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Ser mujer y viajar a más de 18,000 km. lejos de casa

  • 9 mayo, 2019
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Pueden llamarme loca, pero por años sentí ese deseo de escaparme por el mundo, coger un vuelo de ida sin tener bien clara la fecha de regreso. Y de repente me encuentro a 18,716 km., y 12 horas de diferencia horaria, de República Dominicana, en Bali. Viviendo el viaje de mi vida que además me ha llevado Turquía, Singapure, Malasia, Tailandia, Vietnam y La India.

Nunca imaginé que llegaría hasta aquí, pero mi curiosidad de conocer el mundo y ampliar mis conocimientos me han llevado a ignorar todo pensamiento negativo, a romper con la idea de que el Sudeste Asiático es peligroso, a ser mujer y sentirme libre de que nadie me mire con morbo. Es cierto que lo desconocido asusta, pero cuando llegas y te das cuenta que nadie esta esperando el momento oportuno para arrebatarte tus pertenencias, lo que te costó años de trabajos y sacrificios, te hacen sentir segura.

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Venir hasta aquí es terapia viva, es olvidarse de las manecillas del reloj, es saber esperar e ir a un ritmo donde lo importante no es accionar, sino detenerte a pensar si estás disfrutando lo que estás haciendo, pero sobre todo es respetar a cada ser humano, aquí no existen los insultos o palabras obscenas que le quiten valor a lo que somos. Es tener la valentía de ser agradecida y sonreír desinteresadamente.

Esta decisión ha jugado en mi un papel fundamental, sacar de mi cabeza esos prejuicios que no me dejaban ver más allá, porque tendemos a creer que lo único que existe es lo que está a nuestro alrededor, que la hora que marca nuestro reloj es la única y la real. No es así, pues todo depende del lugar en donde estés, de las personas con las que compartas y del momento que estés viviendo. Es tan real que aquí son 12:51 p.m. como que allá son las 12:51 a.m. o que en Bruselas son las 6:51 a.m.



Ser mujer y viajar por el mundo no siempre estuvo de la mano, y menos cuando en la época de nuestras abuelas lo fundamental era que permanecieran en el hogar cuidando a nuestros padres, organizando la casa y esperando al abuelo con la comida lista para servir. Hoy en día esa imagen que viví por años ha cambiado, mamá y papá han buscado el equilibrio para echar adelante la familia, tanto así que en algunos casos, como me tocó a mi, mamá le ha llevado la delantera.

Rostros de mujeres durante el recorrido por Cusco, Perú.

Mi padre siempre fue pasivo, el que dejaba que mamá accionara y tomara las decisiones del hogar. Esto me llevó a experimentar la otra cara de la moneda, donde la mujer jugaba el papel principal y ese modelo fue mi patrón.

Siempre he sido de esas mujeres independientes o al menos eso creo, constantemente buscando más allá de lo que está a la vista, inquieta y con deseos de explorar el mundo. Isleña, gracias a la dicha que me dio la vida de ir presumiendo ser del paraíso, República Dominicana. Un destino donde la mujer que viaja está acostumbrada a hacerlo acompañada, aunque cabe destacar que hoy en día eso ha ido cambiando y, poco a poco, son más las mujeres que han decidido dejar los miedos atrás e ir a descubrir nuevas culturas y tradiciones alrededor del mundo, acercándose a los locales y dejándose llevar por una realidad que hasta cierto punto es desconocida.  

A raíz de todo esto y mi curiosidad por entender las razones de por qué las mujeres en algún momento de su vida tienen el deseo de experimentar un viaje sola, conversé con la psicóloga Zoila Luna y me respondió lo siguiente: “No creo que una mujer viaje sola para empoderarse por encima de sus miedos, más bien entiendo que lo hace cuando está lista para iniciar una experiencia o una aventura con su única compañía. Las dominicanas somos muy gregarias, necesitamos de esa compañía, muchas veces en un buen número, la no decisión es porque de alguna forma nos podemos sentir abandonadas o que no pertenecemos”.

Mi historia inició en Madrid, cuando apenas tenía 24 años y dos maletas repletas de sueños. Lo dejé todo para empezar a escribir mi historia, esa que solo se descubre saliendo de tu zona de comodidad, enfrentando momentos difíciles y en los cuales no tienes a tus seres queridos al lado para levantarte cuando estás débil y sin deseos de seguir adelante.

“En nuestra cultura está muy arraigado el sentido de pertenencia. Este compartir permanentemente con la familia, con amigos muy cercanos o con el novio, nos resulta sumamente difícil de romper para iniciar a vivir esa experiencia», agregó Luna. Precisamente, fue en ese momento donde empecé a ver los viajes desde otra perspectiva, a entender el poder que había detrás de cada experiencia, y a empoderarme de quien era, esa mujer con ganas de comerse el mundo, pero que a veces, por ser mujer, los obstáculos la frenaban.

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Mi último recorrido por Zipaquirá, Colombia en febrero de 2019

Fui en búsqueda de un cambio, de nuevas oportunidades y con la finalidad de crecer como profesional, pero sin darme cuenta la vida también me hizo crecer en el ámbito personal. Esta soy yo, pero tal como plantea el informe anual 2017-2018 de ONU Mujeres, el turismo se ha convertido en uno de los movimientos fundamentales para el empoderamiento de la mujer y de una forma u otra abogar por igualdad, seguridad y justicia.

#MujeresQueViajanSolas

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“Viajar sola y ser mujer es dejar a un lado los miedos y darle la bienvenida al coraje, al reto constante de esperar lo que no se espera. Viajar para mi, es reconstruirme y aprender diferentes dimensiones de una misma perspectiva. Viajar sola es inspirarme a transformar lo viejo en algo nuevo, es ser tolerante, honesta y feliz sin importar las circunstancias. Es permitirle a la intuición que tenga vida propia. Viajar es mi arte vivo, es reconocerme en otros y en todos. Definitivamente, viajar es sanarme”.

Sanya Peña Pujols en uno de sus viajes por Hanoi, Vietnam.

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“Viajar sola me da la oportunidad de conocerme y de crecer. Me hace sentir libre e independiente. En el trayecto puedo encontrar pequeños contratiempos y detalles donde tengo que analizar y buscar soluciones, por ende, me ayuda a sentir que puedo valerme por mi misma”.

Patricia Delgado, dominicana residente en Estados Unidos.

La otra cara:

En muchas ocasiones, lo que se relaciona con mujeres que viajan solas son los destinos con mayor índice de violencias e inseguridades, pero hay entidades que, día a día, buscan aumentar el numero de ciudades y espacios públicos seguros, donde la mujer no sea víctima de acoso sexual o verbal y donde el género no defina el trato que deba dársele.

Uno de los atractivos turísticos de Tailandia son sus mercados, estas fotos fueron tomadas durante mi recorrido por el mercado ubicado entre los rieles por donde pasa el ferrocarril, Mae Klong

De acuerdo con el sondeo hecho en el 2018 por Thomson Reuters Fundation los tres destinos que encabezan el listado de los más peligros para las mujeres son: La India, Afganistán y Siria. Siendo los motivos principales, los riesgos de violencia sexual, acoso, trafico de personas, trabajos forzosos, acceso a atención sanitaria, recursos económicos y violencia domestica.

Por tal motivo también resulta interesante el cuestionarse la posición de los hombres entorno a este tema. “En el contexto cultural dominicano el hombre puede ver a una mujer que viaja sola, como una mujer a la que hay que temerle, porque es desafiante, que no puede controlar y que es muy independiente. La independencia en sentido general, aunque a mi no me gusta generalizar, resulta ser un elemento de mucho temor y amenaza para el hombre dominicano particularmente”, agrega Luna.

La India es tal como dicen, la amas o la odias. Amé la calidad humana de su gente.

Perspectiva masculina:

“Pienso que la mujer que viaja sola es una persona independiente, que no se lleva de prejuicios ni se deja arropar de los miedos. Se atreve a vivir y no depender de otros para hacer lo que quiere y lo que le gusta. Es una persona fuerte, que a pesar de que tendrá que luchar con el machismo, sea desde donde parte o en los destinos a visitar, supera todo por cumplir sus sueños y sus metas. Se conoce y valora más, sabe que no es indispensable contar con su “media naranja” para vivir, porque ya ella nació completa. No se limita, no se estanca, prefiere tropezar y levantarse mil veces, que arrepentirse de nunca haberlo intentado”. Guillermo Polanco, Abogado y Docente Universitario.

Al final el miedo a viajar a lo desconocido es inevitable, más el deseo de romper los esquemas e ir detrás de nuestras pasiones supera cualquier obstáculo que se presente en el camino, por eso quiero darte algunas recomendaciones si eres de las que ha decidido viajar sola por el mundo.

  • Investiga acerca de la situación sociopolítica del destino que quieres visitar.
  • Busca recomendaciones y opiniones de otras viajeras, así como de personas cercanas que han estado antes.
  • No te metas por todos los callejones que veas, trata de ir por calles con mayor flujo de personas y claras.
  • Es fundamental que lleves la ropa adecuada, hay destinos en los que es mal visto andar con blusas sin mangas, pantalones cortos, blusas escotadas o faldas por encima de las rodillas.
  • Si vas a andar sola y te gusta disfrutar de un trago, que sea moderado.
  • Guarda bien tus documentos, dinero y demás elementos de valor para tu viaje. Es cierto que es para vivir una experiencia diferente, pero debes tener precaución.
  • Arriésgate y lánzate, pero hazlo con conciencia.

Conoce cómo logré crear el hábito de viajar aquí

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