El que dice que es suertudo/a aquel al que le toca elegir entre varias ofertas de trabajo, nunca ha tenido varias ofertas de trabajo. Es una situación que demanda mucho a nivel mental y emocional, pues es una decisión con el potencial de estancar o avanzar tu carrera profesional.
Así que no estás sola/o si estás comiéndote las uñas porque no sabes qué oferta de trabajo te queda mejor. Y lo mejor, hay formas de hacer más fácil tomar esa decisión:
Piensa que en realidad sí tienes mucha suerte: hay que admitirlo, en un país donde la tasa de desempleo es de un 14%, verte en la posición de rechazar trabajo es señal de que vas por buen camino (algo estás haciendo bien). Entender esto es importante para evitar tomar decisiones apresuradas o motivadas por las razones incorrectas.
*Por ejemplo, una razón incorrecta sería irse por el ‘prestigio’ de la empresa. Si sólo estás considerando una de tus ofertas porque se trata de un sitio conocido, no porque te gusta la posición disponible, puede que lamentes esa decisión en poco tiempo.
Elige lo que te conviene: la revista financiera Kipling exhorta a pensar en más que el salario a la hora de elegir un empleo. No se trata sólo de cuál ofrezca más, sino de cuál vaya mejor con tu estilo de vida.
*La locación es importante cuando piensas en la relación salario-gastos de transporte, y también lo son el área donde se encuentra, el ambiente de trabajo y los beneficios a largo plazo que ofrecen. Cuando tomas estos en cuenta, importan mucho más que la cantidad de ceros que habrá en tu cheque mensual.
Sigue tu instinto: si cierras los ojos, ¿dónde te imaginas trabajando? La visualización es clave en la toma de decisiones. En alguna parte de ti, es probable que ya sepas cuál oferta quieres aceptar, pero te sientes insegura/o porque temes que dejar de lado el otro signifique perder un chance o cerrar una puerta.
¿Y qué si se cierra? No porque las puertas están ahí debes pasar por todas ellas. A la hora de tomar una decisión tan importante como el camino que transitará tu vida profesional, vale más lo que te diga tu instinto que cualquier consejo: sólo tú sabes lo que quieres.
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