La luna es la gran amante de la Tierra, todos nos deleitamos en su fase Llena y sentimos su ausencia en las noches de Luna Nueva.
Culturas ancestrales y sobre todo orientales reconocen que, este astro danzando siempre a la par de la tierra, tiene la facultad de influenciar sobre las emociones. Por ejemplo, en la tradición de la India y en la astrología védica uno de sus nombres es “Soma”, que se traduce literalmente como elixir o néctar de vida.
Ahora, tiene sentido la frase
Ya por algo, las frases: “Luna de miel “ y “es una persona lunática” realmente no están divorciada de los poderes que en ella residen. Justo ese nombre de Soma, le da sentido al concepto de “honeymoon” que evoca esa experiencia paradisíaca; que en algún momento todos los seres humanos deseamos vivir.
De igual manera, el término “persona lunática”, refiriéndose a una persona con un temperamento cambiante; surge porque lo mismo podemos apreciar en la luna y su manera de crecer y menguar, pues es el astro de más rápido movimiento gravitando alrededor del Sol.
Estos dos términos de honey moon y lunático, transparentan todo el drama emocional del ser humano: andamos buscando el elixir (el gran Soma), que nos embriague de sensaciones de felicidad y amor. Pero, en el trayecto pasamos por la tormenta lunática de darnos cuenta de la vulnerabilidad de nuestras emociones .
Y es aquí donde vemos una de las palabras más importantes que en este artículo se menciona: vulnerabilidad.
¿Por qué influye?
Es que, la Luna y su fuerza gravitacional tiene un impacto en el elemento agua; Tanto nuestro cuerpo humano como la tierra están hechos de un 3/4 de agua. Este elemento de acuerdo a la astrología Vedica es el representante de la dimensión emocional y la Luna tiene el título de ser el astro gobernador de las aguas, entonces está demás decir, que también gobierna sobre las emociones..
La mujer en esencia gravita con los ciclos de la Luna ya que el bioritmo de la mujer naturalmente sincroniza con las fases menguantes y crecientes. Por ende la sensibilidad emocional de las mujeres las caracteriza por encima de los hombres. Aún así , tanto hombres como mujeres, transitan en la avenida lunática queriendo encontrar el néctar del sentir o el gran Soma de la vida ..
Hablar de la Luna y su vínculo con las emociones es recordar que la vulnerabilidad está escrita en las estrellas. Entender nuestros ciclos menguantes y crecientes es tener la apertura necesaria para dejarnos ser recogidos, introspectivos, sensibles , enigmáticos , reflexivos , llorosos…
Lo que no hay que olvidar
En momentos de menguar y ser más expresivos , expansivos , conquistadores , guerreros , en momentos de fase creciente. Cada quien tiene una connotación muy única de su propio ciclo menguante y creciente, lo importante es reconocer los matices personales en cada uno de de estos ciclos. El ciclo natural cambiante de la Luna nos enseña que ser vulnerables, es un acto humano. Bien dice la frase que “nunca está más oscura la noche que cuando va a amanecer..”
Cada vez que alcemos los ojos a la gran diosa plateada , honremos la dualidad que ella nos enseña en cada noche, la búsqueda del elixir de la felicidad es un camino de fases crecientes y menguantes.
Claudia Peña-David, autora de este escrito, es profesora de yoga certificada por el Indian Yoga Association Rishikesh y es astróloga védica, con título Jyotish Visharada otorgado por Krishna Darshan a través de los programas de formación del Council of Vedic Astrology.
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