Una cosa es ayudar de pequeña en el negocio de tus padres los fines de semana, otra muy diferente es trabajar en el negocio de la familia como adulta o joven, y otra más es trabajar con un pariente fuera de la familia nuclear. Trabajar con familiares es un negocio con muchas implicaciones que si no se maneja bien, puede terminar afectando la compañía, y desatando lazos afectivos.
Puede parecer sencillo de momento, puedes flexibilizar tu horario y sentir que el ambiente es de más confianza que si trabajaras en un lugar más grande o con más extraños. Sin embargo, aunque los beneficios inciales pueden parecer que valen la pena, hay que recordar que esta misma confianza puede prestarse para excesos y poca productividad.
No obstante, no significa que las cosas no pueden funcionar. El Grupo Corripio, Centro Cuesta Nacional, a nivel local, y Koch y Bechtel, a nivel internacional, son sólo algunas de las grandes corporaciones exitosas que son negocios de familia en su naturaleza.
Hay que saber mantener la cabeza en el juego y saber «que a veces parecerá que el trabajo nunca termina» dijeron para Deborah J. Torras y Frank Martínez en una entrevista del 2004 para la revista legal GPSolo, una pareja que trabaja y viven juntos. «Pero nos servimos de apoyo, y pasamos tiempo juntos, lo que vale la pena», agregan como uno de los beneficios.
Trabajar en familia no será fácil. Trabajar no es fácil. No es tan sencillo como mantener la ‘cabeza fría’, porque inevitablemente, se trata de seres humanos lidiando con seres humanos. Aunque en teoría se puede hablar de separar las cosas de trabajo y las cosas de familia, esto es inaplicable en la práctica.
Lo que sí se puede hacer es pensarlo bien antes de involucrarte en un negocio como éste en primer lugar. No accedas a trabajar con tu familia porque es lo que se supone que debes hacer, hazlo solamente si tienes interés verdadero. Amar lo que haces es el primer combustible para el éxito, y la familia que cree en lo que hace unida, permanece unida.
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