del blanco y el negro trae consigo el gris…” es el conjunto de dos opuesto formando uno…
Al parecer…
“Parejas tenemos, lo difícil es encontrarla…”
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