Toda mi vida he sido una chica con curvas, algunas veces más notorias que otras. A través del tiempo he aprendido a valorarme y me he aceptado a mi misma. Es que al final del día… no somos las que tenemos más sazón? Debemos de aceptar lo que tenemos y sacarle provecho a esas partes bendecidas que nuestro cuerpo tiene.
Pero no todo siempre es color de rosa y más cuando…
– Tus jeans favoritos se rompen dentro de los muslos.
– Le preguntas a la empleada de la tienda, “¿cuál es la talla más grande que tienes de ese modelo?”
– Te pasas toda una vida buscando ese traje de baño perfecto y cuando crees haberlo encontrado, llega el fin de semana en la playa y ‘Voila’ No te quitas un pareo de arriba.
– Tu amiga ‘la flaca’ te invita a salir y por no ser ‘la chica con curvas’ del grupo invitas a otra amiga ‘con curvas’ para que te acompañe.
– Vas a un restaurante y eres la única que pide algo con ‘sazón’, ya que no puedes ver una ensalada más.
Todas tenemos esos momentos en que no hay otra opción que reírnos de nosotras mismas. Estas son algunas de las ocurrencias que surgen en mi círculo de “chicas con curvas”, ¿cuál es tu momento?
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