Este es un mensaje de consuelo para todas aquellas que apenas ahora en febrero, están retomando o iniciando el gimnasio. Las resoluciones sólo pueden empezar a cumplirse a partir de febrero porque enero es solamente un ensayo y da demasiado estrés empezar enero cumpliendo esa bendita lista ‘a rajatabla’.
La verdad es que admiro a aquellas mujeres que se mantienen fiel al ejercicio, sin embargo el trasnoche de navidad, el exceso de alcohol (que créanme, una resaca es terrible para muchas cosas, pero para hacer ejercicio es como ‘jalarse’ el labio inferior y llevárselo hasta la frente), las complicaciones familiares y los numerosos compromisos que se van presentando. Obviamente, las admiraré siempre porque nunca seré una de esas mujeres organizadas y dedicadas que pueden continuar funcionando normalmente durante la época de navidad.
Además, quisiera aclarar que mi ‘break’ de navidad no fue realmente sólo de navidad. Debo decir que no fue sólo solo el mes de Diciembre, sino que hay que agregarle la segunda mitad de noviembre y el mes de enero completo porque, bueno simplemente así es como funciono. Hasta para las vacaciones necesito un tiempo prudente de planificación anterior y descanso posterior.
Por eso es que debo decir que sabía que iba a ser tortuoso mi regreso al gimnasio y, aunque me vestí varias veces con mi ropa deportiva para terminar buscando cualquier excusa para pasear por la ciudad con ella ‘allantando’ de que estaba haciendo algo con mi vida sin realmente hacer nada, llegó un momento en que finalmente tuve que llenarme de valor y pasar por mi primera semana de regreso al gimnasio.
Me imagino que ya muchas conocen la experiencia de ese regreso. De querer hacer las mismas cosas que uno hacía antes de dejarlo meses antes y darse cuenta, cuando uno va por los primeros 15 minutos que poco a poco se va perdiendo la vista, el habla y obviamente el glamour, de que de repente hubiera sido mejor empezar cogiéndolo con más calma. Quien no ha maldecido esa necesidad de estar fin, cuando uno no se puede ni mover por lo próximos 4 días después de ese primer intento o cuando por no pasar vergüenza uno se aguanta las náuseas y las ganas de desmayarse en el mismo medio del gimnasio. De quererle dar golpe a los que te dicen que esos dolores son mentales. Bueno, ya se lo imaginan.
Por eso les escribo y termino dando un grito de batalla que culmina siempre en un lloro: Démosle duro al gimnasio este año que no importa que tan cansadas o desbaratadas quedemos, recuerden esto: la de al lado está ‘allantando’ pero está igualita de cansada que ustedes.
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