Redímete de esas cadenas que te han atado desde que tienes conciencia y de los prejuicios y tabúes que el mismo sistema te ha instituido. Conviérte en quien sabes que eres.
Que sea un reto, comprométete contigo misma a dejar de pensar que debes complacer a todo el mundo, y a dejar de temerle a los errores por lo que digan los demás. Libérate de la mediocridad y edúcate a través de las experiencias y la lectura de buenos libros.
¿Qué pensamientos te limitan? El primer paso es el reconocerlos. Zig Ziglar, autor exitoros de novelas de motivación profesional, solía decir que “la persona más influenciable con la que hablarás todo el día eres tú. Ten cuidado entonces con lo que te dices a ti mismo.”
También Edward Bach, quien escribió «Libérate a tí mismo» (inspirando el título de este artículo), aconsejaba aprender a ser nuestros propios jueces. «Si permitimos que otros se inmiscuyan en nuestras vidas, entonces ya no podremos oír las órdenes de nuestra alma conduciéndonos a la desarmonía y a la enfermedad. El momento en que el pensamiento de otra persona irrumpe en nuestro espíritu nos desvía de nuestro verdadero rumbo.»
Debemos cuidar de nuestra personalidad, vivir nuestra propia vida, ser el capitán de nuestro propio barco. Rodéate de personas que se hayan superado como seres humanos y profesionales que cada día mantienen un equilibrio en sus vidas porque están libres de sus propias cadenas.
En el libro, “El Poder del Ahora” de Eckhart Tolle, hay una frase que debes de tomar como parámetro para liberarte de ti misma. El autor señala: “La causa de nuestros problemas no son los demás, ni el mundo de allá afuera, sino nuestra propia mente”.
Por: Albeliza Díaz
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