“Cuando una mujer participa en política, la sociedad entera se estremece…Las mujeres son el recurso menos utilizado en el mundo”, dijo Hillary Clinton el año pasado en un acto de la Clinton Global Initiative, en el que al integrarse a gran escala a la fundación de su esposo, expresó que uno de sus principales objetivos desde ahí sería abogar por mayores oportunidades para las mujeres.
Hablando de oportunidades, cabe preguntarse a propósito del Día Internacional de la Mujer: está hoy día la mujer dominicana más revestida o menos revestida? ¿Están nuestras mujeres más revestidas de poder? ¿De educación de calidad? ¿De empleos formales? ¿De poder adquisitivo? ¿De seguridad?
No cabe dudas que en relación a años anteriores, la mujer dominicana ha avanzado enormemente. Sin embargo, hacen falta esfuerzos de la sociedad, vinculados a políticas públicas, que garanticen que las mujeres tengan el espacio que deben ocupar en los diversos sectores de la vida nacional.
En tal sentido, expongo a continuación mis consideraciones sobre los principales retos que como sociedad tenemos en vista a un mayor desarrollo de las mujeres:
Empleomanía y poder adquisitivo
El documento “Análisis del estado de situación de la educación dominicana 2013, desde una perspectiva de género”, presentado hace unos días por el Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), demuestra como la mujer dominicana tiene mayor presencia en la educación media, adulta, técnico-profesional y superior.
No obstante, esto no equivale a un equilibrio en el acceso de las mismas al mercado laboral formal, así como a ocupar posiciones en la estructura organizativa de empresas. Como consecuencia, el poder adquisitivo y la calidad de vida de las mujeres se ve afectada. Según la Agenda Feminista Dominicana, el desempleo femenino ascendía a 21.5% en el 2012, más del doble de la tasa de desempleo masculina (10.1%). Un 31% de las mujeres jóvenes de 20 a 29 años están desempleadas.
Otro punto vital es el acceso a la seguridad social. Tomando en cuenta el número de mujeres desempleadas, de las cuales una gran cantidad se encuentra en el mercado laboral informal, se hace inminente que estas sean incluidas en el sistema de seguridad social. Para esto hacen falta políticas públicas y voluntad del liderazgo político y empresarial del país.
Seguridad ciudadana
Hace menos de una semana una joven de 22 años, estudiante de medicina, fue raptada y violada en Santiago de los Caballeros. Iba caminando por una de las calles de la Ciudad Corazón, cuando un carro la interceptó y dos hombres violaron su integridad física y moral. Es lamentable que hechos como este se repitan constantemente en nuestro país. La inseguridad nos azota a todos. La violencia de género se ha llevado a grandes mujeres, y a otras las continua atormentando. ¡Basta ya! No puede ser posible que en el 2011, por ejemplo, las fiscalías en todo el territorio nacional recibieron 64,869 denuncias, y solo un 4% de estas llegó a los tribunales, como señala la Agenda Feminista Dominicana.
Para cambiar esto, se hace imperante que las autoridades reformen la estructura del Ministerio Público que se encarga de recibir las denuncias, procesarlas, y darle seguimiento. De igual manera, la justicia, muchas veces actuando como cómplice de los implicados, incumple su papel.
Espacios en la esfera pública
En el siglo XX, las mujeres comenzaron a pasar de tener títulos monárquicos y aristocráticos, a tener puestos de mando y acción. Su papel en la toma de decisiones fue poco a poco siendo abierto. El derecho de las mujeres a votar en las elecciones en algunos países, fue una señal de este cambio. Hoy contamos con grandes líderes mundiales del género femenino, como Angela Merkel, Dilma Rousseff, Hillary Clinton, etc.
En nuestro país, muchas mujeres han ocupado espacios importantes en la esfera pública. Doña Milagros Ortiz Bosch fue la primera vicepresidenta de la República. Así mismo tenemos otra vez una mujer ocupando la vicepresidencia, la Dra. Margarita Cedeño de Fernández. Otras han dirigido importantes instituciones, como el Ministerio de Educación, la Cámara de Diputados, el Ministerio de Trabajo, la Fiscalía del Distrito Nacional, etc. También tenemos jueces en Altas Cortes y tribunales ordinarios, senadoras, diputadas, alcaldes y regidoras. Aún así, no ha sido suficiente…
Con más mujeres en espacios públicos, hay más garantías de acción y efectividad. Para esto, independientemente de demandar mayores designaciones de mujeres en puestos no electivos, es necesario que la competencia para cargos electivos sea equitativa, de manera que mujeres y hombres puedan competir en igualdad de condiciones.
Margaret Thatcher decía que “en política, si quieres que algo sea dicho, pídeselo a un hombre. Si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer”.
Estos son algunos de los retos que las mujeres dominicanas tienen en nuestra sociedad. Hay otros asuntos que también hacen parte de esta gama de tópicos, pero particularmente entiendo que estos tres son los principales y de los cuales se desprenden los demás. ¡Pronto lo lograremos!
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