Creo que pocas veces me siento tan invisible como cuando le hablo a mi hijo de 13 años y obtengo un eterno silencio porque toda su atención está centrada en la pantalla de un aparato electrónico. Tengo que reprimir el deseo de tomar ese instrumento y tirarlo por la ventana. Pero entonces recuerdo que es un adolescente nacido en la época digital y que como adulta es mi responsabilidad comunicarme con él y ser una mamá eficiente de un niño de la generación mute.
La generación mute
¿A qué me refiero exactamente con este término?
Sencillo, y muchas mamás (y papás) me van a entender rápidamente. La generación mute “es una nueva etiqueta que engloba a jóvenes entre 14 y 24 años adictos a los smarphones y que han nacido en un entorno interactivo y digital,» según publica el informe «La Sociedad Digital en España 2018» de la Fundación Telefónica en España.
Están comunicándose entre ellos pero a través de una pantalla. Ya es raro que se llamen incluso por teléfono y todo es a través de chats, juegos, auriculares… y casi siempre a distancia.
Adictos me parece una palabra excesiva que tiene que ver más con otro término del universo digital: el phubbing o cuando una persona ignora a otra y se aisla totalmente de su entorno por estar pendiente de su celular. En este caso sí hablamos de adicción porque esa persona no lo puede controlar y tiene hasta episodios de ansiedad sino puede usar su celular.
Pero ya eso es un caso extremo al que evidentemente hay que evitar llegar. Mientras, los adultos ponemos el cartel a los adolescentes de ser una generación mute cuando nosotros hemos contribuido a crearla. El que se comuniquen así no es malo, es su forma de hacerlo en la época en la que les ha tocado crecer, lo negativo es cuando se aíslan y se vuelven dependientes
Y el celular pa cuándo
Todo comienza cuando el celular se convierte en un premio en vez de en un instrumento.
“Entendemos que el celular debe tener su aparición cuando realmente cumpla una función práctica dentro de la dinámica del hogar. Lo importante es que como padres debemos tener claro cuál sería la funcionalidad para nuestros hijos en su etapa de vida y establecer un sistema de reglas claras sobre su uso, así como también las consecuencias por su mal uso”, nos explican las especialistas en comunicación a lo largo de la adolescencia, Claudine Hernández, Luciana Muniz y María Elena Corripio de Équipe Sinergia.
Los hijos nos van a pedir el celular desde el día cero. Nosotros somos los que tomamos la decisión y fijamos las reglas de cuándo y cómo comprárselo, igual para el resto de aparatos electrónicos.
Si bien es cierto que un celular nos facilita el cruce de información con nuestros hijos de forma rápida y práctica, también es verdad que la comunicación real requiere de la presencia física.
Puede ser una herramienta circunstancial, pero jamás debe sustituir la interacción humana, ya que es en esta donde se generan los vínculos emocionales que llenan las necesidades afectivas más primarias, sobre todo si hablamos de individuos en plena construcción, como son nuestros hijos adolescentes, nos explican las especialistas de Équipe Sinergia.
¿Qué podemos hacer con la generación mute?
Tener claro este concepto: la adolescencia es una etapa para acompañar y la implicación de los padres es básica. La herramienta fundamental para conectar con nuestros hijos es ser empáticos con sus emociones.
El adolescente está en pura emoción constantemente. Si como padre me preparo para entenderlo, aceptarlo y acompañarlo en sus emcoiones, el recorrido a su adultez va a ser más sano y sobre todo nuestra relación será más cercana.
Un adolescente acompañado de forma emocionalmente inteligente será un adulto con mejores relaciones interpersonales.
Elige las batallas
Suena fácil en palabras de las especialistas en comunicación, ¿verdad? Pero cómo se logra esa empatía con los jóvenes de la generación mute.
Hay que saber “elegir las batallas”, no siempre estamos “normando/educando”, el adolescente tiene y debe practicar cómo comunicarse e interactuar con el mundo y es justamente en esta etapa donde pone en práctica, dentro de casa, lo que luego sacará fuera.
Por lo tanto, abrir espacios para debatir temas de su interés y saber que en ese momento debo dejarle libre y no dedicarme a corregir, es crear el ambiente ideal para conectar y practicar junto con ellos, nos puntualizan las psicólogas de Équipe Sinergia.
“Lo principal es que las conversaciones relevantes deben tenerse siempre de forma personal, buscando siempre la conexión emocional con nuestros hijos. Esta comunicación familiar es la que da paso a que los adolescentes desarrollen la habilidad de interactuar con sus iguales fuera de casa”.
Y en ocasiones, claro, usar sus propias herramientas.
“Como padre tienes que estar ahí para tu hijo, estar pendiente y muchas veces eso significa chatear con ellos, ahí no te pueden ignorar”, nos aporta Víctor Prieto, propietario de la tienda de tecnología Puntomac.
De nuevo recurrimos a una palabra muy importante: empatía. Por eso siempre intento ponerme en los zapatos de mi hijo antes de perder el control y tirar su celular por la ventana.
Al final, como madre quiero lo mejor para él y que pueda ser un adolescente de la era digital lo más feliz, sano y equilibrado posible. Todo empieza en casa.
Algunas estrategias que pueden funcionar
- Si tienes que hablar con tu hijo adolescente debes pararte frente a él, esperar a que deje el celular y a que te preste atención.
- Tú como madre (padre) tienes que hacer lo mismo cuando tu hijo se dirige a ti: soltar el celular.
- Establece normas claras sobre el uso del móvil: respetar las horas de sueño, poner límites de tiempo, no usar en momentos de reunión familiar como en la mesa. Tampoco los adultos.
- Explícale sobre el uso responsable y siempre aboga por la comunicación verbal cara a cara.
- Crea alternativas que nada tengan que ver con tecnología.
- Procura crear los espacios para que la comunicación con tu hijo ocurra. Esto implica estar disponibles para él.
- Haz silencio mientras él expone sus puntos de vista.
- Evita las críticas o acusaciones o cualquier otro enemigo que modele un acto de comunicación errado.
- Expresa, tanto con gestos o señales no verbales, que verdaderamente estás presente en el acto.
Más información
Claudine Hernández/ Luciana Muniz / María Elena Corripio
Équipe Sinergia
Especialistas en comunicación a lo largo de la adolescencia
809-818-1731
Instagram: @sinergia.equipe
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