La Organización Mundial de la Salud define la salud como el bienestar físico, mental y social. El adolescente está en riesgo de no ser saludable, ya que enfrenta situaciones en estos tres niveles descritos.
Vamos a ponerlo de esta manera, para que entendamos más la envergadura de este problema. A nivel mental, es cada vez más frecuente la depresión. Aproximadamente, 20% de adolescentes van a experimentar un episodio depresivo antes de llegar a la adultez.
Más preocupante aún, una encuesta representativa en los Estados Unidos, encontró que 40% de los adolescentes con depresión no fueron tratados. Estas cifras nos traen mucha preocupación, ya que un adolescente deprimido, aumenta doce veces el riesgo de suicidio. ¿Cómo saber si tu hijo/a está deprimido? Se sienten vacíos, sin esperanza, pierden el interés por las actividades diarias. Ellos pueden presentar insomnio o lo contrario, dormir todo el día. Estos síntomas pueden causar impedimento en lo social y/o en actividades de la vida diaria.
La depresión puede ser recurrente. Se puede utilizar psicoterapia y farmacoterapia para activar las sustancias que tienen que ver con la felicidad como la serotonina o dopamina. Es importante reconocerla a tiempo. Pero lo más importante es no tener tabúes. Si crees que tu hijo necesita ayuda, búscala donde un profesional calificado.
A nivel físico hay que entender que los adolescentes presentan cambios. Entre ellos, cambios reproductivos que hacen que el adolescente esté físicamente apto para tener relaciones sexuales. Una de las causas de muertes hoy en día es el cáncer de cérvix, que se transmite mayormente por el virus del papiloma humano a través de relaciones sexuales.
La Sociedad Americana de Cáncer estima 12,990 nuevos casos de cáncer cervicales invasivo en el 2016, de los cuales un 30%, es decir, 4,120 mujeres morirán. Existe hoy en día la vacuna contra el virus del papiloma humano. La más reciente ofrece protección para nueve serotipos de cáncer cervical y tiene un 97% de efectividad. Se ha demostrado que los hombres son los que transmiten el virus del papiloma, por lo que se puede vacunar tanto a adolescentes hombres y mujeres a partir de los 11 años de edad y de esa manera estamos protegiendo a la población del virus.
Ya hemos hablado sobre problemas mentales y físicos de nuestros adolescentes. Existen problemas macro, problemas sociales y no hay mejor ejemplo que el embarazo en adolescentes. En nuestros inicios como médico no había situación más impactante que ver la realidad de nuestros hospitales con niñas de 11, 12 y 13 años embarazadas.
La mayoría de embarazos entre 15 y 19 años no son intencionados. En un estudio de 4 años (entre 2004 y 2008) de adolescentes embarazadas, 50% no estaba usando ningún tipo de anticonceptivos. Lo más triste aún es que 25% de las madres adolescentes, tendrán otro hijo en los próximos dos años. Los embarazos de adolescentes tienen riesgo de bajo peso y de muerte fetal. Por esto es que la educación sexual es fundamental. Enseñemos los métodos de protección sexual, tanto en las escuelas, como en nuestra casa.
Termino con estas reflexiones:
1. La depresión en adolescentes es real, puede conllevar al suicidio. ¡Si crees que tu hijo necesita ayuda, suelta el tabú y busca ayuda profesional!
2. La vacuna del papiloma no es una licencia para que los adolescentes tengan relaciones sexuales, es una vacuna para prevención de cáncer. ¡A ponérsela ya!
3. El embarazo de adolescentes es riesgoso. Debemos de promover la abstinencia, pero las cifras nos dicen que los embarazos no intencionados son una realidad. Hable de educación sexual sin temor con sus hijos, para que conozcan la opción de tener sexo más seguro.
4. Cuando los padres abordan estos temas somos más efectivos y favorece la relación entre padre e hijo.
5. Nuestros hijos buscarán información y si no la brindamos, terceras personas probablemente con menos información se las proporcionará.
¡Actuemos a tiempo!
Contacto: [email protected]
«Déjame Crecer» es una campaña sin fines de lucro que buscar orientar, informar y educar a padres, madres, educadores y la población en general sobre temas que afectan el desarrollo integral de nuestros hijos.
Rafael Mena, Médico Pediatra Intensivista Neonatal, Board Certified American Academy of Pediatrics
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